La provincia de Huelva es, en estos días, la base de pruebas de una idea que puede terminar con la resignación de muchas personas al ver como la necesaria actividad minera provoca una contaminación por filtración en los ríos que, en algunos casos, termina eliminando su color natural para pasar a tener el de los minerales que llegan al agua.
Se trata de un proyecto que se prueba con carácter pionero en la cuenca del Odiel y que se desarrolla en el marco del proyecto LIFE ETAD, cofinanciado por la Unión Europea, en el que participan Sacyr Construcción, como socio coordinador, la Consejería de Medio Ambiente, a través de la Agencia de Medio Ambiente y Agua, y la Universidad de Huelva.
En este proyecto, que cuenta con un presupuesto de 2'65 millones de euros, trabajan entre otros el investigador de la Universidad de Huelva José Miguel Nieto, que intenta pelear con métodos científicos contra las aguas ácidas, “resultado de la interacción del agua con los sulfuros y residuos de la minería, cargándose de ácido y metales”. Esta mezcla termina en las cuencas de los ríos y provoca una contaminación que, en algunos casos, es apreciable a simple vista.
En ese caso se encuentran los principales ríos onubenses, el Tinto y el Odiel, y los expertos han conseguido sacar adelante un sistema que permite transformar el agua contaminada en limpia, “de forma ecológica y a bajo coste”.
El objetivo final es el diseño y proceso optimizado de un sistema de tratamiento pasivo de drenajes ácidos de mina en una localización minera tipo en la Faja Pirítica, así como la construcción y puesta en marcha de una planta de tecnologías de tratamiento pasivo.
De esta forma, los expertos creen que se contribuirá a la consecución de los objetivos del Plan Hidrológico Nacional para los ríos Tinto, Odiel y Piedras y, asimismo, se obtendrán aguas depuradas para riego de plantaciones de viñedos y cítricos, una posible actividad económica alternativa en las áreas afectadas.
“Sin electricidad ni reactivos”
Los promotores de la iniciativa creen que el hecho de que el sistema no altere el ambiente “al no precisar para su uso ni electricidad ni reactivos” es uno de los factores a favor, e incluso la propia planta se ha pensado “de forma que, por gravedad, el agua vaya de una parte del sistema a otro y el coste de consumible es mínimo”.
Los expertos han probado con éxito en el laboratorio un sistema que se basa en pequeños granos de caliza, carbonato cálcico, como sustrato reactivo. Con el éxito en los despachos, ahora es el momento de salir al campo. En estos momentos se trabaja en el diseño de la planta de tratamiento que Sacyr construirá en 2015 en la parte alta de la cuenca del Odiel.
Los resultados previstos son la demostración de la capacidad de las tecnologías pasivas, a escala real, como tratamiento viable para drenajes ácidos de mina, la mejora de la calidad del agua en la zona y la utilización de tecnologías que resolverían un serio problema ambiental que afecta a aguas degradadas. De momento, el banco de pruebas será la actividad minera en Andalucía, aunque se trata de una idea que pretende ser un proyecto piloto de referencia para otras zonas con problemas similares en el continente europeo.
Y es que el sistema es tan simple como que la planta subirá el PH de las aguas de entorno al 3, que es lo que tienen los ríos contaminados, a por encima de 6 un nivel en el que todos los metales disueltos se precipitan. Para ello, se usarán unos filtros reactivos que usarán la gravedad para que el agua pase por ellos.
Se trata, como recuerda Nieto, de una idea que ha tenido algunos precedentes en los años 90, con tratamientos pasivos utilizados para aguas contaminadas por la minería del carbón en Estados Unidos, Canadá o Inglaterra. Pero las pruebas no tenían efectividad, ya que los filtros se colapsaban y perdían efectividad. Las pruebas realizadas de cara a trabajar en el río Odiel han solventado ese problema.
El campo de acción de los expertos será amplio, y está motivado por la intensa actividad minera realizada en la Faja Pirítica Ibérica, que ha provocado la existencia de minas abandonadas y residuos mineros en escombreras, depósitos de lodos o pozos a cielo abierto. Estos espacios degradados son la principal fuente de contaminación de las aguas subterráneas y superficiales de la Cuenca del Odiel, debido a los drenajes ácidos de mina que generan. Los drenajes ácidos de mina son aguas que sufren un descenso de PH hasta valores ácidos, y eso es, precisamente, lo que se quiere solventar.
En toda la faja pirítica
El trabajo de los expertos que han puesto en marcha la idea se podrá aplicar en toda la Faja Pirítica, una concentración de sulfuros masivos que se extiende a lo largo de gran parte del sur de la Península Ibérica. Tiene alrededor de 250 kilómetros de largo y de 30 a 50 de ancho, desde Alcácer do Sal (Portugal) a la provincia de Sevilla.
Se considera que ha albergado la mayor cantidad de reservas de metales no férricos del mundo. Los expertos calcular que desde hace 5.000 años han sido explotadas cerca de 2.000 millones de toneladas de mineral y aún quedan unas 400.
Cuenta con explotaciones en Canal-Caveira, Lousal, Aljustrel, Neves-Corvo y São Domingos (Portugal) y las zona onubenses, que en algunos casos se meten en el subsuelo sevillano, de Las Herrerías, Tharsis, La Joya, El Buitrón, Minas de Riotinto, San Miguel, Lomero-Poyatos, Cueva de la Mora, Cala, Castillo, Teuler, Mina de Aguas Teñidas y Las Cruces.
El trabajo de los expertos se encuentra con la tramitación de la patente en curso, pero ya ha despertado el interés de países suramericanos, de Sudáfrica o Japón, y ha demostrado que es eficaz en la mejora de la calidad del agua en la zona afectada directamente por la minería.