En mayo de 2011, el Partido Popular consiguió unos resultados inéditos en el hasta entonces llamado 'cinturón rojo' de Granada, el área metropolitana con más de 30 municipios que rodean la capital de la provincia, que suma alrededor de 250.000 habitantes y había sido tradicionalmente un feudo de PSOE e IU. De hecho, los resultados fueron tan buenos que influyeron decisivamente en la mayoría absoluta popular en la Diputación Provincial, que gobierna desde entonces por primera en su historia.
Sin embargo, menos de tres años después, el PP parece empeñado en desmantelar el crecimiento de las últimas municipales a base de dispararse en el pie con una serie de luchas intestinas que pueden costarle tanto las alcaldías que afianzase entonces por primera vez como la Diputación provincial que se ha convertido en la base de su poder en la provincia, mucho más que la capital dónde ya obtenía mayorías desde 2003.
El último episodio se ha vivido recientemente en Alfacar, municipio de apenas 5.500 habitantes, a pocos minutos de la capital, donde el PP obtuvo mayoría por primera vez en 2011, seis concejales sobre un total de 13 que gobernaban con apoyo de un independiente. Sin embargo, los populares han acabado teniendo que agotar su lista hasta los últimos puestos por la cascada de dimisiones provocada por una guerra interna entre la alcaldesa, María José Pino, la última en caer, y la concejal de cultura y su sucesora, Inmaculada López.
En 2012 ya dimitieron dos de los seis concejales en llegar al poder apenas un años antes. Este 6 de marzo de 2014 se formalizaba la renuncia de la hasta entonces alcaldesa y la primera teniente de alcalde, Pilar Puente. Ya había que remitirse en ese momento al noveno de la lista. Pero es que al menos tres de los candidatos que quedaban decidían renunciar, obligando a recurrir hasta a la número 13 para completar concejales. Así, el enfrentamiento entre los partidarios de Pino y los de López, 7 contra 6 de la candidatura de 2013, se acabó haciendo más evidente.
López ha sido una elección de la dirección provincial del PP, que encabeza el presidente Sebastián Pérez, también máximo mandatario de la Diputación provincial. Elección suya fue también el ya ex alcalde de Otura, Pedro Cabanillas, protagonista de una de las disputas más rocambolescas desde las municipales de 2011.
En dicho municipio de 6.000 habitantes, ciudad dormitorio de Granada capital, el PP obtuvo una mayoría absoluta de ocho concejales que él mismo ha volado con las salidas del gobierno y el partido, pero no la entrega de sus actas, del ex alcalde entre 2007 y 2012, Ignacio Fernández, y su sucesor Cabanillas, que dimitió este 2014. Ambos condenados en los tribunales y con denuncias cruzadas entre sí, su enfrentamiento fue mucho más público que el de Alfacar, donde las rivales políticas no han llegado a hacer declaraciones una contra otra.
Más soterrada es la disputa en Atarfe, donde gobierna el PSOE con apoyo de dos concejales de IU pero el PP triplicó su representación, de dos a seis ediles, en 2011, creciendo sobre todo a raíz de los numerosos escándalos urbanísticos que salpican al actual alcalde, Tomás Ruiz, y su antecesor, Víctor Sánchez. Allí, el presidente local, José Manuel Aranda, fue acusado de financiación ilegal de la campaña de las municipales por el marido de una de las concejales de su grupo político, María Contreras.
Aunque dicha demanda fue archivada, hizo evidente el enfrentamiento entre los partidarios de Aranda y Contreras y otra edil del grupo municipal. Los primeros habían pedido a la dirección provincial que las cesase por saltarse la disciplina de voto y apoyar al gobierno PSOE-IU, investigado por corrupción. Sin embargo, la respuesta del PP de Granada fue poner al grupo local bajo administración de una gestora. No está claro cuál será el resultado.
En 2011, el PP labró su mayoría en la Diputación gracias a escándalos como el 'caso Nevada', en Armilla, donde obtuvo la alcaldía pese a perder las elecciones gracias al apoyo de UPyD y los independientes y la perdió en una moción de censura cuando uno de estos cedió su voto a PSOE e IU.
Sin embargo, ahora son las peleas intestinas las que pueden lastrar unos resultados que le hagan volver a doblegarse ante una coalición de izquierdas en la institución provincial incluso si gana de nuevo en la capital. Irónicamente, la polémica alrededor del liderazgo de Sebastián Pérez, y por la que intenta asegurar direcciones afines en los municipios, se basa en sí da por perdida la Diputación y pretende ser el sucesor de José Torres Hurtado como alcalde de Granada.