Isla Mayor (Sevilla) vive empantanada por la recurrente crisis del cangrejo rojo. Cuando la prohibición de comerciar con el crustáceo parecía sorteada por excepciones introducidas por el Gobierno andaluz, el golpe llega de la nueva dirección socialista que tumbó en el Congreso una PNL del PP para autorizar la explotación del procambarus clarkii. “¿Y de qué voy a comer si no puedo pescar?”, dicen en un pueblo donde tres de cada cuatro casas dependen de la captura de una especie catalogada como invasora.
Sin cangrejo, los vecinos describen para la localidad plantada a las puertas de Doñana un futuro casi apocalíptico. “¿Dónde va a ir la gente a trabajar?”, pregunta el alcalde isleño, Juan Molero. “Esto pasaría de ser un pueblo colonizado a uno de emigrantes”, reitera. En la calle cunde la idea de una suerte de “obsesión” por abocar a Isla Mayor a un drama social de imprevisibles consecuencias. Y el regidor socialista señala sin tapujos: “el nuevo ‘ecoPSOE’ de Pedro Sánchez ha abandonado al medio rural”.
Alude Molero al primer encontronazo de los diputados socialistas en el Congreso al hilo de la modificación de la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad aprobada bajo el mandato como ministra de Medio Ambiente de la ahora presidenta del PSOE, Cristina Narbona. El Parlamento de Andalucía había reclamado medidas para buscar soluciones y la región incluso había salvado con un Plan de Control la sentencia del Tribunal Supremo que, como adelantó eldiario.es Andalucía, prohibía la pesca y comercio del cangrejo rojo.
El conflicto tiene su origen en la sentencia del Tribunal Supremo de 2016 en la que el alto tribunal da la razón a grupos ecologistas que reclamaban la inclusión de ocho especies en el catálogo de especies invasoras, entre ellas, el cangrejo rojo. La sentencia se basa en informes científicos del CSIC y otros expertos que prueban el carácter invasor y la amenaza grave que suponen sobre las especies autóctonas, el medio ambiente y los hábitats y ecosistemas. Sin embargo, la prhibición de posesión, transporte, tráfico y comercio de ejemplares vivos o muertos, incluyendo el comercio exterior implica un mazazo para el sector.
Porque el sector deja en la comarca una facturación de 20 millones de euros anuales con más de 180.000 jornales al año y unos 500 pescadores. Además, están las industrias auxiliares, “el que cose redes y las vende” o “muchísimas mujeres que trabajan en los viveros”, explica Molero. Negar la principal vía de ingresos a las familias lleva al municipio, de 6.000 habitantes, “a un futuro muy oscuro”.
“Si no tengo para dar de comer a mi hija, ¿qué hago?”
“Muy bien, me quitan el cangrejo, pero cuando no tenga para comprarle los libros del colegio a mi hija o ni siquiera tenga para comer, ¿qué hago?”, pregunta un pescador que prefiere mantener el anonimato. Porque ya la situación es difícil, dice. La campaña de pesca “va de julio a septiembre a octubre, poco más”, y ahí muchos tienen que acumular “algo de dinero” para todo el año.
“Sé de gente que deja fiado el pan, no cosas de lujo, sino el pan, y luego cuando llega la campaña pues paga en la tienda, ¿qué va a hacer la criatura?”, relata. Los cultivos del entorno “dan peonadas, cada vez menos, pero ninguna en los meses del cangrejo”. Pocas opciones a la vista. “No hay fresas, no hay arándanos, ni patata, ni melón, ni naranjas… Y sin trabajo, ¿de qué comemos?”.
“En el pueblo hay familias enteras dedicadas al cangrejo”, según el alcalde de Isla Mayor. “Trabajan pescando padres e hijos, madres e hijas en los viveros, cosen sus propias redes y las venden”, relata. “Es su única salida laboral para pagar la comida, la luz, el agua... es que si esto se acaba es un desastre”.
La pesca del cangrejo, además, “no es ninguna ganga”. La época estival castiga a los pescadores con altas temperaturas y “tienes que trabajar de noche, metido en el agua, entre mosquitos… duro es”, cuenta a este periódico un veterano de estas lides, Francisco Galera. Lo más peligroso, dice Juan Zabala, “es que no tenemos ninguna cobertura y si cogemos la fiebre de las ratas o nos cortamos en un pie nos quedamos sin nada”.
El Ayuntamiento pide al Gobierno otra oportunidad
El Ayuntamiento de Isla Mayor, para hacer frente la nueva crisis, ha aprobado por unanimidad una moción que insta al Gobierno de España “a negociar con todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso de los Diputados para que se ponga en marcha una nueva modificación de la ley”. Una segunda oportunidad para aprobar la supervivencia del sector cangrejero.
Aunque la campaña pesquera que arranca en unas semanas “parece que no peligra porque al empuje ecologista no le daría tiempo a tumbar el actual plan de control de la Junta de Andalucía por mucho que corran en los juzgados”, apunta Juan Molero. Pero “un 70% de la población vive directa o indirectamente del cangrejo” y sin la pesca “el paro sería enorme”, generando “una situación insostenible”.
Alimento de aves
Desde la Corporación municipal insisten en que el cangrejo rojo americano “ya está naturalizado en las marismas del río Guadalquivir y además tiene el visto bueno de los rectores de Doñana” porque el crustáceo se ha convertido en una pieza codiciada por las aves que aprovechan la despensa del parque nacional. “Y además es una especie introducida en los años 70 por la administración central como medida, precisamente, de apoyo al empleo en el medio rural”, subrayan.
“Los que estamos en la calle vemos el problema diario de los vecinos y está claro que si no hay solución a la crisis del cangrejo, nos llevan a un verdadero drama social”, dice el alcalde. Las empresas “estarían abocadas a cerrar”. Y los pescadores solo piden seguir sacando de los canales el sustento rojo: “No entendemos nada, nos quieren quitar nuestro medio de vida y nos dejan sin nada para el día de mañana”.