“Pasaba con el coche por un barrio de Nerva cuando, de pronto, vi una columna de humo en el vertedero y paré a hacer fotos. Mi novio decía que era un incendio, pero a mí no me lo pareció. Fuera lo que fuera, era peligroso”. Desde el martes por la noche, las fotos de N.C.R. han corrido como la pólvora por webs, blogs y redes sociales. En ellas se ve una fuerte humareda saliendo del vertedero de residuos tóxicos y peligrosos de Nerva (Huelva).
Ecologistas en Acción decidió denunciar el “supuesto incendio” ante los medios de comunicación, ya que los vecinos, “que tienen el vertedero a unos 800 metros, vieron salir varias columnas de humo blanco y se pusieron en contacto con nosotros”.
Ante la denuncia pública, Befesa, la empresa responsable de las instalaciones, se ha visto obligada a dar explicaciones. Aseguran que no se trataba de un incendio, sino de una nube de vapor generada por un residuo “que venía a una temperatura mayor de la apropiada y que había que meter en agua para enfriarlo. Es un procedimiento habitual”.
“Es una supuesta irregularidad. Pueden ser vapores tóxicos que salen fuera de la instalación y que pueden generar problemas de salud al inhalarse”, denuncia Juan Romero, responsable de Ecologistas en Acción en Doñana y vecino de la zona.
Escorias de fundición a 200 grados
¿Se trataba entonces de una sustancia perjudicial para la salud? En Befesa guardan silencio sobre este punto y no aclaran de qué residuo se trata. La clave la da el propio Ayuntamiento de Nerva. “Eran escorias de fundición que suelen llegar aquí a unos 200 grados. Para evitar incendios, las cenizas se enfrían antes de verterse. Lo que se desprende es vapor de agua, que no resulta peligroso”, explica José Antonio Ayala, concejal de medio ambiente de la localidad onubense. “No supone ningún peligro para la población”, insisten los responsables de la instalación.
La autora de las fotos cuenta que, tres horas después, cuando volvió a pasar cerca de la planta, la humareda había desaparecido. “Se disipó rápidamente, por la noche ya no quedaba ni rastro”, cuenta.
Aunque en esta ocasión sólo se trataba de vapor inocuo, la polémica ha servido para que el Ayuntamiento de Nerva intervenga. “El alcalde ha exigido a la Junta de Andalucía que esto no vuelva ocurrir. Con consecuencias o sin ellas, hay que evitar alarmas, molestias y problemas a la población. La empresa y la Junta deberían actuar”, reclama Ayala, quien, aparte de concejal, es funcionario y coordinador de medio ambiente en la comarca minera de Huelva.
El expediente ambiental
Desde que se inauguró en 1998, la planta de residuos tóxicos y peligrosos, que tiene una vida útil de 25 años y una capacidad de 958.572 metros cúbicos, arrastra un expediente ambiental con todo tipo de irregularidades. Desde tráfico ilegal de residuos tóxicos a sanciones, pasando por vertidos incontrolados e incendios, que terminaron llevando a que en 2011 se cerraran las instalaciones durante dos semanas.
El vertedero se abrió con las reticencias de vecinos y ecologistas, ya que se encuentra a menos de un kilómetro de Nerva, el río Tinto y el embalse del Jarrama. Actualmente sigue teniendo en contra tanto a la oposición de la localidad (Partido Popular, Izquierda Unida y Partido Andalucista) como a un sector de ciudadanos preocupados por su salud y el medio ambiente, que ha creado su propia página de Facebook: Círculo de Enemigos del Vertedero.
“Somos el retrete tóxico de toda Europa. Los agentes químicos que llegan aquí se transmiten a través del agua, el aire y el suelo. Son sustancias cancerígenas o bioacumulativas. Las tasas de cáncer en la cuenca minera son muy elevadas, por eso queremos que se lleve a cabo un estudio epidemiológico en la población de la zona”, afirma Ecologistas en Acción.
La organización asegura que denunciará lo ocurrido esta semana ante la Junta de Andalucía. No es la primera vez que lo hace. En febrero del año pasado, enviaron una carta a Susana Díaz en la que denunciaban que “las nubes de polvo que se producen en los incendios (…) terminan depositadas fuera del vaso del vertedero. SeguÌn los vientos predominantes, el desplazamiento de estas nubes de residuos tóxicos sigue una de estas dos direcciones: hacia el mencionado pantano del Jarrama del que bebemos todos los habitantes de la Cuenca Minera o directamente hacia la población de Nerva”.
La organización subrayaba que “en la uÌltima deÌcada, han ocurrido cinco incendios dentro del vertedero que, ademaÌs de poner en peligro a la poblacioÌn, han originado considerables columnas de humos toÌxicos”. Le solicitaban a la presidenta andaluza que cerrara el vertedero. Un año después no han recibido respuesta.