Los disturbios de tinte racista estos días en Pedrera, un municipio de Sevilla de poco más de 5.000 habitantes, han vuelto a evidenciar que la llama de la xenofobia está latente y siempre a punto de reavivarse. No es la primera vez que un municipio de esta provincia salta a primera plana por incidentes de este tipo en los últimos años, si bien en esta ocasión han venido acompañados también por la guerra política después de las palabras del alcalde, Antonio Nogales (IU), para intentar contener a los exaltados.
En los vecinos municipios de El Saucejo y Estepa, sus regidores también tuvieron que lidiar con el levantamiento de una parte de la población contra minorías en sucesos que terminaron con numerosos detenidos por la Guardia Civil después de que un incidente o una situación concreta fuera usada como motivo para justificar el ataque a todo un colectivo, que es lo que ha ocurrido en Pedrera por lo que empezó con un conflicto de tráfico.
En El Saucejo fue en 2006, cuando una pelea en la romería del pueblo degeneró en un intento de linchamiento de la comunidad gitana y el asalto a unas viviendas de protección oficial (VPO) que se construían cerca con el objetivo de evitar que les fueran adjudicadas. En Estepa, el verano de 2014, una oleada de robos, con medio centenar de denuncias en unos meses, llevó a un grupo de vecinos a asaltar varias viviendas -incluso incendiaron un par de ellas- ocupadas por familias del conocido como clan de Los Chorizos, a los que culparon.
Son hechos aislados pero frecuentes: Andalucía registró en 2016 un total de 57 incidentes relacionados con delitos de odio racial, xenófobo o de otra intolerancia, según el último informe del Movimiento contra la Intolerancia, pendiente de publicar el de 2017. Son incidentes en todo el territorio, por lo que desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) se apresuran en matizar que “no hay unas características especiales en la Sierra Sur de Sevilla que hagan a esta comarca más proclive a comportamientos de este tipo”, especialmente porque su gente se ha caracterizado siempre “por ser un ejemplo de convivencia”.
Efecto contagio
Por su parte, Juan Reyes, de la Fundación Secretariado Gitano, lamenta que se trata de “personas que están asentadas desde hace mucho tiempo en pueblos de Andalucía, viven del campo y lo hacen con cierta normalidad, pero cuando hay un choque, no son ni ciudadanos ni trabajadores, sino extranjeros y gitanos a los que hay que echar y maltratar sus bienes”. Tampoco da “crédito” a reacción del alcalde de Pedrera porque “perdió los nervios pero en un cargo público no se puede permitir”. En su opinión, puede haber de fondo la pugna de pobres contra pobres, porque muchos han usado contra estos rumanos la justificación de que el Ayuntamiento de Pedrera los beneficia: “Si tuviesen las mínimas oportunidades, por ejemplo para trabajos dignos, no serían la totalidad de beneficiarios de servicios públicos, pero existe la discriminación y tienen que perpetuarse en la solidaridad”.
Recuerda también que “estas situaciones son cíclicas” y se remite a los primeros focos en los años 80 en Mancha Real, Torredonjimeno y Martos, “si bien hemos avanzado porque entonces había pasividad por parte de las fuerzas de seguridad ciudadana y ahora actúa como tienen que hacerlo”. Precisamente, esos episodios fueron objeto de un estudio de Manuel Ángel Río Ruiz, quien planteó cierta correlación entre los mismos. Esto explicaría por qué hay gente que se ha encontrado legitimada en sucesos previos en otras poblaciones de la misma comarca para estas reacciones violentas.
El caso es que la convivencia se ha roto estos días en Pedrera sin que la Red Anti-Rumores creada en 2015 por la Junta de Andalucía precisamente para combatir los estereotipos hacia los inmigrantes haya podido evitarlo, dado que en este caso el objetivo de la turba han sido los rumanos que residen en el pueblo. “No somos racistas”, claman desde Pedrera. “Que se vayan”, gritan algunos vecinos.
Desde Apdha insisten en expresar su “condena” por estas agresiones “xenófobas” y han deseado que “en esta delicada situación de convivencia, todos sean capaces de reconducir la tensión a la concordia que Pedrera merece, por haber hecho de la apertura y la acogida sus señas de identidad”. También ha criticado Apdha que haya partidos que intenten “ sacar rédito electoral, con lemas de campaña volcados en la seguridad ciudadana y en la defensa de los autóctonos frente a las extranjeros, utilizando eslóganes tan falsos como de fácil calado”.
Lo sucedido provoca “rabia y tristeza” a esta asociación por que “unas cuantas personas, aprovechándose de unas circunstancias puntuales, hayan atizado el odio al diferente y propagado mensajes de carácter claramente racista entre la población”. Especialmente porque estos comportamientos están enturbiando la convivencia en “un pueblo que se ha distinguido por la apertura de mentalidad que le proporcionó el haber sido emigrante en épocas pasadas” por lo que es “solidario, abierto y acogedor hoy de personas que vienen a nuestro país”.