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El sector de la Dependencia, pilar del Estado de Bienestar

En esta pandemia son diversos los sectores del trabajo que se han descubierto como esenciales y uno de ellos, sin duda, es el sector de la dependencia. Hablamos de un sector que ayuda a las personas dependientes usuarias de recursos como la ayuda a domicilio, centros residenciales, centros de día o de noche. Y es grave tener que denunciar que, en un contexto como el actual, estamos ante un sector tan esencial como precario.

La dependencia, que ya sufrió los recortes y hachazos en lo peor de la crisis en 2012, se ha mantenido en pie gracias al esfuerzo y dedicación de sus trabajadoras, pues hablamos de un sector feminizado en un 85% en el conjunto del sector y que supera el 90% en un ámbito concreto como es la ayuda a domicilio.

Las cifras que explican la precariedad que denunciamos hablan por sí solas y nos muestran que estas trabajadoras y trabajadores sufren de bajos salarios que en demasiadas ocasiones no alcanzan el Salario Mínimo Interprofesional. En Andalucía, tenemos los precios plaza que pagan las administraciones por los conciertos con empresas privadas muy bajos y en el caso de la ayuda a domicilio lleva congelado en 13 euros/hora desde 2008; un 30% del empleo es a tiempo parcial; y una temporalidad que sobrepasa el 35%. Además, la crisis sanitaria generada por la COVID-19, que ha expuesto a un mayor riesgo a las usuarias y usuarios de este sector, ha golpeado también a las personas trabajadoras de la dependencia, que han sufrido un número importante de contagios, más de 1.700, y  donde ha habido que lamentar tres fallecimientos, según datos del IECA. En definitiva, estos datos ponen al descubierto el riesgo sanitario y las profundas carencias del sistema de dependencia cuya seña de identidad es, como ya apuntaba, la pobreza laboral.

CCOO ha reivindicado, antes y durante la pandemia, que la situación de empobrecimiento y devaluación de las condiciones laborales que padecen las trabajadoras y trabajadores de la dependencia es intolerable. Como sociedad, es fundamental reconocer a este colectivo no solo con aplauso sino con empleo de calidad y mejores condiciones de trabajo. Por ello, CCOO de Andalucía ha puesto en el centro de este 7 de octubre, Día Mundial del Trabajo Decente, las demandas y reivindicaciones de las personas trabajadoras del sector de la dependencia especialmente expuestas. Y no vamos a parar.

Para reforzar de forma integral el sistema de atención y ayuda a la dependencia, tanto en España como en Andalucía, el diálogo social es un pilar insustituible.

En el ámbito estatal, valoramos los 600 millones destinados en el denominado “plan de choque para la dependencia” pero se quedan cortos pues, según cálculos de CCOO, son necesarios, al menos, 1.000 millones anuales durante tres años para lograr apuntalar el sistema.

En el ámbito autonómico, el Gobierno andaluz no puede eludir su responsabilidad y debe garantizar las cláusulas sociales, paralizando la deriva de subcontratación especulativa poniendo freno a licitaciones ‘low cost’ a costa de la salud y la calidad del empleo de las personas trabajadoras del sistema de dependencia. Es un anacronismo que los precios fijados por la Junta de Andalucía impidan que puedan mejorarse los convenios colectivos y, frente a discriminaciones como la congelación del precio plaza que denunciamos en la ayuda a domicilio, reclamamos una actualización hasta los 18 euros. Asimismo, exigimos un incremento del 20% de los precios/hora de residencias y centros de día; y un incremento adicional del 10% para abordar las adaptaciones necesarias derivadas de la pandemia. Además, es urgente mejorar las ratios y adaptar los planes de prevención de riesgos laborales, lo que implica un incremento presupuestario sustancial e inaplazable para 2021 por parte de la Junta de Andalucía.

El Ejecutivo andaluz no puede dedicarse, como ha hecho con el decreto ley 24/2020 que modifica el sistema de dependencia, ni a maquillar listas de espera en las que hay 63.923 personas con derecho reconocido que esperan algún tipo de prestación, ni a retirar las competencias a las corporaciones locales sin justificación y sin la participación que la propia ley de Servicios Sociales prevé.

Las soluciones pasan por la participación de los agentes sociales en la búsqueda de soluciones; por dotar el sistema de una financiación justa y adecuada, para que todas las personas dependientes accedan a los servicios a los que tienen derecho;  para que las condiciones laborales de sus trabajadores y trabajadoras mejoren y reciban el reconocimiento que merecen; y para reforzar el sistema de dependencia como parte del pilar de nuestro Estado de Social que es.

En esta pandemia son diversos los sectores del trabajo que se han descubierto como esenciales y uno de ellos, sin duda, es el sector de la dependencia. Hablamos de un sector que ayuda a las personas dependientes usuarias de recursos como la ayuda a domicilio, centros residenciales, centros de día o de noche. Y es grave tener que denunciar que, en un contexto como el actual, estamos ante un sector tan esencial como precario.

La dependencia, que ya sufrió los recortes y hachazos en lo peor de la crisis en 2012, se ha mantenido en pie gracias al esfuerzo y dedicación de sus trabajadoras, pues hablamos de un sector feminizado en un 85% en el conjunto del sector y que supera el 90% en un ámbito concreto como es la ayuda a domicilio.