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La huelga de las faeneras malagueñas de 1918 vuelve a la actualidad: “Quieren quitarnos derechos”

Marcha en homenaje a las faeneras malagueñas | N.C.

Néstor Cenizo

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La huelga de las faeneras malagueñas como símbolo y ejemplo en tiempos convulsos para la mujer. Hace 101 años, las mujeres malagueñas salieron a la calle para abanderar la lucha obrera de siempre: pedían pan y trabajo. Pero esta vez fueron las trabajadoras de las pasas, las almendreras, las estuchistas, las zurcidoras y trabajadoras del textil, las que hicieron frente a la carestía y el encarecimiento de los alimentos básicos que convenía a la oligarquía. El precio fue alto: dos mujeres y dos hombres murieron en las cargas de la Guardia Civil y los militares. Hubo decenas de heridos entre la población civil, casi todos por sable.

Este sábado, un centenar de malagueñas y malagueños recordaron con una marcha aquel episodio vinculándolo a las actuales reivindicaciones contra la precariedad, la pobreza energética y la posible regresión en los derechos de las mujeres. La lucha de las faeneras es nuestra lucha hoy, vinieron a decir. “Hacemos un paralelismo con lo que ocurre ahora porque quieren quitarnos derechos y volvemos a la precariedad, a no poder vivir con un sueldo. ¿Cuántos trabajadores son pobres de necesidad y no llegan al día 20?”, se preguntaba María Ángeles Rubio, una de las portavoces de la recién constituida Plataforma por la Memoria de las Faeneras.

El de las faeneras es un singular episodio histórico ocurrido en Málaga en los primeros días de 1918. Eran tiempos de guerra, y gran parte del pescado se exportaba a Alemania. La guerra provocó una espiral inflacionista, y cuando los alimentos empezaron a escasear y los precios se pusieron por las nubes, las faeneras se plantaron con una manifestación el 9 de enero.

Entre 800 y 1.000 mujeres se manifestaron, “vista la pasividad de las autoridades (…) y el ansia de lucro desmedido de acaparadores sin conciencia”, según recogieron las crónicas. A partir de entonces, el movimiento fue creciendo, siempre liderado por las mujeres. “Fueron las mujeres, de casa a casa, de corralón a corralón, de puente a puente, y fue una cosa preciosa”, recordó este sábado María Ángeles Rubio. Concha Mesa, una anciana de 80 años, fue elegida para exponer al gobernador las reivindicaciones de las faeneras. “¡La guerra no la tenemos en Málaga; ni el pescado viene de Alemania!”, le dijeron al alcalde.

El 13 de enero de 1918, unas dos mil mujeres se reunieron en calle Beatas, y entre cinco y seis mil se quedaron a la puerta. Acordaron requisar las patatas y pescado de las lonjas para venderlos a precios asequibles. Fue entonces cuando la autoridad decidió intervenir.

Lo que había sido visto hasta entonces como un movimiento simpático y se había resuelto con cierta condescendencia paternalista, pasó a considerarse un problema de orden público de primer rango. Cuando el 15 de enero coincidieron ante la sede del Gobierno Civil la manifestación de las faeneras con otra de los Altos Hornos, alguien dio la orden de cargar. La represión fue brutal, con cargas de fusilería y enfrentamientos nocturnos. Cuatro trabajadores, dos mujeres y dos hombres, murieron.

Toda esta historia quedó reflejada en las crónicas de la época, que componen un fresco magnífico para comprobar cómo viró la percepción de la prensa. “¡Si las mujeres mandasen!”, tituló El Regional el día posterior a la primera manifestación, a la que definía como el “primer aldabonazo de la miseria del pueblo dado a las puertas de la ineficacia oficial”. El 15 de enero su titular era este: “La ciudad a merced de las mujeres”.

Finalmente, las mujeres consiguieron que las autoridades se movilizaran, pero adoptando medidas puramente asistenciales.  Se entregaron bonos para pan, que empezó a venderse a 40 céntimos, y se llevaron cocinas portátiles a los barrios obreros. Las autoridades intentaron aplacar la rabia popular con censura, y 23 personas fueron detenidas por una silba al Gobernador, que dimitió cuatro días después de las cargas. Nunca se depuraron las responsabilidades.

Una lucha vigente

Una lucha vigenteEste episodio, que estuvo décadas en el olvido, está siendo rescatado por el movimiento feminista y por algunas historiadoras. Dolores Ramos fue la pionera al investigarlo para su tesis doctoral. El año pasado, Raquel Zugasti, también historiadora, presentó los resultados de su investigación a partir de las publicaciones en la prensa de aquellos días. Para ella, se trata de un caso casi sin antecedentes de ocupación del espacio público y de autoorganización femenina como movimiento político. “El gran mérito de estas mujeres fue hacerlo en un contexto de absoluto sometimiento al hombre”, explicaba el año pasado a eldiario.es/Andalucía.

“Es una lucha que está vigente. Las mujeres tenemos que seguir luchando por nuestros derechos, por lo que significa el ámbito de los cuidados, de lo más personal que también es político”, destaca Ysabel Torralbo, portavoz del grupo municipal Málaga Ahora y presente en la marcha. Para Torralbo, el de las faeneras es un “protofeminismo” que sirve de ejemplo en un momento en que algunos “nos quieren llevar a un siglo atrás”.

Este sábado, los lemas habían cambiado pero las reivindicaciones son parecidas. “¡Hay que hacer lo que no hacen los hombres! ¡No se puede vivir! ¡Hay hambre en nuestras casas! ¡Pan y trabajo o de lo contrario veremos lo que ocurre!”, gritaban hace más de un siglo por las calles de Málaga. “¡Que viva la lucha de la mujer obrera! ¡Nuestros derechos no se negocian! ¡Mujer extranjera la misma clase obrera!”, se escuchó este sábado.

Las mujeres marcharon en cabeza, mientras los hombres, que también los hubo, se quedaban en segundo plano. Muchas acudieron vestidas de faeneras, para rendir homenaje a aquellas pioneras tanto tiempo olvidadas. “Lo han intentado esconder, pero las mujeres de Málaga no vamos a permitir que la historia de las mujeres de Málaga se esconda. Vamos a salir cada año”, anunció este sábado María Ángeles Rubio.

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