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Castillo de Locubín rinde culto a la cereza

La Fiesta de la Cereza de Castillo de Locubín es el mejor ejemplo de cómo una actividad agropecuaria puede convertirse en un atractivo turístico y gastronómico. Cada año, cuando la cereza está casi lista para ser recogida, este municipio de la Sierra Sur de Jaén con poco más de 4.000 habitantes se prepara para una fiesta que, con más de 35 años, se ha convertido en toda una tradición.

Situado en lugar escarpado, sobre un valle y junto a un río, su historia ha estado ligada en buena parte a Alcalá la Real (Alcalá de Benzaide), ya que era uno de sus castillos. Por esta ubicación recibió su nombre al-´uqubin, que significa “de las águilas” en lengua árabe. La localidad, tras varios intentos se convirtió en un municipio independiente en 1835 y en el 1915, recibió la denominación de ciudad.

Ahora, dobla su población cada año con la celebración de esta fiesta de la cereza, que aspira a ser declarada Bien de Interés Turístico, de hecho ya el año pasado se recogieron firmas para solicitarlo a la Junta de Andalucía.

Los orígenes

Fue un 1 de julio de 1984 cuando el pueblo decidió rendir tributo a su producto estrella. El Ayuntamiento, en colaboración con la única asociación de mujeres que existía en aquella época en el municipio, la Asociación de Amas de Casa “La Villeta”, organizó una jornada para exponer en el Parque Municipal distintos platos y postres, todos ellos elaborados con cerezas.

Los primeros años, la fiesta duraba solo un día, en el cual se celebraba un concurso gastronómico y de productores casi exclusivamente a nivel local. Poco a poco, se fueron introduciendo numerosas actividades: concursos literarios, jornadas sobre el cultivo de la cereza… hasta alcanzar el formato actual.

En un principio, se empezó celebrando dentro del Parque Municipal, pero debido al crecimiento de la cita hubo que extender la ubicación a calles aledañas y cada año se ve enriquecido con nuevas aportaciones que permiten el crecimiento y desarrollo de la Fiesta.

Alta cocina con cerezas

Hoy, 36 años después, la fiesta se ha ampliado a tres días, y se celebrará del 14 al 16 de junio. Ya no son unos cuantos platos expuestos sino que hay todo un programa de actividades variadas que giran entorno al fruto rojo: poesía, pintura, verbenas, tiro al plato, carreras, degustaciones, mercado, pasacalles, exposiciones...

Unas de las últimas actividades en añadirse es el concurso de Alta Cocina “Cereza Castillera” que este año celebrará su cuarta edición. Los cocineros finalistas realizan durante la fiesta sus platos donde el producto estrella es, como no puede ser de otro modo, la cereza. En 2018 algunas de las recetas finalistas tenían nombres tan sugerentes como 'conejo en escabeche de cerezas', 'fondo oscuro, pichón y navajas', o 'murano de cerezas'. También hay un concurso popular de recetas con cuatro categorías: platos especiales, postres y dulces, bebidas y productores.

La cereza es un fruto muy versátil que se utiliza tanto para platos dulces como salados, incluso para hacer vinagre. Algunos de los platos típicos son el gazpacho de cerezas, la mermelada, o el Joyico (una especie de montadito de pan, aceite, jamón y cerezas).

Paisaje de cerezos

La provincia de Jaén, con más de 1.300 hectáreas de cultivo de cerezos, es la principal productora en Andalucía y la tercera provincia en España. Este año se espera en torno a 1,6 millones de kilos.

El 80% de las cerezas de Jaén se producen en la Sierra Sur, en los municipios de Castillo de Locubín, Alcalá la Real y Alcaudete. La producción restante, en Torres, municipio de Sierra Mágina. Lugares donde los cerezos se visten de blanco en el mes de abril, cuando florecen, y se tiñen de rojo en junio.

La Fiesta de la Cereza de Castillo de Locubín es el mejor ejemplo de cómo una actividad agropecuaria puede convertirse en un atractivo turístico y gastronómico. Cada año, cuando la cereza está casi lista para ser recogida, este municipio de la Sierra Sur de Jaén con poco más de 4.000 habitantes se prepara para una fiesta que, con más de 35 años, se ha convertido en toda una tradición.

Situado en lugar escarpado, sobre un valle y junto a un río, su historia ha estado ligada en buena parte a Alcalá la Real (Alcalá de Benzaide), ya que era uno de sus castillos. Por esta ubicación recibió su nombre al-´uqubin, que significa “de las águilas” en lengua árabe. La localidad, tras varios intentos se convirtió en un municipio independiente en 1835 y en el 1915, recibió la denominación de ciudad.