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Alejandro Amenábar: “El auténtico placer de esta profesión es sentirte comprendido”

El fin de semana de estreno no ha podido tratar mejor a Mientras dure la guerra, la última película de Alejandro Aménabar, el que fuera niño pródigo del cine español en los 90 (Tesis, Abre los ojos) y convertido, dos décadas después, en uno de sus mayores baluartes.

Alejandro Amenábar es un director sólido, que ha sabido transitar por géneros como el suspense, el terror o el drama, manteniendo un sello propio y una enorme capacidad para contar historias. Amenábar participará este jueves 3 de octubre a las 20.15 en un encuentro con el público presentado por FilmAnd, en el Nervión PlazaNervión Plaza, tras la proyección de la película (entradas disponibles aquí).

Aunque ya había visitado el cine de época con la superproducción Ágora, Mientras dure la guerra suponía para el cineasta el reto de enfrentarse a la Guerra Civil española, una historia de enfrentamiento, que se saldó con 40 años de dictadura franquista y, sólo en Andalucía con más de 45.000 desaparecidos.

Con Mientras dure la guerra, Amenábar disecciona y da vida a unos de los momentos más representativos de la contienda: el posicionamiento del escritor Miguel de Unamuno frente al golpe de Estado contra la legalidad vigente de la República. Aunque en un primer momento se manifestó a favor de la rebelión militar, los desmanes de la sublevación contra la República le hicieron cambiar de parecer. De ahí nace su discurso en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, centro del que era rector, y del que, según las crónicas de la época salió su célebre cita “Venceréis, pero no convenceréis”. Fue su respuesta al “¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!”, atribuido al militar franquista Millán-Astray (Eduard Fernández)

Según el cineasta, la frase de Unamuno, interpretado por Karra Elejalde en la película, lo convirtió “en un mito, pero no existen registros sonoros ni transcripción del discurso y sí muchas versiones de lo que dijo, aparte de la propaganda de unos y otros, de ahí la polémica. La evidencia más clara de que don Miguel lió una buena durante aquel acto es que esa misma tarde le revocaron el acceso de socio al Casino de Salamanca y dos días después fue destituido como rector de la Universidad de Salamanca y pusieron un guardia en la puerta de su casa. O sea, que algo muy gordo tuvo que pasar”.

¿Cómo ha sido acercarse a figuras del tamaño histórico del escritor Miguel de Unamuno, Millán-Astray o el dictador Francisco Franco?

Como cualquier escritor, he intentado documentarme lo máximo posible e intentar acotar el alma de cada uno de ellos. Unamuno es el héroe de mi película, pero Millán-Astray era el más fácil, porque hay muchas anécdotas cruzadas y todas hablan de una persona extrovertida. Con Franco, había que entrar mucho en su cabeza, ya que podía ser muy inexpresivo e impenetrable. Ahí estaba el desafío. Quería quitarme de encima el personaje como entelequia o como icono. Parece que todo el mundo lo conoce, pero la realidad es que no, ya que él mismo se reinventaba constantemente. Dar con el Franco de aquel momento era lo más complicado.

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El fin de semana de estreno no ha podido tratar mejor a Mientras dure la guerra, la última película de Alejandro Aménabar, el que fuera niño pródigo del cine español en los 90 (Tesis, Abre los ojos) y convertido, dos décadas después, en uno de sus mayores baluartes.

Alejandro Amenábar es un director sólido, que ha sabido transitar por géneros como el suspense, el terror o el drama, manteniendo un sello propio y una enorme capacidad para contar historias. Amenábar participará este jueves 3 de octubre a las 20.15 en un encuentro con el público presentado por FilmAnd, en el Nervión PlazaNervión Plaza, tras la proyección de la película (entradas disponibles aquí).