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Darío Grandinetti: “Huelva siempre ha sido el primer festival por el que el cine iberoamericano accedía a Europa”

Redacción Filmand

El actor argentino Darío Grandinetti (Rosario, 1955) recibe el premio Ciudad de Huelva por su amplia carrera profesional. Este galardón, enmarcado en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (FCIH) quiere destacar el trabajo de un actor presente en más de medio centenar de largometrajes (algunos como Esperando la carroza, El lado oscuro del corazón o Relatos salvajes, trascendentales en la historia del cine argentino) y en muchas otras series de televisión y obras de teatro. Filamd.es entrevista a Grandinetti, que recientemente ha encarnado al líder de la iglesia católica en Francisco (2015) de Jorge Bergoglio, y de trabajar con Almodóvar en su última película Julieta, presenta en el FCIH Pescador de José Glusmán. Una historia intrigante en el mundo de un solitario personaje central alterado por la llegada de tres jóvenes para abrir un parador donde el trabajo de Grandinetti consigue crear una tensión creciente con pocas palabras.

Ignacio Gutiérrez (IG): Se cumplen 25 años de la película de culto El lado oscuro del corazón (Eliseo Subiela, 1992). ¿Supuso un antes y un después en tu carrera?

Darío Grandinetti (DG): Sí, de alguna manera sí. En cuanto a la repercusión internacional que tuvo la película sobre todo. Antes de eso también una prueba de confianza en mí mismo, siempre digo el guion se parecía a un recital de poesía no a un guion cinematográgico. Claro, el que me dio el guión era Subiela, entonces uno era capaz de imaginarse que allí había una película. Si el director hubiera sido otro yo probablemente hubiera dicho que no. Porque era muy arriesgado, porque yo no era capaz de ver qué película había allí. No era capaz de imaginarme el cine de eso que Subiela me acercó. Después de charlar con él no dude que si alguien podría hacer una buena película con eso, era él.

IG: ¿Ha soportado el paso del tiempo?

DG: Hay momentos de la película que aguantan el paso del tiempo, otros creo que no. Es muy difícil 25 años después… En Barcelona la vi hace 10 años en las sesiones golfas una sala del barrio de Grancia. La estaban dando con un público igual de joven que cuando se estrenó. La mayoría de los chicos no tenían más de 20 años y diez años después era lo mismo. Eso me llamó la atención.

IG: Disfrutas de un prestigio como actor que has ganado con tu trabajo, ¿has construido tu carrera conscientemente o simplemente ha surgido en base a tus decisiones y a las ofertas que has recibido?

DG: Ni muy muy ni tan tan (risas). Siempre he procurado estar atento a lo que pasa con mi vida y con mi trabajo, aunque a veces este oficio no te permite elegir, la mayoría de las veces. A mí en los últimos años se me ha dado la posibilidad y he tenido la suerte de poder hacerlo. Debo decir que yo no soy una persona de analizar las cosas y menos en mi trabajo, yo no me he planteado mi trabajo como una carrera en términos de que como hice tal cosa ahora me conviene tal otra… Lo que sí me cuido es de hacer cosas que yo sienta que me van a enriquecer y que me van a permitir meterle el diente hasta el hueso al personaje, y no personajes que no signifiquen lo que ya hice varias veces. Llevo tiempo sin hacer teatro porque me ofrecen cosas que siento que ya hice y no me permiten descubrir nada nuevo en mí. Soy cuidadoso cuando encuentro algo nuevo.

IG: Casi cuarenta años trabajando… Si haces un ejercicio de objetividad, ¿cómo valoras tu carrera?

DG: Yo ni soñaba con esto. Ni en mis sueños más optimistas aparecía todo esto. Llevo casi 40 años ganándome la vida de la manera en que lo elegí, haciendo lo que a mí me gusta, tengo tres hijos a los he podido educar, les he podido dar de comer, mi hijo y mi hija son actores también… No puedo pedirle más a este oficio, me ha dado más de lo que nunca pude imaginar.

IG: Las series de televisión en estos momentos copan un gran porcentaje de la industria audiovisual, ¿la urgencia de la televisión va en detrimento de la profundidad en el trabajo de los actores y actrices?

DG: La televisión siempre se hace corriendo contra el tiempo. Allí hay un espacio en el que es difícil para el actor trabajar con profundidad. Celebro que haya trabajo, pero todavía no tengo claro si va en beneficio del cine. Estoy seguro de que la llegada de plataformas extranjeras de contenidos en distintos países no hace crecer la industria de ese país. Que una plataforma americana se llame cómo se llame venga y hagas series en España no significa que la industria audiovisual española esté creciendo. Porque en todo caso crecerá lo que ellos necesiten que crezca y ellos no necesitan que crezca la industria del cine español, más bien todo lo contrario. Soy un poco escéptico respecto de eso. Entiendo que genera trabajo, que los jóvenes pueden aprender… yo que sé.

IG: ¿Existen un vínculo entre el cine iberoamericano y el español? ¿En qué sentido se enriquece mutuamente?

DG: Sí, por el ida y vuelta que se produce entre estos pueblos que creemos conocernos tantos y que a través del cine y otras expresiones culturales se nos descubre cosas incluso las más cercanas pero que desconocíamos. Por ahí descubrimos que estamos aún más cerca de lo que estamos. Esto es lo que tiene de maravillosa cualquier expresión cultural o artística, que habla de nosotros, que nos pone a pensar y a reflexionar sobre nosotros. Aquellas películas que nos cuesta entender ponen en funcionamiento nuestro intelecto, nuestra emoción, nuestro espíritu, es inevitable que se genere el crecimiento. Uno crece, uno madura. No es casual que los gobiernos de derecha no quieran y no den dinero para el cine, para el teatro, ni para la pintura ni para la literatura. Todo eso te hace crecer, te alimenta el espíritu te hace pensar y no permite que te arreen tan fácilmente

IG: Es tópico el cine político argentino, pero no hay muchas películas políticas en tu carrera…

DG: Es cierto, no hay muchas. Pero tampoco se ha hecho mucho cine político en Argentina. Ahora se ha empezado a hacer, yo acabo de terminar una película en argentina que habla de la dictadura que se llama Te esperaré. Es verdad que no he hecho mucho y que no se ha hecho mucho. También, es verdad que existe la idea de que sí. Es muy común escuchar ‘otra vez una sobre la dictadura’, pero no se escucha ‘otra vez una de Vietnam’, ‘otra de la guerra de secesión o de la segunda guerra mundial’. Se ve que esas no les molestan que se hagan. Pero molesta que se hagan las que hablan de nosotros. Los desafío a que cuenten cuantas películas hay sobre la dictadura y ninguno llega a diez, no hay no hay tantas.

IG: ¿Qué significa para ti recibir el premio Ciudad de Huelva del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (FCIH)?

DG: Los premios uno los recibe, los valora y los agradece, no te cambian la vida pero está bien que de vez en cuando alguien nos pase la mano sobre el lomo. Lo que si digo es que el Festival de Cine de Huelva siempre fue muy importante para el cine iberoamericano. Hasta no hace mucho, era el único sitio o el primer sitio por el que se podía acceder, no solo a España sino al resto de Europa. Para nosotros ha quedado como el festival tradicional de nuestro cine en España. Sigue teniendo ese prestigio y tenemos ese afecto por el festival. Estoy muy agradecido.

IG: El FCIH rinde un sentido homenaje a Federico Luppi…

DG: Una vez le dije a él que si hubiera un mundial de actores al que mandábamos era a Federico. En eso coincidíamos varios. Era un tipo entrañable. Esas pérdidas son invalorables…

IG: Hay una nueva generación de cineastas que proponen un enfoque diferente, cómo ves el presente del cine y a los nuevos talentos.

DG: Siempre hubo buenas y malas películas. Ha cambiado porque los soportes cambian, es más barato rodar. El fílmico no existe, puedes darte el lujo de hacer muchas tomas. Nada de eso, ni los formatos anteriores son garantías de buen o mal cine. Veo mucha gente joven dedicándose al cine. Yo creo que eso es celebrable. Porque la mirada joven crece, ayuda a estar en movimiento como dice Drexler. Veo con mucha alegría este tipo de rodaje con tanta gente joven tan capacitada y tan formada. Los jóvenes de hoy están mucho más formados que nosotros a esa edad. Yo tengo dos hijos que son actrices y actor, los veo y están más formados que lo que yo lo estaba a esa edad, tienen muchas más herramientas. Son muchísimos mejores actores que yo a esa edad, y han trabajado menos de lo que yo ya había trabajado incluso. Pero tienen una formación mucho más solidad.

El actor argentino Darío Grandinetti (Rosario, 1955) recibe el premio Ciudad de Huelva por su amplia carrera profesional. Este galardón, enmarcado en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (FCIH) quiere destacar el trabajo de un actor presente en más de medio centenar de largometrajes (algunos como Esperando la carroza, El lado oscuro del corazón o Relatos salvajes, trascendentales en la historia del cine argentino) y en muchas otras series de televisión y obras de teatro. Filamd.es entrevista a Grandinetti, que recientemente ha encarnado al líder de la iglesia católica en Francisco (2015) de Jorge Bergoglio, y de trabajar con Almodóvar en su última película Julieta, presenta en el FCIH Pescador de José Glusmán. Una historia intrigante en el mundo de un solitario personaje central alterado por la llegada de tres jóvenes para abrir un parador donde el trabajo de Grandinetti consigue crear una tensión creciente con pocas palabras.

Ignacio Gutiérrez (IG): Se cumplen 25 años de la película de culto El lado oscuro del corazón (Eliseo Subiela, 1992). ¿Supuso un antes y un después en tu carrera?