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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

'La peste' o un viaje en el tiempo a la altura de las grandes series

Subido a la azotea del Ayuntamiento de Sevilla, el equipo de la serie La Peste, sus promotores de Movistar + y el alcalde de la ciudad, Juan Espadas, celebraban este miércoles 10 de enero el estreno de la que a día de hoy es la mayor superproducción de ficción televisiva del país, que iguala a la operadora de pago nacional con gigantes mundiales como la HBO, responsable de la intratable, si se permite el símil futbolístico, Juego de Tronos.

Desde esa atalaya se vislumbra un trazado urbanístico que no existía en la ciudad del siglo XVI. Fue décadas más tarde cuando Sevilla abre esa gran vía que conecta la Puerta de Jerez con la Plaza Nueva y que deja, tanto en su margen derecho como en el izquierdo, un enjambre de callejuelas umbrías, un caótico panal adoquinado que pervive desde entonces y que los cineastas sevillanos Alberto Rodríguez y Rafael Cobos han convertido en indiscutible protagonista de La Peste.

Una factura técnica asombrosa, un rigor histórico inusual para un producto televisivo y un compromiso con el realismo menos complaciente, convierten La Peste en el mejor fresco que jamás se nos haya mostrado a los sevillanos de la ciudad que fue la capital del mundo en el siglo XVI, esa suerte de Babilonia europea por la que desfilaron obispos y aristócratas, inquisidores y comerciantes, pero también el mayor espectro de pícaros, truhanes, delincuentes, sicarios y otros subgéneros del lumpen.

La cámara de Alberto Rodríguez se mueve a la altura de los ojos de sus protagonistas, se mete literalmente en el fango de “la ciudad más bella del mundo pero la que huele peor” -según la cita de Montaigne que ha recordado el guionista de la serie, Rafael Cobos-, se deslumbra con la incadescencia del sol de Sevilla y se pierde en la oscuridad más lúgubre de la que fue, junto a la ciudad más poderosa del Planeta conocido por esa fecha, la más peligrosa, violenta e insalubre.

Así, bajo el lema ‘La ciudad más famosa y desconocida del planeta’, el equipo de La peste ha presentado este miércoles esta nueva serie, que ha hecho un equilibrio malabar para mostrar la ciudad que Sevilla fue con todas sus luces pero también con sus sombras, con el oropel y los andrajos; un retrato de época apoyado en una tecnología de última generación que ya plantea el desarrollo de su segunda temporada y que se estrena en Cinesur Nervión, llegando el jueves a Madrid y el viernes a la plataforma Movistar+.

La serie con más notoriedad

En este marco, el presidente de Telefónica, Luis Miguel Gilpérez, ha destacado que se trata de un día importante y que la aspiración era “ser referencia y está sucediendo”. Aún no se ha lanzado La Peste “y ya compite al nivel de audiencia de Juego de Tronos”, ha asegurado Gilpérez. Calificada como una obra de arte que cambiará la evolución de la ficción en el país, la serie de Alberto Rodríguez y Rafael Cobos “se encuentra entre las diez series internacionales más notorias sin haberse lanzado aún”. Puesto que ya no se pueden medir sólo los índices de audiencia para hablar del éxito de una producción televisiva, el presidente de Telefónica se ha referido a variables de impacto, marca comercial y notoriedad, ítems en los que La Peste se sitúa a la cabeza.

El productor ejecutivo de la serie, José Antonio Félez, ha puesto en valor el trabajo realizado por más de 400 profesionales, así como por las empresas auxiliares, principalmente andaluzas, que han participado en la serie, además de los más de 2.000 figurantes y 170 actores que han pasado por las 130 localizaciones reales que se incluyen. Esos espacios están ubicados en la capital de Andalucía principalmente, pero también en las localidades sevillanas de Carmona, Santiponce, Alcalá de Guadaíra o Coria del Río. “Se puede ver una Sevilla del siglo XVI que era una ciudad universal, lo más cercano a una capital del mundo, donde convivía la riqueza con la pobreza”, añade.

En este sentido, el alcalde de la ciudad ha incidido en que Sevilla espera aprovechar el impacto de esta serie, y ha dado un dato revelador de la potencia del audiovisual andaluz: en 2017 se otorgaron 89 licencias en la ciudad para rodajes, provocando un impacto económico de diez millones de euros. “Sevilla no desaprovechará esta oportunidad en una serie que pone en valor la propia ciudad, su historia y su gente”.

La Peste, en concreto, fue un rodaje de 18 semanas en más de 130 localizaciones de Sevilla y su provincia con casi 200 actores. Todo ello se ha traducido en seis episodios de 50 minutos de una serie televisiva con factura cinematográfica, con el sello del tándem Alberto Rodríguez-Rafael Cobos, que han firmado éxitos como La isla mínima o El hombre de las mil caras.

‘La Peste’, una ensoñación

Finalmente, Alberto Rodríguez ha querido explicar la génesis de la serie: “Nació como una ensoñación, pensando en cómo sería Sevilla en aquella época, cómo sería viajar en el tiempo y pasar cinco minutos en la ciudad más importante del mundo”, ha relatado, añadiendo que la producción ha contado “con el dinero exacto que hacía falta”, un presupuesto que fue incrementándose con su desarrollo.

En cuanto al argumento, que se desarrolla a modo de thriller histórico, La Peste se centra en la historia de Mateo, un exmilitar que abandonó el ejército por cuestiones éticas y que recibe la petición de un amigo de sacar de la calle a su hijo bastardo. Para ello, regresa a una Sevilla sumida en una plaga de Peste, donde es apresado por la Inquisición.

Subido a la azotea del Ayuntamiento de Sevilla, el equipo de la serie La Peste, sus promotores de Movistar + y el alcalde de la ciudad, Juan Espadas, celebraban este miércoles 10 de enero el estreno de la que a día de hoy es la mayor superproducción de ficción televisiva del país, que iguala a la operadora de pago nacional con gigantes mundiales como la HBO, responsable de la intratable, si se permite el símil futbolístico, Juego de Tronos.

Desde esa atalaya se vislumbra un trazado urbanístico que no existía en la ciudad del siglo XVI. Fue décadas más tarde cuando Sevilla abre esa gran vía que conecta la Puerta de Jerez con la Plaza Nueva y que deja, tanto en su margen derecho como en el izquierdo, un enjambre de callejuelas umbrías, un caótico panal adoquinado que pervive desde entonces y que los cineastas sevillanos Alberto Rodríguez y Rafael Cobos han convertido en indiscutible protagonista de La Peste.