Vídeo | El arte flamenco se une por la supervivencia de las peñas

Un grupo amplio de artistas del flamenco ha hecho causa común para llamar la atención sobre el precario amparo legal de las peñas flamencas, en general, y la situación de la peña Torres Macarena de Sevilla en particular. Existen unas 350 peñas en Andalucía. Las normativas municipales las equiparan con bares, discotecas y karaokes, cuando su funcionamiento, instalaciones e idiosincrasia es bien distinta; por lo que muchas se ven abocadas a desaparecer.

Israel Galván, EL Cabrero, Miguel Poveda, Cristina Hoyos, Matilde Coral, Ricardo Miño, Pepa Montes, Pansequito, Aurora Vargas, Manuel Molina, Lole Montoya, Isabel Bayón o Esperanza Fernández, son algunas de las personas que aportan su voz y su testimonio en un video que ha comenzado a circular en internet y que resume en una frase el interés de esta campaña: 'Que no te prohíban el cante'. Todas ellas han tenido en los últimos años relación con esta peña que, tras 40 años de funcionamiento, se vio obligada a clausurar sus actividades el pasado 15 de marzo debido a la denuncia presentada por un solo vecino.

Pese a tratarse de un caso concreto, desde las federaciones de peñas insisten en que es algo extensible a las más de 350 peñas flamencas de Andalucía. En su inmensa mayoría, como núcleos culturales eclosionados dentro de los barrios de manera popular desde los años 50, con una filosofía asociativa no comercial, las peñas no tienen licencia para ofrecer recitales en directo, que paradójicamente es su principal razón de ser.

“La Junta de Andalucía y los ayuntamientos municipales tienen las competencias en esta materia y, a pesar de que han anunciado su apuesta por el flamenco en multitud de actos, jamás han regularizado a las peñas. Se produce así una situación de desamparo normativo que las expone a su desaparición definitiva”, afirmó durante la presentación del video Jeromo Roldán, vicepresidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Sevilla y miembro de la directiva de Torres Macarena.

Una “persecución”

José Padilla, presidente actual de esta peña, hace énfasis en “el gran esfuerzo por el mantenimiento de la afición y los nuevos valores”; algo que en su opinión “se ha visto truncado en esta y otras peñas por unas ordenanzas muy restrictivas”. Padilla califica estas acciones de una “persecución” que les lleva a sentirse “marginados por las administraciones”. Sus testimonios ponen de manifiesto que, cuando todos los focos están sobre la Bienal del Flamenco, las peñas buscan luz para no caer por el precipicio.

Asimismo, centran el problema en “el vacío legal” existente. “No están reguladas para hacer actuaciones, una incongruencia que ninguna administración ha querido normalizar. Si esto no cambia, en un futuro cercano las peñas podrían desaparecer”. “No se trata de buscar culpables, sino de hacer causa común y aportar soluciones que ayuden al flamenco a estar donde se merece”, explica.

Para José María Segovia, vicepresidente de la Confederación de Entidades Flamencas de Andalucía,“nosotros no somos un bar con música, somos una entidad cultural y nos honra serlo”. De este modo, critican concretamente la ordenanza contra la contaminación acústica en Sevilla que, en un primer borrador, incluía una excepción concreta para las peñas flamencas que finalmente se omitió. En esta norma, aprobada en julio, según indica Segovia, “no aparece ni una sola vez la acepción de las peñas y las equipara a bares y discotecas”.