ENTREVISTA

Francisco José Rivera, autor del Barómetro de Unicef: “La proporción machista en la adolescencia española es el reflejo de la sociedad”

Javier Ramajo

17 de febrero de 2023 20:15 h

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Francisco José Rivera es profesor del área de metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla y es desde 2017 responsable del Barómetro de Opinión de la Infancia y la Adolescencia de Unicef España, una herramienta encargada por la organización para poder valorar las preocupaciones y opiniones de chicos y chicas de 11 a 18 años de edad. “Sorprendería mucho saber qué pasa cuando sentamos a niños y niñas y les empezamos a hablar de la realidad”, asegura de su experiencia. “Ellos no quieren ser tiktokers ni están preocupados acerca de que Piqué se ha peleado con Shakira. Dejar de infantilizar esa imagen sería básico para empezar a contar con ellos”, apunta acerca de esos mayores de edad del futuro pero también ciudadanos de ahora.

La última edición del barómetro ha dejado algunas conclusiones llamativas como una menor preocupación por la desigualdad de género entre menores y adolescentes. ¿Algo está haciendo mal en nuestra sociedad? ¿Por qué siguen presentes los estereotipos de género, por ejemplo, en la asignación de algunas profesiones? Charlamos con el profesor Rivera acerca de estas cuestiones en el patio de Psicología de la Hispalense.

Quizás pueda sorprender a muchos que la guerra o la economía sean las principales preocupaciones de esos menores y adolescentes que están todo el rato con el móvil y a lo suyo. ¿Qué explicación daría a esas respuestas mayoritarias?

Las preocupaciones y las opiniones, que es el eje fundamental del barómetro, van cambiando mucho conforme van sucediendo cosas en nuestro entorno. La prima de riesgo hace ocho años estaba en nuestro día a día y ahora ya se ha olvidado totalmente. Ahora tenemos la inflación y la guerra, y antes teníamos la Covid. Todo eso va cambiando, de ahí la importancia de mantener una herramienta actualizada para ir analizando todo eso año tras año. En 2019, por ejemplo, hubo un momento de inestabilidad política en que se repitieron múltiples elecciones, y eso hizo que la política y la economía fueran los principales problemas que los adolescentes identificaban a nivel social. Eso cambió con el Covid, pero la economía sigue siendo la principal preocupación que ellos identifican, fundamentalmente porque perciben que la inestabilidad política tuvo su impacto en la economía y ellos son conscientes de que todo al final tiene un reflejo económico, por eso aparece siempre en los primeros puestos.

¿Preocupan las mismas cosas a los adolescentes que a los mayores de edad?

Hay temas que no preocupan tanto a la sociedad pero sí a ellos, ya no solamente la desigualdad socioeconómica sino también otros como el hambre en el mundo, la perspectiva de futuro, las perspectivas laborales que tienen, la inseguridad en las calles o la contaminación del medio ambiente, que entre adultos aparece siempre en los últimos lugares.

Lo que pasa es que cuando sale en los medios de comunicación que la principal preocupación de la gente es la confianza en las instituciones, o cualquier otra cuestión, siempre se trata de la opinión de mayores de edad porque tradicionalmente esas encuestas están orientadas a personas por encima de 18 años, a los votantes en realidad. Pero no podemos olvidar un detalle importante ahí: una persona no se vuelve ciudadano de la noche a la mañana y de pronto a los 18 tiene una opinión, sino que la opinión la va gestando a lo largo de su vida. Además, la opinión va relacionada mucho con lo que ocurre en su exterior, en su contexto. Muchas veces infantilizamos o creemos que es muy infantil la opinión del chico o de la chica, y eso no es así.

Quizás se está legitimando un cierto debate relacionado con cuestionar temas de género o se está empezando a desplazar el foco de la importancia de educar en género a los chicos y chicas, y eso lleva a resultados que no esperábamos.

Las desigualdades de género no parecen estar entre sus principales preocupaciones.

En la primera edición, cuando les preguntamos por su principal preocupación pusieron el género entre las primeras. Después, en la segunda bajó a la octava posición y nos preguntamos si podía ser algo puntual, por la entrada de la Covid, y metimos un bloque entero relacionado con estereotipos de género, y nos hemos encontrado que ha vuelto a bajar a la 13ª preocupación. Otras cuestiones como el impacto medioambiental o el cambio climático, que tuvieron un descenso durante la Covid, ahora han vuelto a retornar a las primeras posiciones. Pero la desigualdad de género ha ido bajando en cuanto a ser una preocupación para ellos.

¿Qué conclusiones se pueden sacar respecto a eso?

El descenso de una preocupación puede ocurrir bien porque haya desaparecido el problema, como podría suceder con el Covid dentro de varios años, o bien porque se haya dejado de difundir o de poner el foco en ese problema. Y las desigualdades de género o el machismo o la violencia machista no han descendido. Día a día están los medios de comunicación. Quizás se está legitimando un cierto debate relacionado con cuestionar temas de género o se está empezando a desplazar el foco de la importancia de educar en género a los chicos y chicas, y eso lleva a resultados que no esperábamos.

¿Cómo les han planteado la cuestión en este último barómetro?

Al analizar los estereotipos de género, les preguntamos por dos elementos. Por un lado, profesiones, y por otro, aspectos de la personalidad. En profesiones, por ejemplo policía, típicamente estereotipada, casi tres de cada diez chicos opinaban que era una profesión principal o exclusivamente de chicos, mientras que en el caso de un trabajo típicamente estereotipado femenino como niñera, prácticamente casi cuatro de cada diez chicos la asocian exclusivamente o principalmente a chicas. Vemos entonces que los estereotipos de género no han descendido. Igual ocurre con las preguntas de personalidad, donde aspectos relacionados con el liderazgo los asocian a típicamente masculinos y otros como el cuidado los ven típicamente femeninos. “¿Y eso puede ser porque los chicos sean más machistas?”, me preguntaban el otro día. Yo respondí que no, que en realidad es la sociedad. Ellos son un simple reflejo de lo que ven en sus casas, de lo que aprenden en el colegio y de lo que ven en la televisión o en la prensa. Realmente es un reflejo social. No es que esta generación sea más, sino que en esta sociedad, justo ahora, las desigualdades de género o el machismo no ocupan la principal agenda. Creo que lo vamos a ir recuperando, pero se ha visto desplazado por otras cosas y por otros debates que lo cuestionan.

Si empezamos a tener un discurso racista, una proporción de chicos y chicas también empezarán a tener ese discurso racista.

Pero en los últimos años se ha empezado a hablar mucho más de coeducación, igualdad de género, y se visibilizan más las violencias machistas. ¿Por qué se mantienen esos estereotipos o ese machismo en los más jóvenes cuando la sociedad parece estar más implicada en esas cuestiones?

De cada diez adolescentes, siete tienen una postura que es relativamente igualitaria. Pero vamos ahora a los adultos, vamos a pensar en ideologías políticas y en porcentajes de población que tenga esa ideas políticas o que no creen en la igualdad plena en su discurso frente a las que sí. Pues a lo mejor las proporciones no son muy diferentes. Nosotros estábamos esperanzados en que las nuevas generaciones fueran capaces de trascender eso, ese debate social, ese debate político, pero en realidad es una proporción muy similar.

Es que ellos también forman parte de la sociedad y a ellos les influye todo, también la ideología social o política que sea predominante o que vaya teniendo un discurso. Por ejemplo, si empezamos a tener un discurso racista, una proporción de chicos y chicas también empezarán a tener ese discurso racista. Actualmente, tenemos un discurso en el que ya estamos quitando la culpabilidad de los llamados 'menas', pero una proporción poblacional de personas que piensa que los 'menas' tienen la culpa de todo, en los chicos y chicas también se manifiesta.

¿Ellos 'beben' también de esos discursos que, también en los últimos años, han emergido?

Efectivamente. Son, en realidad, un reflejo social de lo que nos va ocurriendo. Es cierto que siempre tenemos una contraposición, que es la educación, en la cual dentro de las escuelas se trabaja y se favorece un espíritu crítico. Pero, a pesar de eso, la proporción machista de la sociedad existe en la adolescencia, es decir, la proporción machista en la adolescencia española es el reflejo de la sociedad. La clave está en no pensar que por el simple hecho de que sean adolescentes van a tener una idea más progresista en ese ámbito, sino que hay que seguir trabajándola desde el ámbito de las escuelas.

Hay factores que son transversales, como la igualdad de género o la sostenibilidad medioambiental, pero no se le puede pedir todo a la escuela, que solo es uno de los elementos sociales que existe en la influencia de los adolescentes.

¿Cree que se deberían potenciar en el ámbito escolar los valores humanos de igualdad, tolerancia y no discriminación?

La escuela es algo complejo de abordar. En primer lugar, porque hay un elemento que ellos marcan y que es el estrés escolar, como también un factor de riesgo y que viene derivado de la cantidad de elementos que se meten dentro de la escuela. Hay factores que son transversales, como la igualdad de género o la sostenibilidad medioambiental, pero no se le puede pedir todo a la escuela, que solo es uno de los elementos sociales que existe en la influencia de los adolescentes. También está en la familia, los amigos, los medios de comunicación, internet, etc. Todos ellos realmente influyen. Yo creo que la escuela sí está haciendo ese esfuerzo y tiene ese interés a pesar de la cantidad de estrés que tienen, pero no lo podemos dejar todo a la labor de la escuela.

Hay un elemento, por ejemplo, que tiene que ver con un factor de riesgo y es que el acceso a redes sociales como Tik Tok favorece una identidad de género en la cual se prima el culto al cuerpo, la imagen, la importancia de la imagen corporal, etc. Y ese es un contexto nuevo donde no tenemos ese discurso de igualdad que, por ejemplo, tenemos metido dentro de la escuela o dentro de contextos normativos. Surgen nuevos escenarios que no controlamos y que influyen también en los adolescentes. A veces esos nuevos escenarios son igualitarios, son sensibles al planeta. O no. Se abren todas las opciones, para bien y para mal.

¿Qué opinión tiene la adolescencia de la política? ¿Sienten que hace cosas por ellos?

Es muy interesante cuando preguntamos, por ejemplo, sobre la confianza que les generan las instituciones porque aparecen en los niveles más bajos elementos que son muy importantes a nivel social como la política, los banqueros, los sindicatos, o la Iglesia en determinadas comunidades autónomas. En los niveles de más confianza, a raíz del Covid, han ido cambiando y la ciencia, la universidad o el elemento sanitario han ganado fuerza al verlo como una salida a esa situación. Ahora, por ejemplo, con el tema de la guerra, el Ejército también ha subido en su valoración.

Si la política está muy alejada en nuestro día a día, de ellos aún más, porque de ellos no habla la política. Casi un 40% de ellos estarían dispuestos a hablar más sobre asuntos sociales y políticos, tanto en su casa como con sus iguales en la escuela

Pero la política, por defecto, siempre aparece abajo, y eso también es un reflejo social. Si la política está muy alejada en nuestro día a día, de ellos aún más, porque de ellos no habla la política. De hecho, casi un 40% de ellos estarían dispuestos a hablar más sobre asuntos sociales y políticos, tanto en su casa como con sus iguales en la escuela. Les apetece hablar sobre ese tema, pero si nosotros sentimos esa desafección porque no nos sentimos parte, a ellos encima se les ignora porque no les sientan en la misma mesa para hablar sobre política.

¿Puede avanzarnos algo de la siguiente edición del barómetro en la que ya están trabajando?

En la cuarta edición uno los objetivos que nos proponemos es sentar a chicos y chicas y preguntarle qué necesita hacer la política para que se acerque a ellos ¿Qué necesitáis para volveros a enganchar? Porque ellos van a ser la generación política del futuro. Son ciudadanos ahora mismo, no son ciudadanos del futuro, porque son los que van a dirigir instituciones de todo tipo. Es una pregunta que nos apetece que ellos nos devuelvan y nos lo expliquen para poder llevárselo luego a los políticos.

Y un detalle. Cuando empezó la desescalada de la Covid, los mayores podíamos salir a las calles o ir a un bar; sin embargo un niño o una niña no podía jugar en espacios infantiles porque estaban acordonados. Fue un claro ejemplo de no hacer una política pensando en la infancia, en la importancia del juego, o en comunicar a través de la prensa y explicárselo a los niños, niñas y adolescentes para que lo entiendan, porque son parte de la sociedad. Ahí nos queda mucho que hacer y yo creo que la desafección política es parte derivada de la que tienen los adultos junto a la desconexión que ellos tienen porque no se ven partícipes.

¿Qué mensaje le gustaría trasladar después de todos estos años de experiencia acerca de las preocupaciones y sentimientos de la adolescencia española?

Hay elementos que les afectan a los chicos, chicas y adolescentes y hay que contar con su opinión y con su participación. Sorprendería mucho saber qué pasa cuando sentamos a niños y niñas y les empezamos a hablar de la realidad. Ellos no quieren ser tiktokers, no están preocupados acerca de que Piqué se ha peleado con Shakira. Están preocupados porque ven que en su entorno alguien se ha quedado en paro o se están cerrando negocios, o que cuestan más caras las cosas. Ellos son conscientes de eso y te lo expresan de esa forma. Dejar de infantilizar esa imagen de chicos, chicas y adolescentes sería básico para empezar a contar con ellos. Ya se están haciendo medidas, pero hay que contar con ellos para las cosas que realmente les afectan.

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