El empresario y concejal del Ayuntamiento de Córdoba por el
partido Unión Cordobesa (UCOR), Rafael Gómez, condenado a seis meses de prisión
por un delito de cohecho activo dentro del conocido caso Malaya, niega la mayor: “¿Qué condena ni qué condena?”. Y ésta no
es sino la última de una larga lista de frases que, bajo su sello inconfundible
que le caricaturiza, son capaces de llevar de la vergüenza ajena a la
incredulidad a quien le escucha. Frases, en todo caso, que dan muestra de su
personalidad.
Empresario hecho a sí mismo en el mundo de la joyería
primero y después en la construcción, sin apenas formación académica, Rafael Gómez, conocido como “Sandokán”, es líder de su personalísimo partido que, en las pasadas elecciones
municipales en las que pretendió conquistar la Alcaldía de Córdoba, obtuvo cinco
concejales y es actualmente la primera fuerza política de la oposición ante un
gobierno de mayoría absoluta del PP.
Cuando dio el paso para presentarse a esas
elecciones locales, ya dio muestras de su personalidad con frases como “Yo siempre he sido buena gente,buena persona y no he engañado a nadie nuca” y
promesas populistas en mítines que calaron entre un amplio sector de la
población:
“Voy a trabajar sin cobrar. No voy a cobrar. Ni voy a tener asesores ni chóferes ni escoltas”, decía entonces.
En la presentación oficial de su candidatura
por UCOR en 2010, Rafael Gómez, dejó varias perlas para quien le escuchara.
Sobre su visión de la administración como una mera empresa llegó a decir que “para ser alcalde alcalde hay que ser empresario, hay que pensar que es una empresa; cuando sepamos las tripas de ese negocio, actuaremos”.
De él mismo llegó a
decir que
“en España me conoce la mayoría de la gente, saben quién soy yo, lo saben perfectamente y el 99,99% están con Rafael Gómez”. Y sobre su
decisión de presentarse a alcalde de Córdoba, explicó que la llevaba “meditando
desde hace veinte años“ porque él ”no se podía ir de este mundo sin ser
alcalde de Córdoba, porque tengo que hacer muchas cosas por mi
ciudad“. Su origen, lo dejó también claro:
“A mí me ha parío por el coño mi madre”, señaló como argumento de ser
“un hombre que se viste por los pies”.
Y tras las
municipales, obtuvo 25.000 votos que le llevaron a ser la segunda fuerza
política más votada y el primer partido de la oposición en el Ayuntamiento. Su
edad le hizo, además, tener un papel principal en la sesión de constitución de
la actual corporación municipal al ser el concejal de mayor edad y actuar como
tal en las funciones de presidencia de la mesa junto a la concejal más joven. Y
ahí volvió a ser protagonista con sus palabras: “Queda constituida la Constitución”, dijo, en lugar de “Queda constituida la Corporación”
Multado también por el Ayuntamiento de Córdoba con 24
millones de euros por construir unas naves sin licencia, Rafael Gómez tampoco
ha dejado de hablar de este asunto argumentando que él hizo esas obras con el
beneplácito de las administraciones. Y no lo oculta:
“¿Ustedes creéis que las naves son de mi prima la pelá? Las naves son de Rafael Gómez”.
Pero de ahí a pagar la multa, va un trecho y él ha dejado
meridianamente clara su intención en varias ocasiones. En un Pleno municipal en
diciembre de 2012 llegó a afirmar: “No
voy a pagar ni una sola peseta de esa multa“ y añadió: ”
Me importa tres pepinos la multa, vine en cueros al mundo y me voy en cueros, jamás he estado apegado al dinero“.
Incluso se permitió hacer una sugerencia al respecto: que fuera el Ayuntamiento el que “vaya al maestro armero a por los dineros, pues yo no la voy a pagar nunca, lo tengo claro”
. Y tanto, como que añadió que esa multa “la va a pagar mi hermana la pelá”.
Su visión de sí mismo y su experiencia con esta multa le ha
hecho dar por sentado que las distintas administraciones mantienen un “complot”
contra él: “Hay que acabar con él, hay que ver a Rafael Gómez, a su mujer y a sus hijos recogiendo cartones”, sostuvo el empresario y concejal en una comparecencia
pública.
hora, con la condena del caso Malaya, Rafael Gómez ha dado
muestras públicas de seguir su camino, negando la realidad y sin dar
credibilidad alguna a la sentencia. Ante el fallo del tribunal, que decreta
seis meses de prisión eludibles con el pago de una multa de 3.600 euros y una
indemnización de 150.000 euros por la comisión de un delito de cohecho, Gómez
es tajante: “¿Qué condena ni condena?”.
Y por supuesto, en su cabeza no entra la posibilidad de
presentar la dimisión tras esta sentencia: “¿Dimitir yo? Dimite tú”, le espetó a un periodista que le preguntó
por ello y que podemos ver al final de este vídeo de cordópolis.es. “Dimitir de qué, qué estáis hablando de dimitir, eso es lo que
quisieran en los partidos contrarios“. Pues eso. ”Qué dimitir ni qué dimitir“.