La situación “absolutamente controlada y controlable” ante la llegada de migrantes por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Cruz Roja y otras ONG dibujada por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante su visita del sábado a Algeciras (Cádiz) no parece tal a tenor de diversos testimonios recabados por eldiario.es Andalucía. Ni lo que mantiene el Gobierno español ni “millones de africanos” como dice Pablo Casado, pero la frontera sur de Europa, localizada en Andalucía en su extremo occidental, soporta una coyuntura particular que no ofrece la acogida que sería más deseable para personas que arriesgan su vida lanzándose al mar.
“El desborde no solo existe sino que se ha ido agravando a unas cotas increíbles. La Policía y la Guardia Civil nos impide descargar a las personas que rescatamos y utilizan nuestros barcos como centros de acogida que no están preparados ni mucho menos para ello”, denuncia Ismael Furió, presidente del comité de empresa de la sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar), dependiente del Ministerio de Fomento. Cierto es que los migrantes rescatados este año en las costas andaluzas alcanzan los 22.000 y superan ya el valor de todo 2017 pero no se corresponden con la desproporción del discurso alarmista del PP.
Grande-Marlaska se negó a hablar de colapso migratorio pero “la situación roza lo grotesco”, puntualiza el representante de los trabajadores, de la CGT, al aludir a los barcos de salvamento en la provincia de Cádiz. “Llevamos cinco días con más de un centenar de personas en cubierta en el remolcador María Zambrano en Algeciras. No hay aseos ni duchas. Llevamos semanas pidiendo unos wc públicos aunque sea, pero el Ministerio dice que ni eso. La Policía no viene, nos amenazan con no poder salir. Al final, no están pasando el marrón a los tripulantes. La dirección de la empresa no ha hecho caso y tenemos 30 casos de sarna declarados. Hablando mal y pronto, cagan en una bolsa de basura que les damos, tapados con una manta en cubierta y la tiran al mar. Esto está pensado para que vivan ocho y aquí hay un camping gas para dar de comer a cien personas. Estamos desbordados”.
Más allá de los 1.800 migrantes que se encuentran en pabellones de Algeciras, Los Barrios, Barbate, Cádiz, Jerez y San Roque, el relato de este tripulante, lejano a una acogida medianamente digna, coincide con el anuncio del Gobierno de activar 3,4 millones de euros repartidos en varios conceptos para la puesta en marcha del nuevo Centro de Recepción de Inmigrantes ubicado en las instalaciones de San Roque (Cádiz) a través del que se pretende reforzar la atención de los migrantes que llegan a las costas españolas. Mientras, el remolcador María Zambrano, la guardamar Concepción Arenal y otras dos salvamares están “amarrados e inoperativos”. “Las otras unidades tienen que ir absorbiendo esa carga de trabajo”, destaca Furió, que relata lesiones en el personal debido al esfuerzo de “rescate a pulso” de los migrantes de las pateras y el hecho de que tengan que protegerlos del sol con toldos en el propio puerto “con un tenderete como si esto fuera Somalia”.
Según dijo el delegado del Gobierno en Andalucía en una entrevista con este periódico, existe un plan de contingencia y “se aplica a todas horas, todos los días. Distinto es que en momentos puntuales, como estos días, nos veamos desbordados. En el 80 o 90% de ocasiones, la realidad está por debajo del plan de contingencia, salvo en algunos momentos de picos en los que nos vemos desbordados”, señaló Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Estas son las últimas imágenes que ha difundido CGT Salvamento:
“El volumen que hay es muy grande”, asevera Manuel Capa, delegado sindical de Sasemar y también tripulante que atiende a este periódico de viaje de Almería a Algeciras. “Tenemos varias lanchas inoperativas de Algeciras, Ceuta y Estepona. En los barcos donde están los inmigrantes no tenemos apoyo ni de Guardia Civil ni de Policía ni de Cruz Roja. Las tripulaciones se tienen que hacer cargo de estas personas y no están descansando nada”, apuntando a una intención por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para potenciar sus reivindicaciones laborales.
“A día de hoy, un pesquero se hunde y no hay lancha para atenderlo, porque no nos sacan del barco a los inmigrantes”, sentencia. La situación en Almería es “distinta”, añade, porque la llegada de pateras es menor pero con “mucha más gente”, a mayor distancia de la costa española, al sur de la Isla de Alborán, con “servicios muy largos”. “Cada embarcación rescatada en Alborán equivale a diez en el Estrecho”, resume, “aunque ahora no tanto porque las unidades están inmovilizadas y hacen las veces de campamento”, confirma este representante, que alude al “agotamiento psíquico” de los tripulantes de Salvamento, que “no saben qué hacer”.
“Condiciones deplorables”
La sensación que existe en otros puntos calientes de la frontera sur tambien difiera bastante de la trasladada a la opinión pública por el ministro Grande-Marlaska. El alcalde de Barbate, el andalucista Miguel Molina, ha presentado este mismo lunes un informe en la Subdelegación del Gobierno sobre la situación de la población gaditana ante la llegada de migrantes.
“Si Marlaska opina que un Ayuntamiento tiene que asumir las competencias del Estado y de Europa, pues vale. A Barbate ha venido la Cruz Roja sólo para fichar e irse, no ha habido Policía Nacional ni dependencias que cumplan con los derechos humanos. Nadie se ha estado encargando de la limpieza de los módulos ni de controlar la alimentación de estas personas. Todo eso lo está haciendo el Ayuntamiento de Barbate y yo me pregunto si eso no es estar desbordados”, señala Molina.
“Aquí sólo nos están ayudando los de APDH y los vecinos que están cediendo alimentos, además de Protección Civil y la Guardia Civil. Yo tengo 90.000 euros de servicios sociales para todo el año y no puede ser que tengamos que poner nuestros recursos como las limpiadoras de los módulos de la playa, que están contratadas para eso, Y que también están ayudando en las instalaciones que hemos cedido. Lo peor de todo es que nos queda el mes de agosto y aquí no hay ningún protocolo. Lo que estamos pidiendo es que haya una mesa técnica cualificada para tener muy claras las competencias de cada uno. Hay un descontrol muy grande y no podemos depender que los vecinos aporten alimentos para el desayuno y cena de estas personas”, reclama.
Por su parte, Vejer sin Fronteras es un colectivo que lleva funcionando más de un año en temas relacionados con migración con un enfoque directo a la frontera sur. No es un colectivo de corte asistencial, trabaja más contra actitudes como la xenofobia en una labor de concienciación. Pero el pasado fin de semana algunos de sus miembros han tenido que actuar sobre el terreno por la precariedad de medios que había en Barbate.
“El sábado había unas 300 personas una lonja con un único aseo. El barco había unos 87 que sólo entraron en la nave cuando se empezaron a llevar a algunos a Los Barrios o Algeciras. Había gente que llevaba 36 horas en el barco en unas condiciones deplorables”, denuncia Marta, portavoz de la plataforma. “Ha sido todo muy improvisado y hemos tenido la sensación de que hemos estado dejados de la mano de Dios. Todo ha estado basado el esfuerzo del ciudadano a título individual y los municipios de esta zona necesitan apoyo porque es una de las puertas principales para entrar en Europa”, añade.
“El ministro se contradice”
Y también se quejan las fuerzas del orden. Antonio Olivencia, coordinador del Campo de Gibratar del Sindicato Unificado de Policía (SUP), afirma que “la situación es absolutamente de desborde y de caos. El ministro se contradice porque primero dice que no hay colapso y después que es una situación excepcional que hay que intentar paliar. Aquí vemos que todo lo del Aquarius se arregló en dos días, pero aquí estamos esperando que se abra un polideportivo en San Roque para unas 700 personas y no hay manera”.
“La policía es la que se lleva los palos cuando se detiene a los migrantes porque así lo marca la ley de extranjería, pero los jueces están igual de desbordados que los policías. Se les tiene que poner en libertad una vez transcurridas las 72 horas, pero en Algeciras tenemos el enemigo en casa con Belén Barranco, la titular del juzgado de instrucción número uno. Tiene aspiraciones de ser estrella y sólo hace poner palos en las ruedas. Quería imputar al jefe de extranjería por prolongación de detención y estamos custodiando a más de 300 personas con cuatro o cinco policías, que no están pillando vacaciones y que tienen que coger horas extras”, explica Olivencia.
El portavoz de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), Raúl Lobato, también ha criticado este lunes la visita del ministro. “No nos valen palmaditas en la espalda”, ha sentenciado. Así lo ha expresado en una entrevista en la Cadena COPE en la que ha asegurado que los agentes que trabajan en la frontera con Marruecos “están al límite porque la situación es muy complicada desde hace tiempo”. En este sentido ha recalcado que el problema “no se soluciona con visitas del ministro a la zona”.
Situación en Almería
Versiones algo contradictorias acerca de lo que está pasando en la recepción y acogida de migrantes que llega a la costa oriental andaluza. A diferencia de lo denunciado por Algeciras Acoge de que “está siendo imposible tener una atención individualizada y correcta conforme a lo que necesitan los migrantes”, fuentes de la Subdelegación de Gobierno de Almería aseguran que la recepción se estaría dando “de manera controlada y estable”. Pero el coordinador provincial de Cruz Roja Almería, Francisco Vicente, afirma que el problema se presenta cuando los migrantes son puestos en libertad ya que “no hay centros de acogida suficientes donde la Cruz Roja pueda brindar una ayuda más profunda”.
Una vez que quedan en libertad, no hay plaza de acogida en centros, no hay lugares para que estas personas descansen o un centro donde nosotros podamos darles una atención más profunda ya que atendemos en pocas horas a nivel sanitario y de urgencia y no se puede hacer más porque no hay lugares ni tiempo. Las mujeres y los menores tienen prioridad para quedarse en estas casas de acogida, pero a los hombres solo nos queda atenderlos y darles un kit de viaje y comida“, ha señalado el coordinador provincial de Cruz Roja Almería.
La falta de planificación la escenifica por ejemplo también que las ONG y los abogados lleven casi dos años demandando una nave para alojar a los migrantes que llegan al puerto, sin que aún exista. La asistencia humanitaria se presta bajo unas carpas instaladas para cada ocasión, y durante meses los abogados han escuchado a los migrantes, muchos con crudas historias detrás por las que piden asilo, en la terminal de barcos a Melilla. Las ONGs y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) llevan más de un año y medio reclutando personal para atender a migrantes en la frontera sur.
La atención en Málaga se está prestando en pabellones deportivos cedidos por el ayuntamiento. Durante la primavera se les retuvo en Ciudad Jardín y este verano, en los pabellones de Tiro Pichón (ahora en obras) y El Palo. Esta solución no satisface a APDHA, cuyo portavoz en Málaga, Francisco José Guerrero, cree que esos lugares no reúnen las condiciones mínimas de seguridad. El ayuntamiento aduce estar aportando todo lo que puede en tanto se adoptan soluciones estructurales, que no terminan de llegar.
“Claro que se ha desbordado. Pero es que desde el comienzo estaba saturado”, lamenta Guerrero. Francisco Cansino, coordinador de CEAR en Málaga, pide no caer en el alarmismo, pero también opina que ha habido “falta de previsión”. “Esto se sabía, no es ninguna sorpresa que haya un montón de llegadas este verano”.