El futuro de Adelante Andalucía sin Teresa Rodríguez: salto al Congreso sin la red de Yolanda Díaz
La despedida de Teresa Rodríguez de la primera línea política pretende ser el comienzo de su formación -Adelante Andalucía- sin el hiperliderazgo que la ha dado a conocer en toda España. “Esta fuerza política se ha apoyado mucho en mí, en mi persona, pero es importante que Adelante Andalucía no se vea más como el partido de Teresa Rodríguez, sino como un partido andalucista, de izquierdas, feminista y ecologista”, dijo este martes en un café teatro de Triana (Sevilla), donde convocó a la prensa para explicar por qué abandona su escaño en el Parlamento andaluz seis meses después de lograrlo en las elecciones de junio, y ocho años desde su entrada en política.
Después de Teresa Rodríguez, viene la gran incógnita. ¿Tiene futuro Adelante Andalucía sin la proyección personalista de su líder? Ese ultraliderazgo construido en el 15M, que alimentó el origen de Podemos, y que ella misma considera “una oportunidad y un problema”. “A los líderes, a los jefecillos se les puede comprar y corromper. Al colectivo es más difícil. Yo también he sido una lidercilla de la izquierda, que ahora necesita apartarse para dejar el protagonismo a la organización”, asegura.
Adelante Andalucía llegó a tener 17 diputados en el Parlamento, ahora ocupa dos escaños y está en el grupo mixto, con escasísimo margen legislativo. Su futuro sin Teresa Rodríguez como presencia constante está por escribir, si acaso no está escrito ya entre líneas en la representatividad actual de Podemos Andalucía, su anterior partido, con el que llegó al Parlamento andaluz en 2015 y del que fue secretaria general cinco años, hasta que dejó el puesto que ningún rival promocionado por Pablo Iglesias fue capaz de arrebatarle en unas primarias.
¿Qué es hoy Podemos Andalucía en términos políticos? Tuvo 15 escaños, zarandeó al último Gobierno socialista en Andalucía, zarandeó a la dirección estatal de Iglesias en busca de una autonomía política en su territorio que nunca logró en los procesos congresuales del partido. Fue una fuerza prominente de la izquierda fragmentada, que probó primero con la división y luego con la unidad de las izquierdas, para terminar viendo entrar en el Palacio de San Telmo al primer Gobierno del PP en Andalucía, sustentado por el primer grupo parlamentario ultraderechista (Vox). No fue nunca una alternativa de izquierdas a un PSOE que llevaba 37 años gobernando esta tierra y su mayor cota electoral nunca superó el espacio que ganó IU en su mejor momento.
Podemos sin Teresa Rodríguez
Hoy Podemos Andalucía es una pieza perdida de un puzzle roto: la coalición Por Andalucía. Carece de representación parlamentaria como tal, porque sus tres diputados en un grupo parlamentario de cinco miembros figuran como independientes, su peso político está subsumido al control de IU, y su actual líder, la diputada en el Congreso Martina Velarde, es una figura prácticamente ausente de la escena andaluza.
La gran diferencia entre Podemos y Adelante Andalucía es que esta última, ahora sí, es una fuerza autónoma, “de soberanía andaluza”, gusta decir su portavoz, que no obedece a directrices de una ejecutiva estatal ni a contrapesos territoriales. Su primer objetivo era resistir, sin Podemos, a la irrupción de Yolanda Díaz y su proyecto de confluencia en Andalucía. Lo logró con esos dos escaños.
Su segundo objetivo es renacer en el Congreso como la primera opción pseudonacionalista andaluza desde la extinción del Partido Andalucista (PA). Se sienten sus herederos, desde el flanco izquierdo, ahora que el PA tiene herederos por todas partes, incluido el presidente y barón regional del PP, Juan Manuel Moreno.
Teresa Rodríguez formalizará su salida definitiva del Parlamento andaluz el próximo 28 de diciembre y en enero empezará una doble vida: retomará las clases de Literatura y Lengua en un instituto público de Puerto Real (Cádiz) y coordinará la campaña de Adelante en un año electoral intenso: municipales en mayo y generales a final de año.
Rodríguez se va, pero se queda. No será la candidata a las generales, porque su compromiso de abandonar la política activa tras ocho años se extiende más allá de la Cámara andaluza. La portavocía que ella deja la hereda su compañero en Cádiz, el ex diputado José Ignacio García. La cabeza de cartel de Adelante Andalucía, previsiblemente, será la ex senadora y ex secretaria general del PA, Pilar González, si la militancia de la coalición de izquierdas así lo decide. De “bicefalias” no se habla, porque ese lenguaje es de otros. Aquí se acuñan “liderazgos de retaguardia” y la “multitud anónima”.
El listón de Adelante para las generales está alto: en el 5% del escrutinio de Sevilla y Cádiz, las dos provincias con más opciones y donde obtuvieron sus dos escaños en el Parlamento andaluz el pasado junio. En Sevilla con el 6,24% de los votos, en Cádiz con el 8,04%, con una participación del 58,3%.
La extrapolación de estas cifras metería a Adelante en el Congreso, si no dependiese de otros tantos factores. Pero sus opciones pueden beneficiarse de la campaña electoral que ya están haciendo PP y Vox, abundando en las contrapartidas de Pedro Sánchez a sus socios de legislatura -nacionalistas vascos e independentistas catalanes-. De una Cámara multifragmentada, donde la reforma laboral sale adelante por un solo voto, un único diputado puede sacar petróleo para su territorio, si es esa su ambición. Razón: Teruel.
Ni Yolanda Díaz ni Pablo Iglesias
La otra gran duda del posteresismo era si la dirigente gaditana iba a meter a su formación andalucista en la órbita de partidos que gira en torno a la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, y su proyecto Sumar. Pero la respuesta este martes fue rotunda: “No”.
De sus ocho años en primera línea política, Teresa Rodríguez se queda “con el convencimiento de que necesitamos una fuerza política de ámbito andaluz”, que responda a los intereses de su tierra, no de un partido. Eso se lo enseñó Iglesias. “El andalucismo es necesario vivirlo en carne propia. En Podemos encontramos mucha incomprensión y me quedó claro que esa izquierda centralista, entre el partido y el territorio, siempre elige el partido”.
La propuesta política de Teresa Rodríguez es plenamente identificable. No es nueva, ni mucho menos, pero ha logrado sobrevivir al pandemonium de las izquierdas en las últimas elecciones andaluzas. “Si dejamos esto de lado, nadie lo va a hacer por nosotros. El andalucismo necesita este espacio”, ha reiterado.
En esa frase cabe la frustración por no haber logrado imponer esta visión en los cinco años que lideró Podemos Andalucía. Más la frustración por el fracaso de la primera coalición electoral con IU -dos años de vida- de la que salió expulsada del grupo parlamentario acusada de “tránsfuga” por sus compañeros comunistas. Para quien haya seguido su trayectoria estos ocho años, el discurso antipolítica de despedida de Teresa Rodríguez impugna muchos de sus momentos clave en la política, y enmienda muchas de las decisiones previas a reencontrar el camino que dejó baldío el PA tras su desaparición.
Ahora, los cantos de sirena de la unidad de la izquierda, con la voz de Yolanda Díaz, no le inspiran gran cosa. “No tenemos que ser permanentemente los convidados de piedra de otra confluencia. Llevamos años construyendo candidaturas, ahora nos vamos a llamar así, ahora asá… Desde que tenemos un espacio político propio, nos llevamos mejor con el resto de fuerzas. Además el resto de fuerzas de izquierdas no es que se lleven muy bien, no te están invitando a una fiesta cuando te proponen sumarte a una confluencia”, ha ironizado.
Teresa Rodríguez no aspira a llenar con diputados de Adelante Andalucía una bancada entera del Congreso, sino a ocupar un sencillo escaño, pero con un peso tan significativo para Andalucía como uno de ERC para Cataluña, de Compromis para Valencia, del PNV para Euskadi o de Teruel Existe para Teruel. Lo logre en 2023 o en las siguientes citas electorales, el legado de Rodríguez es el renacimiento de una fuerza andalucista con ínfulas soberanistas o pseudonacionalistas. “No queremos construir un partido para las siguientes elecciones, sino para las siguientes generaciones. Que dure 200 años”, ha sentenciado.
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