Desde las once de la noche de este jueves hasta las 11.30 de la mañana del viernes, la Verja de Gibraltar se vio convertida en una encerrona para quienes quisieron cruzarla, primero desde el lado español y, en segundo lugar, desde el gibraltareño que, a partir de las 7.00 de la mañana, decidió aplicar en reciprocidad el control de pasaportes, uno por uno, lo que afectó a miles de trabajadores transfronterizos que pretendían incorporarse a sus empleos en el Peñón.
Algunos de estos últimos tuvieron que volver a casa para recoger dicho documento porque habitualmente cruzan con su carnet de identidad. Otros protagonizaron una sentada de protesta. A las once y media de la mañana del viernes empezó a restablecerse la calma en los accesos fronterizos entre Gibraltar y La Línea tras una larga noche de colas recíprocas.
Ante esta situación, ante la larga crisis local y ante el estancamiento de las conversaciones entre la Unión Europea y Gran Bretaña para facilitar un Tratado que impida un Brexit duro en la zona fronteriza, Juan Franco, alcalde de La Línea, anunció la convocatoria, para el próximo 25 de octubre, de una marcha por la ciudad, como un grito desesperado: “Nos estamos jugando nuestro futuro”.
El alcalde de La Línea, Juan Franco, ha incidido en que el problema que padece La Línea es único y no ocurre en ningún otro punto de Europa “y llevamos ocho años reclamando en el desierto”. Ha recordado que por su parte ha propuesto soluciones factibles, que tienen cabida en el marco constitucional “y la respuesta que hemos recibido ha sido la callada”.
Todo ello, después de una semana en la que José Manuel Albares, ministro español de Asuntos Exteriores, ha celebrado reuniones con los alcaldes del Campo de Gibraltar, con la Junta de Andalucía, la Diputación de Cádiz, empresarios, sindicatos, asociaciones de trabajadores, Grupo Transfronterizo, ecologistas, Federación Antidroga. El ministro, desde luego, no ha logrado despejar la gran incertidumbre que rodea a las negociaciones que se llevan a cabo, en su última fase, desde hace tres años y que se encuentran pendientes tan sólo de quien debe realizar el control Schengen en el puerto y en el aeropuerto de la Roca.
Bloqueo de ida y vuelta
Los primeros afectados por el gran atasco de las últimas horas fueron los gibraltareños. Inopinadamente, agentes españoles en la frontera, al parecer por orden directa de un inspector de La Línea, empezaron a requerir los pasaportes de Gibraltar para sellarlos, uno por uno, e incluso a los portadores de tarjetas rojas, que hasta la fecha venían pasando sin necesidad de cumplir dicho trámite, legal pero soslayado desde el periodo de transición pre-Brexit que rige desde enero de 2021.
A las 7.00 de la mañana, las autoridades gibraltareñas decidieron actuar en reciprocidad, provocando nuevas colas en los accesos al Peñón desde La Línea: en este caso, fueron los trabajadores transfronterizos a quienes la Guardia de Fronteras y Costas dejó de aceptar los documentos de identidad y exigió también pasaportes.
En este caso, los retrasos llegaron a alcanzar periodos de hasta una hora, lo que provocó también desajustes en los turnos laborales de la Roca. En gran medida, Gibraltar se daba así un tiro en el pie, porque dicha medida afectó a los negocios y a las empresas locales que cuentan con empleados que residen en el lado español de la Verja.
“Gibraltar ha vuelto a demostrar, una vez más, que cuando lo desee, puede provocar importantes molestias y perjuicios a nuestros trabajadores transfronterizos, pero estos daños también afectan a los gibraltareños, sus negocios y empresas”, ha protestado José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras, senador del PP y presidente de la Comisión de Exteriores de la Cámara Alta. Landaluce ha remarcado que “el gobierno de Gibraltar también ha querido enviar una alerta mostrando que está en una posición de fuerza en las negociaciones que se mantienen con España. La mejor manera de que no puedan tener rehenes ni cautivos a nuestros trabajadores transfronterizos es crear empleo y riqueza en el Campo de Gibraltar para no tener que cruzar la verja e ir a ganarse el sustento”.
La posición gibraltareña distaba mucho de ese análisis: “Si se suprimen los beneficios que actualmente se conceden a los gibraltareños, el Gobierno de Gibraltar responderá inmediatamente con reciprocidad y sé que todos los trabajadores españoles y todos los visitantes entenderán que tenemos que actuar sobre esta base de reciprocidad. Es lo último que queremos hacer y, como socialista, me deprime enormemente que, como de costumbre, se utilice la política para perjudicar los intereses de los trabajadores y no para ayudarles”, aseguró Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar que se vio respaldado en esta ocasión por el líder de la oposición, Keith Azopardi, de Gibraltar Social Democrats.
También desde el ámbito sindical se ha dado la voz de alarma: “Resulta absolutamente inaceptable que se use el paso fronterizo con fines políticos, y que se haga conculcando los derechos de libra tránsito de las personas trabajadoras; siendo por ello que desde CCOO hacemos un llamamiento a dejar la frontera al margen de las disputas”, afirma Manuel Triano, secretario comarcal de dicho sindicato.
11 horas de espera
La situación creada durante 11 horas en la Verja ha sido la gota que ha colmado el vaso de Juan Franco, alcalde de la ciudad española más próxima a la frontera, al frente de un partido localista, “La Línea 100x100”, que mantiene pactos con el PP y con la Mancomunidad, tanto en la Diputación de Cádiz como en la Mancomunidad del Campo de Gibraltar.
Sin embargo, el alcalde responsabiliza de la falta de soluciones a la situación local tanto a la Junta de Andalucía como al Gobierno central, que prometieron una millonaria serie de medidas para paliar los efectos del Brexit en esta comarca castigada por el paro y por la economía sumergida: “¿Volvemos a hablar de narcotráfico? ¿Volvemos a hablar de que se da el caldo de cultivo ideal para que estas mafias proliferen? Porque tenemos un volumen de población importante que no ve como alternativa factible incorporarse al mercado laboral porque tenemos un paro del 30% y encuentran una vía de escape en esas mafias organizadas”, lamentaba Franco, quien cree que la situación de este viernes puede ser el anticipo de un futuro apocalíptico si el Tratado con Gibraltar no llega a buen puerto y no se pone en marcha un plan B.
Gibraltar lleva años preparando una serie de alternativas para el caso en que se produzca finalmente un Brexit no negociado en la Verja: “Lo de hoy debe servir como punto de inflexión para ver lo que puede ocurrir, porque no hay plan B. Es una muestra del escenario casi apocalíptico que podemos tener si no hay acuerdo”, ha alertado Franco.
Sin embargo, también se infiere una ruptura en el frente común del Campo de Gibraltar frente a esta situación: “El discurso se está diluyendo porque, por desgracia, me obligan a ir a reuniones con el resto de alcaldes de la comarca con los que no compartimos nada. Los problemas que se dan en Tesorillo, en Jimena, en Castellar, en Algeciras, en Tarifa, en Los Barrios y en San Roque son otros. Cuando había una huelga en Acerinox, nosotros apoyamos al alcalde de Los Barrios, pero el que tenía que tener liderazgo era él, por más de que yo tenga aquí a 300 familias viviendo de la fábrica”, ha subrayado Franco.
El regidor linense recuerda que “cuando hay un problema en el puerto de Algeciras, el que tiene que tomar liderazgo es el alcalde de Algeciras. Y aquí hay un montón de familias que trabajan en la estiba, en servicios operativos y demás en el puerto. Pero lo que no podemos hacer es que, ahora, se esté intentando reconducir interesadamente, por distintas administraciones del mismo color político, el problema del Brexit a lo que es el problema del puerto de Algeciras”.
Al menos, hoy también se ha producido una buena noticia: la Comisión Europea retrasa la entrada en servicio del control biométrico en las fronteras Schengen, previsto inicialmente para el 10 de noviembre pero que se aplaza sin fecha definida. Sin Tratado, las colas de las últimas horas se convertirían en una simple broma para lo que aguardaría a partir de entonces.