En España no hay solo una Cañada Real en la que los problemas de suministro eléctrico sean habituales, sino que hay más lugares en esa situación. Al norte de Granada capital, en Almanjáyar, un barrio conocido popularmente como Zona Norte, la falta de luz no es solo una anécdota que ocurre cada cierto tiempo, sino que se ha convertido en un hecho cotidiano que no parece tener vía de solución. A los cortes habituales en buena parte de este enclave granadino, se han sumado, desde hace tres meses, los que sufren más de 200 familias que ya no pueden más.
Desde octubre, cerca de 250 viviendas están sufriendo cortes de luz diarios, que en ocasiones duran más de 20 horas. En un entorno conocido como Casería Aguirre, los vecinos se han organizado para denunciar a Endesa y reclamarle a la compañía eléctrica que les dé una solución ya que su vida ha dejado de ser digna desde que los problemas en el suministro eléctrico se convirtieron en norma en el entorno de la Plaza Francisco Javier Simonet.
Allí, contra el estigma que sitúa al barrio de Almanjáyar como una zona deprimida y de clase social baja, viven personas como Juan José y Santiago, Doctor en Filología Hispánica y profesor de Secundaria por un lado y licenciado en Derecho y abogado por el otro. Los dos forman parte de un grupo de ciudadanos que ya están cansados de padecer un día a día sin luz y ambos están impulsando las denuncias contra Endesa y una petición de ayuda a la Subdelegación del Gobierno en Granada para que aumente la presencia policial que pueda acabar con los enganches ilegales para cultivos de marihuana que pueden estar detrás de los problemas en el suministro eléctrico.
No obstante, estos vecinos no quieren señalar que ese sea concretamente el origen de los cortes de luz. Si bien las plantaciones ilegales de marihuana son una tónica dominante tanto en la Zona Norte como en buena parte de la provincia, según demuestran las actuaciones policiales al respecto, estos vecinos no quieren entrar a valorar esa circunstancia. “Nosotros no entramos en ese asunto porque no nos corresponde. Queremos que nos devuelvan un servicio por el que estamos pagando y que es completamente necesario”, explica Juan José.
Sin luz para vivir
Su caso es paradigmático porque los problemas con la electricidad le han afectado en varios sentidos. “En octubre tuve Covid y estuve encerrado 40 días sufriendo los cortes de luz”, recuerda. Además, por su condición de profesor de Secundaria en un centro muy cercano a donde vive, en diciembre se vio obligado a llevar a cabo una tarea inesperada: corregir los exámenes de sus alumnos en un cibercafé porque en su casa no podía. A todo ello hay que sumarle que su propia hija también es estudiante y al ser universitaria, tiene docencia online y teme no poder estar en igualdad de condiciones que sus compañeros si se le vuelve a ir la luz.
“Llevo 40 años viviendo aquí y nunca hemos tenido un problema”, sostiene. Al contrario de lo que se suele señalar de la Zona Norte, en su caso no considera que esté viviendo en una zona conflictiva: “Aquí vivimos personas normales que tenemos nuestros recibos de la luz domiciliados y al día”. Por ese motivo, denuncia la impotencia que sienten tanto él como sus vecinos por estar pagando por un servicio “básico” que no podemos disfrutar.
En una línea similar se expresa Santiago, que ejerce de abogado de sus vecinos y es quien está detrás de la elaboración de la denuncia presentada ante la Policía Nacional y la que se va a interponer ante la Fiscalía. “Nosotros no entramos a valorar qué tipo de delito se está produciendo en este caso, pero sí creemos que Endesa no está velando por el correcto servicio del servicio eléctrico”. Por otro lado, cuenta el hombre, “los cortes se agravaron muchísimo en diciembre. Algunos vecinos han celebrado la Navidad a oscuras”.
“Queremos un servicio que estamos pagando”
Más allá de las denuncias, que ya están en trámite, los vecinos también pedirán ayuda a la Subdelegación del Gobierno. “Nosotros no vamos contra ninguna institución, lo que pedimos es que se nos devuelva un servicio por el que estamos pagando”, insiste Juan José. La falta de luz es tan grave que hay vecinos que necesitan de electricidad para poder sobrevivir ya que son personas dependientes. “Hay algunos casos en los que se han tenido que mudar a casas de familiares porque se le estaba negando el derecho vital de su propia vida”, denuncia Santiago.
Aunque cuentan que desde que empezaron los problemas no han recibido ayuda de nadie, “nos hemos puesto en contacto hasta con servicios sociales”, explica Juan José, sí han tenido el respaldo del Defensor del Ciudadano de Granada, Manuel Martín y del cura de la Parroquia de Jesús Obrero, que está próxima a su urbanización. “Ellos no son quienes nos tienen que dar la solución, pero les estamos muy agradecidos”, asegura.
En su caso, después de cuatro décadas viviendo en el barrio cree que el crecimiento de la zona y la proliferación de la tecnología que hoy en día tenemos, ha hecho que la infraestructura eléctrica con la que se cuenta en la zona se haya quedado corta. “En nuestro edificio nos han dicho que nos falta potencia y que no es un problema de nuestra instalación. No dudamos de que Endesa está poniendo de su parte, pero necesitamos una solución”, insiste el portavoz vecinal.
El 80% del consumo total, “ de plantaciones de marihuana”
Las denuncias contra Endesa, la compañía que suministra la luz en el barrio, no son nuevas. Los problemas de suministro llevan tiempo sucediéndose y, por ello, desde la propia entidad insisten en defender su labor en todo momento. La eléctrica considera que “la red de distribución de ciertos puntos de la Zona Norte de Granada está sometida a un continuo sabotaje con fines delictivos”.
Al respecto, señalan que la mayoría de estos tienen como fin “cultivar plantaciones de marihuana que demandan cada una de ellas unas potencias que equivalen al consumo de 80 viviendas y que suponen en su conjunto el 80% del consumo total de la zona”. Por ese motivo, recuerdan que “la sobrecarga a la que está expuesta la red de distribución no tiene ninguna justificación ni explicación técnica, ya que la capacidad de las instalaciones es muy superior a la que teóricamente se necesitaría, incluso, si los usuarios en situación ”legal“, con contrato en vigor e instalaciones interiores conforme a la normativa, utilizasen todos sus suministros a la máxima potencia, aun habría capacidad en los centros de transformación para suministrar a otros 2.500 clientes más en las mismas condiciones”.
Además de señalar que los problemas se producen por enganches ilegales para las plantaciones de marihuana, desde la entidad aclaran que llevan años invirtiendo millones de euros en modernizar y mejorar la infraestructura eléctrica. “A pesar de estas inversiones, que se suman a las que ya ha llevado a cabo Endesa en la Zona Norte entre 2016 y 2019 (detalladas más abajo), estas nuevas infraestructuras se ven sometidas también a daños e incidencias por la sobrecarga de las redes que generan los enganches ilegales, que provocan averías en una media de 20 fusibles diarios”, asegura Endesa.
A pesar de todo y con respecto a la denuncia que han hecho estos vecinos, fuentes de la compañía insisten en que no hay dejación por su parte y que “los técnicos llevan varias semanas haciendo un seguimiento exhaustivo de esta zona”. Finalmente, aseguran que se están coordinando con la administración pública “para ver posibles actuaciones porque las cargas han subido de forma exponencial, aunque el nivel de contratación es muy elevado, en torno al 90%”.