La propuesta de la abogada granadina Montse Linares para que el Colegio de Abogados de Granada pasara a ser Colegio de la Abogacía de Granada ha fracasado. La proposición quería eliminar el sexismo del nombre al identificar solo a los abogados y no a las abogadas, siguiendo la recomendación del Consejo General de la Abogacía (CGAE). Sin embargo, un grupo de letrados ha rechazado la idea acusando a la abogada de hacer “propaganda” de “sesgo ideológico”. Algo de lo que no tiene noticia el propio Colegio, según aseguran a este medio.
Todo comenzó el pasado mes de marzo cuando la abogada Montse Linares, presidenta del Grupo de Violencia del Colegio de Abogados de Granada y experta en este ámbito desde 1997, propuso a la Junta de Gobierno que se cambiase el nombre de la institución para adecuarlo a los tiempos y a las recomendaciones del CGAE que ha promovido ya ese mismo cambio en 18 de los 83 colegios profesionales que hay en España. Como el granadino está en pleno proceso de actualización de sus estatutos, que debe acabar en julio, Linares consideró que era el momento indicado para llevar a cabo la propuesta. Para ello, elaboró un documento con todas las claves jurídicas que indican que es necesario modificar la denominación.
A través de una propuesta formal, la abogada solicitó la posibilidad a la Junta de Gobierno que decidió someter el asunto a referéndum en lugar de aplicar el cambio directamente ya que tiene potestad para ello. La votación se produjo el pasado 19 de abril y ganó la opción de que no se cambiara el nombre del Colegio de Abogados de Granada por un 80% de los votos frente al 20% que sí estaba de acuerdo con la modificación, aunque apenas participó un 20% del censo total de colegiados (738 asociados de 3.509). Ya entonces hubo reacciones por parte de algunos letrados y simpatizantes de la extrema derecha en redes sociales que calificaron la derrota de la propuesta como de un éxito contra el “inclusismo mediocre”.
Lo que no se sabía en ese momento es que la abogada proponente ya había recibido mensajes similares a través de su correo electrónico por parte de otros colegiados. “Se trata de un puro acto de adoctrinamiento de doctrina de género”, “el pasado no era un caos informe antes del socialismo, huevo cósmico del que, al parecer, debe nacer hasta una nueva gramática que abandone el género no marcado (el masculino)” o “meras burdas infundadas y sin fundamento, más que tizne ideológico sesgado”, fueron algunas de las frases de las misivas que recibió Montse Linares desde que realizó la propuesta hasta que se votó. Además, y paralelamente, un grupo de estos abogados realizó un montaje para difundir por redes sociales su mensaje contra la modificación pidiendo decir no a “la dictadura de lo políticamente correcto”, a “la ideología de género” y “al debate ideológico”.
El lenguaje no es “inocuo”
Quienes se han opuesto a esta idea para cambiar el nombre y hacerlo más inclusivo insisten en la idea de que la palabra “abogado” ya incluye tanto al hombre como a la mujer, tal y como indican las normas de la Real Academia de la Lengua Española (RAE). Un discurso que para Montse Linares, la abogada proponente, esconde que hay un grupo “muy fuerte” de personas que no “quiere avances en igualdad”. La letrada, que lamenta que el colegio granadino se haya puesto de perfil convocando el referéndum sin darle cobertura a la propuesta, afirma sentirse muy orgullosa de la abogacía en general porque se están dando pasos en ese sentido que están costando “mucho” y son fruto de un trabajo “muy duro”, tal y como ella misma ha podido comprobar con su propuesta de cambio de nombre.
“Llevo trabajando en el ámbito de la violencia machista desde el año 1997 y sé perfectamente que el lenguaje no es inocuo y que hay que luchar contra lo discriminatorio. Entendí que como presidenta del Grupo de Violencia no me podía quedar sin hacer nada”. Especialmente en un colegio profesional como el granadino en el que el 40% de los colegiados son mujeres. “Uno de los puntos de la guía que propone el Consejo General de la Abogacía es que los colegios deben promover el cambio de nombre al de abogacía. Es verdad que no dice que sea obligatorio el cambio, pero la ley integral contra la violencia de género tampoco dice que sea obligatoria la asistencia gratuita en ese ámbito y sin embargo se ha montado un equipo para ello”.
Respuestas de agradecimiento
Pese a lo agrio de los mensajes recibidos, Montse Linares prefiere quedarse con lo positivo: “Ha habido muchas respuestas de agradecimiento y muy bonitas”. Afirma que no le preocupan tanto las respuestas negativas porque sabe que la igualdad aún “provoca reacciones de este tipo”. “Me han llamado adoctrinadora y hasta pastora. Creo que el resultado ha sido bueno porque nos ha servido para ver la reacción que ha habido por parte de un sector muy minoritario”. Para Linares lo que ocurre le recuerda a lo que se está viviendo judicialmente en los últimos años en el ámbito de la violencia de género. “La aparición de Vox está impregnando su política en el mundo de la abogacía y está impidiendo que se desarrollen los avances tan necesarios que se están dando. Mensajes como el de la violencia intrafamiliar están calando en el mundo judicial”.
Por su parte, el Colegio de Abogados de Granada dice no saber nada de la campaña de acoso machista que ha sufrido la abogada Linares. En declaraciones a este medio, el decano del colegio, Leandro Cabrera, afirma que “la obligación de cambiar el nombre no existe”. “Lo que hemos hecho en el colegio de Granada ha sido un ejercicio puro de democracia para que todos los colegiados se pronunciaran para cambiar el nombre”. El máximo representante de la institución de la abogacía granadina llega a afirmar que el cambio sí que tiene “una carga ideológica, aunque ella lo fundamentó jurídicamente muy bien”.
“No hay ninguna reticencia”
“Teníamos dos opciones: que la junta de gobierno cambiase el nombre (que somos 15 personas) o que se hiciese un referéndum. La participación fue más importante de la que pensaba que iba a haber y el resultado fue abrumador”, dice. A pesar de que solo votaron un 20% de los colegiados, para Cabrera es una movilización importante ya que no suele ser un colectivo que participe mucho en estos sufragios. No cambiaron el nombre pese a que la propuesta estaba fundamentada jurídicamente porque entendieron que “tenía una trascendencia en la que todo el colegio debía pronunciarse”. “Desde el principio y antes de la convocatoria del referéndum dijimos que se respetaría el resultado”.
“Cuando llegue, llegará el cambio de nombre, si al final lo imponen normativamente”, sostiene el decano. Por parte de la Junta de Gobierno “no hay ninguna reticencia” a ello y por eso se convocó la votación. Pero con respecto a los mensajes que ha recibido Montse Linares y al tinte machista de los mismos, desde el Colegio de Abogados de Granada no van a tomar ninguna medida. “No vamos a investigar nada porque cada uno es libre de hacer y decir lo que quiera. Hemos sido absolutamente asépticos porque respetábamos el resultado”.