Granada, una de las tres ciudades con el aire más contaminado de España, no mide correctamente la calidad de su atmósfera desde hace meses. La Junta de Andalucía ha solicitado al Ayuntamiento granadino, hasta en tres ocasiones, que se corrija el problema que impide que la estación de medición situada en la zona norte de la capital tome los valores reales de contaminación. La vegetación que tapa la estación impide la toma de datos correctos, por lo que solicitan su poda. Algo que, aún así, no es obstáculo para que la estación arroje valores por encima de lo que recomienda Europa y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se trata de un problema por las propias características de la capital granadina y de lo que implica para su propia configuración urbana. Granada (232.000 habitantes) es uno de los principales destinos turísticos de nuestro país, por lo que su población diaria es superior a la censada. Un hecho que hace que instituciones como la Universidad de Granada realicen sus propias mediciones de la calidad del aire. Mediciones que sitúan los valores de partículas nocivas por encima de los recomendables.
Esto ocurre porque Granada, pese a ser una ciudad pequeña, posee un cinturón metropolitano que duplica el número de personas que viven en apenas unos kilómetros a la redonda, lo que afecta directamente a la movilidad y, por lo tanto, a la calidad del aire. Por eso, Granada se sitúa habitualmente en los primeros puestos de las ciudades con el aire más contaminado no sólo de España, sino de Europa. Un hecho que hace especialmente importante que en la ciudad se tengan valores reales del aire que respiran los ciudadanos.
Zona de bajas emisiones
Para revertir la situación, el Ayuntamiento de Granada está implantando un sistema de zona de bajas emisiones para blindar el centro de la ciudad al paso de vehículos contaminantes y está estudiando alternativas para reducir los gases nocivos para la salud que respiran los granadinos. Sin embargo, todas estas decisiones están condicionadas por los valores de contaminación que se recogen de las estaciones situadas en la capital granadina y en una de ellas, desde hace meses, los datos que se obtienen no son los reales.
En concreto, se trata de la estación atmosférica situada en la zona norte de la capital, en la Avenida Luis Miranda Dávalos. Esta estación lleva meses dando valores de contaminación por debajo de los reales. Y, a pesar de ello, desde 2008 los datos que arroja en cuanto a dióxido de carbono (CO2) y partículas en suspensión nocivas para la salud (PM10), se sitúan por encima de los permitidos. En España, el límite anual máximo de nitrógeno y de partículas en suspensión es de 40 µg/m³ y se ha superado holgadamente varios años, descontando los episodios en los que el polvo sahariano haya podido tener efectos adversos en la calidad del aire.
Así lo ha denunciado en varias ocasiones ante la Consejería de Sostenibilidad el químico Javier Gómez. El especialista ha remitido diferentes escritos al Ejecutivo regional para poner de relieve una situación que se puede solventar con la poda de la vegetación que se sitúa junto a la estación de medición y que es la que “falsea” los valores.
Tres requerimientos
De acuerdo con la documentación remitida, y a la que ha tenido acceso este periódico, la estación incumple los criterios de microimplantación establecidos en el Real Decreto 102/2011, relativo a la mejora de la calidad del aire. Los incumple porque los cinamomos que la rodean están muy cerca y no dejan un espacio despejado en un arco de al menos 270° alrededor de la entrada de la toma de muestra de dicha estación de control de la contaminación atmosférica.
Desde Sostenibilidad han solicitado hasta en tres ocasiones en el último año al Ayuntamiento de Granada que proceda a la poda “drástica” de los diferentes árboles de tipo cinamomo que se sitúan próximos a la estación. Una poda que aún no se ha realizado y a la que se niegan desde el Consistorio.
Fuentes municipales explican que la política local que están aplicando no pasa por la tala de estos árboles en ningún caso y recuerdan que los árboles ya se encontraban en este lugar antes de que se instalase la estación de medición. En todo caso, dicen estar estudiando alternativas para resolver el problema que, de momento, arroja valores que disfrazan la contaminación real que sufren los ciudadanos de Granada.
“Menor percepción de riesgo”
Pablo Augustín, especialista en calidad del aire de Ecologistas en Acción, recuerda que es muy importante que las estaciones midan correctamente la contaminación que se respira porque tiene una relación directa con la salud de la población. “Al darse datos más bajos, hay menos alarma social, se aplican menos medidas correctoras y, por ejemplo, hay más resistencia a los cambios por parte de los conductores de vehículos a motor por menor percepción del riesgo”.
Precisamente esta baja percepción del problema hace que la población no sea consciente de los peligros de respirar aire tan contaminado como el de Granada. Según un informe de la ONU, en 2021 murieron en el mundo más de 8 millones de personas por dolencias relacionadas con esta contaminación atmosférica.
“Llevamos años reclamando unidades móviles reales, constantes, que midan lo que respiran los adultos a 1,70 metros de altura y los niños a un metro”, apunta el especialista. “Necesitamos una metodología que sea reflejo de la realidad”.