Alamedilla: el pueblo granadino que lleva 450 días sin agua potable

En Alamedilla (Granada) el calendario parece no moverse desde septiembre de 2016. En este tranquilo pueblo de los Montes Orientales de la provincia granadina, cerca de Guadahortuna y limítrofe con la provincia de Jaén, no hay agua potable desde entonces. Y el agua de este final de noviembre tan solo ha puesto la miel en los labios de sus habitantes porque “no soluciona”, aseguran.

Desde que empezaran los problemas con el agua para sus 600 habitantes censados -viven algo más de la mitad y la cifra se triplica en verano- se han visto obligados a acostumbrarse a una situación impropia en la Europa del siglo XX. No tienen agua. La edad media de los vecinos supera ampliamente el medio siglo y muchos de ellos no están en condiciones para tener que ir a por agua lejos de sus viviendas.

El alcalde de la localidad, Torcuato Cabrerizo (PSOE), recibe a eldiario.es/andalucia para contar por lo que está pasando su municipio. Lo hace en un Ayuntamiento en el que sorprende la actividad en contraste con la relajación del pueblo. El Consistorio es un ir y venir de gente. La entrevista se desarrolla en el despacho del alcalde donde Cabrerizo quiere hablar del “insostenible problema que padecemos”.

El origen del problema está en mayo de 2016. Es en esa fecha cuando el municipio empieza a notar un descenso notable de la cantidad y de la calidad del agua que reciben los vecinos. Alamedilla cuenta con un sistema especial para el abastecimiento que hace uso de dos pozos distintos que permiten la conducción del agua con elevados niveles de nitrato y no son aptos para consumo humano, aunque sí para otros usos. Pero la verdadera fuente de agua potable de la localidad es el manantial Gante Santerga. Con esos dos pozos y el manantial, Alamedilla ha podido equilibrar el nivel de su agua hasta hace ahora año y medio.

¿Por qué se están empezando a quedar sin agua? se preguntaron entonces. La acuciante sequía que ya se dejaba notar era una de las razones. Y la otra, que debido a esta sequía, las parcelas agrícolas de la zona empiezan a hacer un mayor uso del agua estancada en los pozos que dan abastecimiento a la localidad.

Un pozo en Huelma, clave del problema

Torcuato Cabrerizo reconoce que los problemas con el agua cogen por sorpresa al pueblo. Por ello decidieron recurrir al Seprona para que pudieran detectar en qué pozos se estaba perdiéndo el agua y por qué motivo. Así descubrieron que uno de ellos, conocido como el pozo de Peligros, está regando 90 hectáreas de olivares sin concesión administrativa y cogiendo aguas del manatial. Pertenece a la localidad de Huelma en Jaén con la que limita Alamedilla y es, según las primeras pesquisas del Seprona, el principal responsable de que el manantial de Gante Santerga se seque en septiembre de 2016.

Dos litros por persona y día

Después de ese momento, no solo desciende el nivel del agua potable que llega a Alamedilla sino que directamente deja de llegar. Al secarse el manantial en cuestión, el problema se agrava por lo que el Distrito Metropolitano del Servicio Andaluz de Salud (SAS) obliga al Ayuntamiento del municipio a repartir agua en botellas a sus vecinos. La que se recibe por parte de los pozos que aún quedan en funcionamiento no se puede consumir al tener un nivel de nitrato por encima de 50 mg/L. Desde entonces, los vecinos de Alamedilla tienen que controlar el agua que consumen porque dependen de las botellas que les hagan llegar (dos litros por persona y día).

Sin embargo, desde el pasado 20 de noviembre y con la intervención de la Diputación de Granada, Alamedilla cuenta con un camión cisterna ubicado en el patio del colegio del pueblo para que cada vecino acuda a él para obtener el agua que necesita. Un desembolso que para el ente provincial no resulta demasiado elevado ya que el camión es propiedad suya, aunque no detallan la cifra. No obstante, según detalla el Ayuntamiento de Alamedilla, hasta la puesta en marcha del camión cisterna, el municipio llevaba gastados aproximadamente 120.000 euros entre el reparto del agua embotellada y la mejora de los pozos que sí pueden dar servicio para la higiene personal. Al menos 50.000 euros corresponden solamente al reparto de botellas.

A la Fiscalía

Con la información del Seprona, el Ayuntamiento de Alamedilla acude a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, porque se desconoce al propietario y el pozo sigue chupando agua sin permiso alguno. Casi al mismo tiempo, Alamedilla pide auxilio a la Junta de Andalucía que, aunque presta su apoyo, recuerda que carece de competencias en el asunto más allá de poder presionar políticamente. Por eso el Gobierno andaluz recomienda en octubre de 2016 que el municipio acuda a la Fiscalía.

Así, primero la de Granada y luego la de Jaén entran en escena. Pese a ello, no consiguen aclarar prácticamente nada y el pueblo sigue sin agua. Según denuncia el alcalde, la búsqueda de soluciones y responsabilidades sólo se ha centrado en aquellos pozos que sí tienen concesión administrativa: “Es como si hubiese un bache en la carretera que no te permite circular con ella y pides que lo arreglen pero pintan la carretera, ponen nuevas señales pero el bache sigue ahí”. Actualmente la denuncia continúa en su fase inicial de instrucción del Juzgado Número 4 de la capital jienense.

Por su parte, la Confederación explica a este medio que desde enero de 2016 “se han realizado actuaciones y control que han derivado en la apertura de 21 expedientes en el servicio de Sanciones de la Comisaría de Aguas, a explotaciones agrícolas, con motivo tanto de captaciones sin autorización, incumplimientos en el condicionado de las concesiones de agua, y los relacionados con un exceso de superficie con respecto a lo que se encuentra autorizado”.

No obstante, sobre el pozo conflictivo, el de Peligros, mientras que el alcalde de Alamedilla sostiene que no se ha hecho nada contra él, el organismo hidrográfico defiende que “se han hecho sucesivas inspecciones a la finca donde se encuentra el pozo denominado Peligros en el término municipal de Huelma que han dado como consecuencia la apertura de expediente sancionador que se encuentra actualmente en tramitación”. La misma corporación defiende que en noviembre se abrió un expediente para depurar las posibles responsabilidades.

Posible infracción grave según la ley

La Ley de Aguas, vigente desde 2001, pone sobre la mesa una posible infracción grave del pozo de Peligros con respecto al municipio de Alamedilla. De acuerdo con la propia ley, en sus artículos 116 y 117, detalla qué sería considerado como infracción. Según el punto 3-b del artítulo 116, “la derivación de agua de sus cauces y el alumbramiento de aguas subterráneas sin la correspondiente concesión o autorización cuando sea precisa” se considera como tal una infracción de tipo administrativo. Por lo que si se toma en consideración el presupuesto destinado desde el municipio granadino para paliar su problema con el agua, en torno a 120.000 euros según su alcalde, la infracción podría ser calificada como grave. Pues el artículo siguiente, el 117, considera que serán graves aquellas infracciones que supongan un gasto derivado -o pérdida- de 50.000,01 a 500.000,01 euros. En ese caso, según detalla el mismo epígrafe de la Ley de Aguas, las correspondientes sanciones corren a cargo del Ministerio de Medio Ambiente.

La petición expresa por parte del Ayuntamiento de Alamedilla de que se adopten medidas cautelares que sellen el pozo para que vuelva a haber agua en el pueblo, también se puede llevar a cabo aunque aún no se ha hecho. El artículo 119 de la Ley de Aguas explica en su segundo apartado, que se podrán imponer medidas “coercitivas” que “impliquen medidas cautelares que resulten necesarias para evitar la continuación de la actividad infractora, como el sellado de instalaciones, aparatos, equipos y pozos, y el cese de actividades”.

Los problemas derivados de la falta de agua

Que no haya agua potable no es solo un problema para los vecinos, también lo es para el entorno. Tal y como explica el alcalde de Alamedilla, hay un temor latente en el municipio por lo que pueda pasar con el manantial de Gante Santerga que sigue seco. “Si algún día vuelve a haber agua, por inactividad el manantial puede dejar de salir por el mismo sitio lo que obligaría a hacer obras para reconducir el agua de nuevo hasta el pueblo”, aclara el primer edil.

El impacto medioambiental también se nota. Además de la sequía evidente o que el manantial esté seco, el arroyo de Gante no tiene agua. Dicen los mayores del lugar que nunca lo habían visto así: “Ese arroyo siempre llevaba agua, incluso en las sequías más graves que hemos vivido”. A su vez, la población de cangrejo ibérico corre el riesgo de desaparecer por la falta de agua. Ahí es donde la Junta de Andalucía ha enviado técnicos que comprobaron el impacto medioambiental que dan fe de la pérdida de buena parte de la especie de cangrejo que suele habitar cerca del municipio granadino.

Mientras se resuelve el problema en los tribunales o se adoptan medidas cautelares que permitan cerrar el pozo conflictivo, tal y como solicita Alamedilla, el pueblo granadino sigue gastando en medidas para paliar los males que padece. Una de ella será el desembolso de 80.000 euros para la electrificación de uno de los pozos que sí está en uso y que abastece de agua para higiene personal. Así podrá ser utilizado durante todo el día y no solo durante las horas de sol ya que ahora trabaja gracias a la instalación de placas solares. No descartan que dicho pozo pueda ser utilizado para el consumo de agua potable aunque de momento no es posible.

Todo pasa porque el manantial de Gante Santerga recupere el agua que ha perdido por culpa de un pozo sin licencia que lo ha secado y que las lluvias de noviembre no han conseguido recuperar.