“Como no están los hijos, matamos a las madres”: así fueron los fusilamientos franquistas por “sustitución” en Andalucía

“Como no están los hijos y hay que escarmentar a estos rojos, matamos a las madres”. Bajo este silogismo criminal actuaron también los golpistas al mando de Franco y Queipo de Llano en Andalucía. Un rastro de barbarie que tiene ejemplo en Pinos Genil (Granada): en la tierra del cementerio ha sido localizada la fosa común donde fueron arrojadas siete mujeres y siete hombres, familiares directos de personas de izquierdas.

El 13 de septiembre de 1936 los rebeldes eligieron a quiénes iban a quitar la vida a tiros. Francisca Esperidón, con 70 años. Serafina Benavente, con 64. María Molina y Brígida Romero, 50. Francisca Ruiz y Filomena González, 46. Y María López, Domingo García (55), Rafael García (41), Francisco Lupión y otros cuatro “desconocidos”.

Todos ejecutados “en sustitución” de hijos, compañeros, hermanos… de alcaldes, concejales, sindicalistas, socialistas y miembros del Frente Popular que habían dejado atrás su localidad de residencia, Güéjar Sierra, para firmar con la huida el trágico destino que el fascismo español dibujó en sus casas.

La intervención arqueológica ha conseguido exhumar a cuatro víctimas. El resto de la fosa ha desaparecido bajo la acción de enterramientos posteriores. Pero los familiares están en vías de cerrar una herida que atraviesa varias generaciones. Es la huella de la Memoria. Están en vías de cerrar el duelo. Y porque ya nadie puede decir que esa fosa no existía.

Los trabajos han sido financiados por el Ministerio de Justicia del Gobierno de España, como en Nerva (Huelva), El Puerto de Santa María (Cádiz), Écija y Utrera (Sevilla). La Junta de Andalucía gobernada por PP y Ciudadanos con el socio externo de la extrema derecha de Vox todavía no ha sufragado ninguna nueva búsqueda en una tierra que suma al menos 45.566 desaparecidos forzados en 708 fosas comunes, según el Mapa de Fosas.

Crímenes políticos contra mujeres

“A mi abuela la matan porque era madre de uno que iban buscando, un hijo que era más sobresalido, Miguel, y como no lo pudieron coger a él, la cogieron a ella”, cuenta a eldiario.es Andalucía, y a pie de fosa, Mari Carmen Gómez Rodríguez (80 años). Su abuela era Francisca Esperidón, “la mayor del grupo”. Los golpistas se la llevaron, dice, “en la puerta de su casa”. Y hasta hoy.

Las siete mujeres y otros tantos hombres fueron subidos a un camión dos meses después del golpe de Estado y después de dos semanas encarcelados en el Ayuntamiento de Güéjar Sierra. El grupo había sido detenido por guardias civiles sublevados contra la democracia de la Segunda República. 83 años después, Mari Carmen entra a la zona de la fosa sostenida del brazo de un Guardia Civil. Otros tiempos.

Los crímenes políticos ocurridos en Pinos Genil son otro episodio más del genocidio fundacional del franquismo. Y de la doble represión de la que fueron víctimas las mujeres. Dionisio García, nieto de Brígida Romero, explica: “Mi abuela tenía dos hijos aparte de mi madre, eran de la UGT”. Pero “no pudieron cogerlos”. Y fueron a por ella.

“Llegamos aquí por el relato de la hija de una de las fallecidas”, dice el presidente de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, Rafael Gil. Refiera a Antonia Soto (99 años), hija de Francisca Ruiz. Antonia vio a su madre subida al camión que la llevaba a la muerte.

Al final del trayecto, las mujeres fueron ejecutadas en la puerta del camposanto. Los hombres, dentro. Y un puñado de vecinos del lugar fue obligado a cavar la tumba colectiva en una zona que se mantuvo leal a la República rodeando a la capital, en manos de los rebeldes. Algunas familias, cuando regresaron al pueblo, comprobaron cómo sus casas y pertenencias estaban en manos de adeptos a la dictadura de Franco.

Tercera fosa con más mujeres en Granada

Los distintos testimonios recopilados han confirmado que la fosa común con “las 14 personas que fueron dramáticamente fusiladas” está “a siete pasos de la entrada del cementerio antiguo”. “Es la primera exhumación en Granada en los últimos años”, destaca Silvia González, vocal de familias del colectivo memorialista granadino.

“Y la tercera fosa con más mujeres en Granada después de la capital y la de Víznar”, continúa. “Mujeres que eran madres, hijas, hermanas o compañeras de personas relacionadas con la sociedad obrera y la política local, tanto de Izquierda Republicana como del PSOE, como familiares de tres concejales o la madre del alcalde de Güéjar Sierra”, añade.

En la fosa, rota por la dinámica de uso del cementerio, han aparecido restos óseos de cuatro personas. Son mujeres y hombres. “A nivel de inspección arqueoforense en superficie ya presentan indicios de violencia”, confirma a este medio el director científico de la intervención y profesor titular de Arqueología de la Universidad de Granada, Francisco Carrión.

Las 14 víctimas desaparecidas están “enterradas ilegalmente junto a la entrada del cementerio de Pinos Genil”. Algunas tumbas abiertas “en los años 60 y 70”, sepulturas que rompieron “la fosa original” provocando la pérdida de “material óseo” y desperdigando huesos y pruebas de muerte violenta. Pero sirve el trabajo y la localización de la fosa para que los familiares tengan la certeza de que allí fueron enterradas las víctimas y que, en el futuro, un mausoleo acogerá los restos óseos acompañados de todos los nombres: como Francisca, Serafina, María, Brígida, Filomena, Domingo, Rafael y Francisco.