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Beas, un pueblo de Granada donde van a buscar libros... a la cabina de teléfono

Antonio, Resu y Mónica posan junto a la cabina telefónica que han reconvertido en biblioteca

Álvaro López

Beas de Granada (Granada) —

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Antonia coge el libro de “El retrato de Dorian Gray” para ojearlo. El libro no está en una biblioteca convencional sino en una antigua cabina de teléfonos. Puede que muchos de los vecinos más jóvenes de Beas no tengan mucha idea de para qué se usaba antes. Las que sí lo saben son las mujeres que componen la Asociación de Mujeres de Beas de Granada (AMBEGRA), responsables de llenar esta cabina en desuso con historias, cuentos y libros divulgativos.

Y ahí está Antonia, abriendo las páginas del texto de Óscar Wilde con mimo y le echa un vistazo a tres palabras escogidas al azar: “Hice cuanto pude”. Sin darse cuenta, con esa frase acaba de explicar el sentido de la asociación de mujeres que ella misma ha fundado. Porque ella es la fundadora de AMBEGRA, y su último proyecto es la cabina biblioteca. “Teníamos claro que algo había que hacer con ella y se nos ocurrió que pudiera ser una biblioteca al aire libre”. La que habla es Mónica Martín, la actual presidenta e impulsora de una idea que, como la mayoría, nació de los habituales encuentros que hacen las mujeres que conforman AMBEGRA, que tiene una vocación marcadamente feminista y contra la violencia de género.

“La asociación nació hace 20 años porque queríamos que las mujeres dejasen de tener que estar en casa”, apuntan en AMBEGRA. Con ese impulso, llevan dos décadas apostando por proyectos e iniciativas que den vida a su localidad.

Así, en la víspera del Día del Libro del pasado año, Mónica propuso hacer de esta cabina un espacio para el encuentro entre lectores. “Vi en un pueblo de La Alpujarra que colocaban los libros en estanterías improvisadas y pensé que era buena idea para nuestro pueblo”. En apenas unos días se hicieron con una primera remesa de novelas y cuentos, aportados por ellas mismas, que fueron colocando donde hace 20 años había conversaciones privadas.

Ahora, esta antigua cabina telefónica está repleta de ideas, sueños y relatos que manan de los libros. “Nos parecía que era necesario darle otra imagen al pueblo”, asegura Resu Gómez, vicepresidenta de la asociación. Con ese afán, la cabina parecía ser el lugar idóneo para que, de una forma amena, vecinos de todas las edades compartiesen otro espacio más en un pueblo que respira vida.

“Una vida de pueblo”

Pasearse por Beas de Granada (992 habitantes) es hacerlo por un municipio que respira con la ilusión de las mujeres que integran AMBEGRA. Hay calles decoradas con detalles de colores o maceteros que le dan otro aire a los espacios que todos comparten. Hasta el más mínimo detalle está cuidado para que este pueblo, ubicado en la Sierra de Huétor, siga teniendo eso, “una vida de pueblo”.

La cabina biblioteca es solo un ejemplo, aunque el que más atención genera. “Han venido personas de otros sitios a preguntarnos qué era, y es raro el día que no hay alguien haciéndose una foto”, dice Resu. “Nosotras no hacemos esto para atraer turismo, sino para que la gente se sienta a gusto en el pueblo”, confiesa Antonia Sillero. De hecho, en Beas de Granada no hay suficientes casas para todos los vecinos que quieren mudarse allí. “Somos el ejemplo contrario a los pueblos que se van vaciando”.

Con todo, mantener la cabina biblioteca no es sencillo. “Cada persona puede venir y llevarse un libro, siempre que lo devuelva o ponga otro”, cuenta Mónica. El problema es que hay personas, niños y no tan niños, que a veces se dedican a romper la decoración o a tirar las cosas. “No sabemos por qué lo hacen, pero sí sabemos que lo hagan por lo que lo hagan, nosotras siempre arreglaremos la cabina porque a todo el mundo le gusta y está animando a la lectura”. De hecho, cuentan que hay una mujer mayor que por una limitación de movilidad no puede acercarse a la biblioteca municipal, pero sí puede llegar hasta la cabina.

Un pilar del pueblo

Pero AMBEGRA es mucho más que esta idea. Es una asociación que no está cerrada a que los hombres participen ella, y que ha sido la encargada de impulsar el Día del Libro en el pueblo. Además, participa activamente en las fiestas del 6 de enero y del Día de Andalucía, y crean iniciativas solidarias cada cierto tiempo. Sin ir más lejos, han organizado una comida para el próximo 30 de noviembre con el objetivo de recaudar fondos para las víctimas de la DANA de Valencia. “Que venga todo el mundo que quiera, que queremos ayudar y que la gente conozca Beas”, dice Mónica Martín, la presidenta.

“En Navidad también procuramos decorar el pueblo y en primavera lo llenamos todo de flores porque somos un pueblo pequeño, pero muy implicado. Aunque somos pocos, jóvenes y mayores colaboran en las actividades”, confiesa. La asociación fue fundada en un momento en que las mujeres salían poco de sus casas y su objetivo inicial fue crear espacios de aprendizaje y actividades. Por eso, también organizaron cursos de informática, primeros auxilios y talleres, logrando que las mujeres participasen en la vida pública y social de la localidad.

Para el alcalde de Beas de Granada, Manuel Luis López (PP), la asociación “es un pilar muy importante del pueblo porque participan en todos los eventos, colaborando activamente tanto en la organización como en el desarrollo de los mismos”. Además, “están recuperando tradiciones que no se habían perdido del todo, pero que se estaban diluyendo”. Como si fuesen unas concejalas más “tienen la preocupación de que se mantenga el pueblo limpio, vistoso y atractivo para que las visitas tengan a bien pasarse a conocerlo”.

“A nosotras no nos importa la política; nuestra asociación no tiene nada que ver con eso. Lo que hacemos, lo hacemos por el pueblo”, dice Resu Gómez, con la intención de que nadie se sienta excluido. Algo que logran, lo mencionen o no, por la calidez con la que acogen a cualquiera que se acerca hasta Beas.

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