Una investigación ha logrado obtener huellas fósiles en el lugar en el que impactó el meteorito que acabó con los dinosaurios. Un hallazgo científico de gran valor porque permite conocer cómo era la fauna de crustáceos y moluscos que había antes de que el aerolito acabara para siempre con estos animales y de paso comprender cómo era la vida antes de ese momento. Las conclusiones se han publicado en la revista Scientific reports.
En concreto, el trabajo ha permitido obtener nuevos datos sobre cómo era el entorno en el que vivían los dinosaurios antes del impacto del meteorito que acabó con ellos hace 66 millones de años en lo que hoy es el cráter de Chicxulub, situado en Yucatán (México). Es la primera vez que los científicos logran encontrar restos fósiles de animales que estaban en rocas previas al impacto del bólido durante el Cretácico superior (un periodo que se extiende entre los 105 y los 66 millones de años de antigüedad).
Básicamente, se ha trabajado en las rocas que se generaron tras el impacto del meteorito. Estas están formadas por minerales en diferentes estados de metamorfosis que además rara vez tienen huellas de los momentos previos a la catástrofe. Pero en esta ocasión sí ha sido posible identificar restos fósiles que ayuden a comprender cómo era la macrobentónica (crustáceos y moluscos) que había en ese momento.
La “comunidad preimpacto”
La investigación, en la que participa Francisco Javier Rodríguez-Tovar del departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada como coautor, se ha desarrollado internacionalmente de la mano de universidades como la de Bruselas o Austin en Texas y permite obtener la primera evidencia hasta la fecha de la fauna preexistente antes de que el meteorito impactase contra la Tierra y acabara con los dinosaurios. Pero no solo eso, también facilita la labor de comparar la evolución de las especies que hubo antes de la catástrofe con las que se desarrollaron después.
Rodríguez-Tovar explica que el interés de la investigación se basa precisamente en eso: “Conocer cómo era la vida en el área del impacto”. El científico aclara que el hallazgo es muy relevante porque “los materiales preimpacto (rocas carbonatadas) normalmente desaparecen o se transforman”. Algo que impide que se puedan tener registros de cómo era la fauna que había en la zona antes de la aparición del meteorito.
“En este caso hemos reconocido por primera vez fragmentos de rocas carbonatadas que estaban constituidos fundamentalmente por rocas metamórficas, rocas de impacto y estos pequeños fragmentos de rocas han puesto de manifiesto el registro de trazas fósiles producidas por organismos que vivieron en ese área antes de que se produjese el impacto”. El coautor del estudio explica que, gracias a los datos obtenidos, se sabe que había crustáceos, anélidos y bivalvos. “Es interesante también conocer que esa comunidad preimpacto es muy similar a la que se conoce posteriormente”.
Esto indica que el asteroide tuvo una incidencia “menor” en la fauna que había en la zona en la que impactó, ya que se recuperó “muy rápidamente” tras la catástrofe. Hay que tener en cuenta que el cráter generado por el meteorito tiene 180 kilómetros de diámetro, por lo que el muestreo ha sido muy amplio. Para dar cuenta de la magnitud de la tragedia, los investigadores comparan la caída del bólido con las consecuencias que tendrían las explosiones de mil millones de bombas atómicas, lo que impide prácticamente cualquier atisbo de vida posterior.
Cinco extinciones masivas
El cráter de Chicxulub en Yucatán (México) nos permite conocer cómo cambió la Tierra desde ese momento. En cuanto se produjo la catástrofe, hubo terremotos de escala superior a 11, tsunamis de entre 100 y 300 metros de altura, lluvias ácidas o aumentos exponenciales en la temperatura. De esta forma, se calcula que se extinguieron alrededor del 70% de las criaturas marítimas y continentales que existían hasta ese momento, incluyendo los dinosaurios cuyos fósiles han llegado hasta nuestros días para conocer algo mejor cómo era la vida hace más de 66 millones de años.
Cabe recordar que el impacto del asteroide no fue la única gran extinción que se produjo en la prehistoria. Esta fue la quinta y correspondiente al periodo del Cretácico superior, pero antes hubo cuatro que acabaron con los seres vivos existentes desde hace 2.400 millones de años. La primera de todas, la conocida como la del Silúrico o la “gran oxidación”, acabó con la vida marítima porque hasta ese momento los únicos organismos habitaban bajo el mar. Las otras cuatro sí tuvieron incidencia en la vida continental preexistente. Aunque la extinción más masiva de la historia fue durante el Jurásico cuando desaparecieron el 96% de las especies de la Tierra.