El alcalde de Granada parece otro. Y no es porque efectivamente lo sea tras la dimisión en julio de Luis Salvador, sino que el socialista Francisco Cuenca (Granada, 1969) no parece el mismo que hace cinco años cuando alcanzó la alcaldía granadina por primera vez. El regidor, que ha recuperado el bastón de mando tras una crisis consistorial sin precedentes a los pies de la Alhambra, está confiado y sabe que tiene ante sí un mandato mucho más cómodo que la última vez que tocó poder en 2016 tras la detención de José Torres Hurtado (PP) en el marco de la Operación Nazarí.
Quizá por eso, Cuenca llega sonriente a la entrevista con elDiario.es Andalucía. Calmado y hasta con ganas de hacer bromas. La sensación que desprende es la de un hombre que sabe que está ante una oportunidad de oro. Ciudadanos y Partido Popular decidieron eliminarse mutuamente y ahora su PSOE tiene dos años para, una vez superada la pandemia, desarrollar una estrategia política de recuperación e inversiones que temen sus rivales. Seguro, la situación le ha armado de un estado de ánimo que le invita a no guardase nada al responder.
¿Qué tal estas primeras semanas de regreso en la alcaldía?
Nos hemos empeñado en algo, que creo que estamos logrando, que es la normalidad y la tranquilidad de esta ciudad. Hace dos meses y medio que no se habla de líos ni de trifulcas. Salvo la que sigue provocando gente de Ciudadanos y del PP. Estamos trasladando tranquilidad. Estamos en la prioridad de poner la velocidad de crucero a un ayuntamiento que ha estado dos años parado. En materia de urbanismo, en modelo productivo. La necesidad de hacer una alianza con la Universidad de Granada (UGR) para poner suelo a disposición de la ciudad… Estamos centrados en la normalidad y la tranquilidad.
¿Qué se ha encontrado?
Lo más llamativo ha sido constatar que ha habido dos años de parálisis. Entre otras cosas, estos días me reunía con la rectora de la UGR para poner encima de la mesa que Granada es uno de los lugares idóneos para localizar empresas de desarrollo de tecnología. Estamos en los primeros tops en inteligencia artificial y a nivel tecnológico. Además, estoy visitando los barrios y estamos haciendo proyectos como el que dejará de dividir Los Pajaritos con Camino de Ronda por una tapia que ha habido mucho tiempo. Y, ¿por qué menciono todo esto? Porque me lo he encontrado todo en el mismo punto donde lo dejé en el año 2019 cuando dejé la alcaldía. Exactamente igual. Sin ir más lejos, el otro día me sentaba con el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y, en media hora, se comprometió a invertir 5 millones de euros. Le comenté que la idea era retomar lo que habíamos dejado aparcado y le reiteré nuestro compromiso. Pero, en resumen, me he encontrado dos años de parálisis donde no ha avanzado nada. Solo ha habido mucho lío interno entre los que estaban en el PP y Cs. Nosotros llevamos mes y medio andando con el tren a lo que da la máquina.
¿Con qué proyectos?
Lo hablaba con el presidente de la Federación de Hostelería, Gregorio García. Compartimos que la situación esta, que es dura, debería alumbrarnos oportunidades. Granada debería estar en un proyecto de ciudad con tres pilares: la visión de ciudad, esto no es una ciudad que va desde el Zaidín al Cerrillo de Maracena. Es una ciudad metropolitana. Hay muchas familias que se levantan y se trasladan de los municipios colindantes a la ciudad. Las oportunidades están en la gestión compartida. En el transporte público, en la energía… Eso requiere una visión metropolitana. Lo segundo, en lo que estamos ahora mismo que es en mejorar la calidad del aire. Tenemos un reto fundamental que es dejar que Granada deje de ser la tercera área más contaminada del país (detrás de Madrid y Barcelona). Es el gran reto por delante en cuanto a la calidad de vida. Por eso, vamos a empezar a peatonalizar la zona centro. El tercer pilar es el modelo productivo. Esta ciudad es un cañón cultural y turístico. Ya le gustaría a Sevilla tener lo que tiene Granada. Es una ciudad que tiene a quince minutos andando un entorno natural precioso, una estación de esquí a media hora, pero es que, además, también en ese mismo tiempo puedes estar en la playa. Que tiene el monumento más visitado de este país. Eso es un cañón, pero, además, cuando hablo de modelo productivo, nosotros tenemos que dar añadidos. Mi empeño, en esa tercera pata de modelo de ciudad, es ser capaces de sacar lo mejor de la Universidad. Los mejores en inteligencia artificial están aquí en Granada, pero acaban trabajando fuera. Tienen que quedarse aquí.
Con la experiencia vivida en estos años, ¿qué balance hace de su actual mandato con respecto al anterior?
Ahora tenemos la experiencia suficiente para saber que no solo hay que gobernar, sino que hay que tener estabilidad. No puedes estar sometido, ni mucho menos, a vaivenes de formaciones políticas que están todo el día mirando por sus propios intereses. Esta ciudad, después de la vergüenza que hemos sufrido durante dos años, hablando del 2+2, de si me toca a mí o te toca a ti, de que concejales dejen sus competencias… Eso yo no lo he visto en ningún sitio. Dos años de ser noticia nacional por la vergüenza. Después de eso no solo había que gobernar, sino evitar que todo eso volviera a pasar. En 2016 intentamos ir a saco e intentando dejar atrás la corrupción urbanística del PP. Ganamos las elecciones ampliamente y hemos sufrido estos dos años cargados de inestabilidad. Por eso, la clave ahora que hemos aprendido del mandato anterior a este es que teníamos que llegar a acuerdos. Ha habido concejales de Cs como Luis Salvador y José Antonio Huertas, que han decidido echar una mano, teniendo competencias para dar estabilidad. Y hemos alcanzado un acuerdo programático con Podemos. Eso nos da estabilidad para sacar adelante proyectos y un modelo de ciudad. Dicho lo cual, yo no he votado al señor Salvador, ni le voy a votar, pero los granadinos lo votaron, para que fuera alcalde no, para que echara una mano. En eso es lo que nos hemos puesto.
Pese a eso, ¿se fía de la lealtad de Luis Salvador después de lo sucedido con el PP?
Yo lo que sé es que le tengo un respeto terrible a los ciudadanos. Si los granadinos han votado que debe haber un número determinado de concejales por cada partido político, con esas mimbres tienes que darle proyecto y estabilidad a una ciudad. ¿Dónde? Donde a cada uno le corresponde. Al señor Salvador lo votaron los granadinos para que eche una mano en algunas competencias en las que yo he entendido que puede ir echando. El señor Huertas lleva algunas más.
Y Podemos-IU, con quienes han firmado un acuerdo programático, ¿se sienten cómodos con Salvador y Huertas en el gobierno?
No, pero por encima de mi comodidad, está el bien de la ciudad. Ninguno estamos cómodos. Pero lo que no puedes es someter a Granada a la inestabilidad. Desde luego, de quienes yo no me fiaría es de los creadores del esperpento que es el PP. Es que es muy fuerte porque en 2016, el alcalde del Partido Popular salió entre cartones por una operación urbanística en la que aún está metido (Operación Nazarí). En 2019, después de ganar mi partido las elecciones, decidieron hacer un pacto surrealista en el que la tercera fuerza política que era Cs, gobernaba, con un cambio de cromos por Murcia y por Málaga. Y el remate del tomate es que deciden los concejales del PP dejar sus competencias en plena pandemia. Al PP no le importa un pito Granada.
Hablemos precisamente de lo ocurrido en junio, cuando se produjo la crisis entre Cs y PP y ustedes acabaron llegando a un acuerdo para gobernar con Luis Salvador. Uno de sus concejales llegó a decir que no iría “ni al tranco de la puerta con él” y, sin embargo, ahora comparten mandato. ¿Cómo pasaron de una situación a la otra?
Lo que yo tengo clarísimo es que nosotros podíamos gobernar perfectamente los 10 concejales que tenemos con solvencia. Estábamos ocho en el mandato anterior. Por tanto, aprendidos y con gente que venía del mandato anterior, no necesitábamos a nadie más para gobernar. ¿Yo qué le dije al señor Salvador? Esto hay que cambiarlo, tiene que terminarse y te tienes que ir. Cuando te vayas, habrá un nuevo alcalde y, en ese momento, lo que tenemos que hacer es darle estabilidad a la ciudad. Él me dijo que quería tener mayor espacio y le dije que no. Porque Granada tenía que ir por tiempos. Primero acabar con la vergüenza que se estaba dando a nivel nacional y después dar estabilidad. Llegados a ese punto, creo que hemos llegado a un acuerdo que lo que permite sobre todo es que esta ciudad salga del marrón en el que la habían metido y siga andando. En aquel momento nosotros estábamos, y seguimos pensando, que era difícil y no necesitábamos llegar un acuerdo con Luis Salvador, pero hemos buscado una fórmula para que ayude al gobierno en el papel que nosotros creemos que es convincente.
¿En qué momento supo que volvería a ser alcalde?
Si te soy muy sincero, en 2019, cuando ganamos rotundamente las elecciones municipales, supe que iba a volver a ser alcalde de Granada. Era insostenible el acuerdo de los trapos sucios que tenían montado el PP y Cs con un apoyo de Vox que además estaba todo el día tirándole pedradas al tejado de ambos. Eso era insostenible y a partir de ahí la situación se fue degenerando, pero no por nosotros. Porque, de hecho, nosotros le hemos aprobado el presupuesto sin condiciones porque la ciudad no podía seguir así y estábamos en mitad de una pandemia. Luego ya con la patada a la lata que le dio Sebastián Pérez (exconcejal del PP y ahora en el grupo de no adscritos del Ayuntamiento), todos sabíamos que, tarde o temprano esto se desmoronaba. Por eso, a principios de año, nosotros nos pusimos a pensar en un nuevo gobierno. Pero, te lo aclaro, nosotros no establecimos ningún acuerdo antes de la investidura con el señor Salvador y posteriormente sí le dijimos, y lo digo de forma clara, que ahora toca estabilidad y había que sentarse. Pero sin trampas de me has dicho primero que tú y luego yo. Eso son trampas. Eso son líos.
Luis Salvador no descarta seguir en política, ¿lo imagina presentándose como candidato por otro partido al Ayuntamiento?
Yo no lo descartaría.
Y usted, ¿repetirá?
Eso me lo tienes que preguntar cuando llegue el momento, dentro de dos años. Si conseguimos que la cosa esté tranquila y saquemos adelante los proyectos que tenemos encima de la mesa, sería lo normal, pero no quiero planteármelo ahora mismo, ni estoy pensando en eso ni muchísimo menos. No es fácil porque además los procesos a los que hay que llegar suelen ser complejos.
¿Cómo se defiende de las acusaciones de gobierno tránsfuga que le está haciendo sobre todo el PP y Ciudadanos con Juan Marín?
A Juan Marín lo que hay que decirle es que cuando pise Granada diga cómo ayudar a esta ciudad. Este señor no ha venido a Granada nada más que para liar follón. Tiene que decir “hola, soy vicepresidente de la Junta y voy a ayudar con estas medidas y con esta aportación” y todo lo demás son trifulcas de su partido que no nos interesan a los granadinos para nada. Entre otras cosas porque ya no existen en el Ayuntamiento de Granada. Algo habrá hecho mal este señor y en algo habrá contribuido para que no quede nadie en Consistorio de Ciudadanos. Tendrá que pedir disculpas a los granadinos. Y lo del PP eso no tiene nombre. El daño que le han hecho los populares a Granada no tiene nombre. Lo hicieron en 2016 con la corrupción urbanística y lo hicieron en 2019 vendiendo a Granada por Murcia y por Málaga. Le pediría al PP que pida disculpas. Y, sin irme de la pregunta, no considero que Luis Salvador y José Antonio Huertas sean tránsfugas. He pedido informes técnicos y jurídicos que dicen clarísimamente que tránsfuga es una persona que se beneficia u obtiene un beneficio personal cambiando de un partido a otro. Eso es lo que dice la ley y con ella en la mano, ellos no lo son. Dicho lo cual, aquí hay que tomar decisiones y sea cual sea la posición de todos, la decisión que tienen que tomar es si ayudan a la ciudad o van a seguir metiéndonos en broncas. Últimamente todo lo que habla Cs y el PP es para meter ruido. No tiene más.
Precisamente el PP parece estar en descomposición. Imagino que no debe tampoco debe ser agradable ver así a la oposición sobre todo porque no sabe cómo puede afectar a su gobierno, ¿cómo valora la situación de los populares?
De cómo esté el PP depende qué puede pasar en este año y medio. El partido está en un momento complicado y eso no es bueno para la ciudad. Creo en la democracia. Eso de tener al lado a partidos políticos en descomposición es malo porque además son ollas de grillos en las que cada uno tira para un lado porque, además, están jugando a ver quién hace más ruido y dice más tonterías. De hecho, se ha dado una paradoja y es el tema del pacto ciudad que lo que hemos hecho es recoger iniciativas y propuestas de todos los partidos que han presentado las suyas. Todos han hecho aportaciones, incluido el PP. Sin embargo, pese a que hacen aportaciones, deciden no ir a la última hora a la reunión. A pesar de eso, voy a volver a tenderle la mano al PP.
Les vuelve a tender la mano, pero el PP, de vez en cuando, le recuerda que usted está siendo investigado en una causa que busca presuntas irregularidades en cursos de formación de la Junta, ¿cómo está su situación procesal en este momento?
El PP o me tiene miedo o cree que la gente confía más en nosotros. Lo que tienen que hacer es mirar por la ciudad y no enturbiar el día a día de la ciudad. Desde el año 2010 esa es su retórica. He estado ya encausado en siete causas judiciales. Algunas de ellas eran promovidas por el PP y sentencia tras sentencia no iba a más. Entendían que había que debilitar al contrario fuera como fuese. La gente, sabiendo que estaban abiertas las causas abiertas, ha seguido votando. La que está abierta ahora ya estaba abierta en 2019 y ganamos rotundamente las elecciones. Por lo tanto, el PP debería abrir los ojos y darse cuenta que no todo vale y mucho menos perseguir al que honestamente está trabajando por esta ciudad. A nivel procesal, no hay ninguna novedad. Lo último que se produjo hace un año y medio fue que la Fiscalía pidió el archivo de mi parte. Esto es una cuestión de índole administrativa, no ha faltado un euro. Sin embargo, la causa lleva 7 años abierta, y el PP sigue alimenta esto.
Cambiando de tercio, ¿cree que va a haber elecciones anticipadas en Andalucía?
Pues mira, yo creo que el PP se maneja más por sus intereses que por los de Andalucía. Por lo tanto, no descarto que el PP, si en algún momento ve que las cosas van bien para el PP de Andalucía, hará todo lo posible por adelantar las elecciones.
Y con ese horizonte de elecciones andaluzas, ¿cuánto condicionan su política?
Tenemos claro que en 2022 habrá elecciones en Andalucía. Si hablamos de adelanto, hablamos de meses. Me he empeñado en trazar una hoja de ruta dándonos la mano con la Junta de Andalucía, que no son pocos proyectos los que tenemos en común y que son los mismos que dejamos firmados en 2019. El pacto por Granada para que el dinero repercutiese en los granadinos. El acuerdo que estábamos preparando para el área metropolitana en materia de transportes, la ampliación del metro... Ahora mismo estoy reclamando, día sí y día también, una reunión con el presidente de la Junta que le pedí el 7 de julio y sigo esperando. Es urgente, entre otras cosas porque esta capital es vital para el desarrollo de Andalucía.
¿Se siente abandonado?
Ha llegado un momento en el que Andalucía oriental tiene que decir que este lado también existe. Llevo muchos años diciendo e invitando a que la gente mire un mapa de infraestructuras. Llevamos unos años en los que Andalucía oriental tiene que levantar la voz. Veo demasiado paseo del Gobierno andaluz por Sevilla y por Málaga y entiendo que tiene que haber el mismo por Andalucía oriental y especialmente por Granada. Esta ciudad es el pulmón y el corazón de esta parte de Andalucía. Pero lo es desde el punto de vista científico porque nuestra universidad es la primera de la región y la tercera de España. Ahí tiene que estar el Ejecutivo aprovechando ese talento y echándole una mano a este alcalde para que hubiera aquí empresas que ofrecieran puestos de trabajo de base científica. Si no hemos aprendido con la pandemia que debemos apostar por la ciencia y la tecnología, creo que alguien no se ha enterado. Pero es que, además, aquí tenemos un espacio de creación cultural de talento que debería estar aprovechado y convertirse en seña de identidad de todo el país. Pero es que también tenemos una deuda histórica en infraestructuras. Hace dos años ni siquiera teníamos trenes y la sociedad granadina y yo luchamos por recuperarlos. Ahora, tenemos frecuencias que son de pena. Por tanto, le toca a Granada y le toca a Andalucía oriental. Le pido una reunión al presidente de la Junta y le pido que mire a esta parte de Andalucía. Llevo años defendiéndolo, incluso cuando estaba mi formación política gobernando.
Y ahora llega su partido y pone de líder al alcalde de Sevilla, Juan Espadas
Juan me ha demostrado una cosa, que le digo muchas veces, el problema no es contra Sevilla porque somos ciudades hermanas. Málaga necesita a Granada y Granada necesita a Málaga. Y Sevilla necesita a Granada y Granada necesita a Sevilla, pero también a Jaén y a Almería. También. Yo no tengo ningún problema en que alguien ostente un papel de representante de una ciudad como Málaga, Córdoba o Sevilla porque la clave fundamental es la vertebración de los territorios a través de los ayuntamientos y él se ha comprometido a ello. Su primer acto fue en Granada y no solo ese. Da motivos para la confianza. Él sí cree en el equilibrio territorial como una fuente de fortaleza de Andalucía.
Y una vez elegido al líder del PSOE-A, ¿por qué al partido le conviene Juan Espadas y no Susana Díaz?
Yo he tenido siempre una buena relación con Susana. Cuando levanto un poco la voz en defensa de Granada, se me mira de reojo. Esta defensa de Granada la ejercía estuviera quien estuviera. A partir de esa reivindicación tuvimos las tensiones lógicas de que cada uno defienda su posición. Sigo confiando en Susana, pero entiendo que lo mejor para Andalucía es Juan Espadas. Yo he vivido como el PSOE-A no se ha coordinado con los municipios, especialmente con las grandes ciudades. Lo reclamé y Juan Espadas entendió ese mensaje y es lo primero que está haciendo. Y lo segundo es porque yo me paso el día en la calle y yo escucho a gente cercana y progresista que me decían qué querían y qué no querían.
Cierto sector de la militancia pide una renovación de cargos y gente nueva y joven para liderar al PSOE, ¿cree que Espadas encaja en ese perfil?
Juan tiene el perfil perfecto para el tiempo que le ha tocado vivir a Andalucía. Y lo digo por una razón: la gente está cansada de estridencias y de tensiones. Él es capaz de acordar con sectores moderados y más beligerantes. Es capaz de estar escuchando. Creo que es lo que necesita Andalucía.
¿Cuál es su relación con el Gobierno central?
Desde el punto de vista de la interlocución hay un problema entre los ministros y el alcalde porque uno es nuevo y ellos también. Más allá de la broma, ahora mismo la relación es muy buena y lo digo por la respuesta que nos están dando. Nosotros nos hemos sentado ya con la Secretaría General del Ministerio de Cultura para hablar de grandes proyectos. Hay dos en marcha: la muralla zirí y la celebración durante todo 2022 de un concurso de cante jondo en homenaje a la seña de identidad de esta tierra que es el flamenco. Además, esta ciudad hay que entenderla por los ríos que la cruzan. Su papel es importantísimo y ya hay compromisos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir con el delegado del Gobierno, Pedro Fernández, para avanzar. En eso estamos. Estamos avanzando muy bien y las reuniones son magníficas. Eso sí, urge ya una reunión del Ministerio de Fomento porque mi batalla está en el aeropuerto y sobre todo en las conexiones ferroviarias. He descubierto en estos meses que el Gobierno de España que no va a poder dar pasos en el desarrollo de este país sin que Andalucía no esté como una locomotora. Lo he hablado con Ábalos o con el actual ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Andalucía tiene que estar muy potente. El espacio de mayor generación de productos con Europa. Es la puerta de entrada de África.
¿Cuál es su relación con el Gobierno andaluz?
Lo que les pido es que no pare lo que va andando de Granada. Hay grandes proyectos que necesitan compartir la visión y la estrategia con el presidente de la Junta de Andalucía. Sin embargo, estos días han venido dos consejeras, pero no han dicho nada en el Ayuntamiento. De lo que se trata es de hablar. La relación es buena con los consejeros porque ya estaban cuando yo era alcalde en el anterior mandato, pero creo que la prioridad de la coordinación la tiene que llevar el presidente de la Junta.
¿Cuál es su pronóstico para los dos años que le quedan de mandato?
Que se acabe la pandemia y empecemos a remontar. Vamos a seguir demostrando y estoy convencido, porque ya lo hemos hecho, de que la gente de Granada puede confiar en su ayuntamiento. Que lo más más triste que le puede pasar a esta ciudad es que sus representantes políticos estén todo el día echándose los trastos a la cabeza.
Para acabar, ¿cómo quiere que le recuerden los granadinos cuando algún día deje de ser alcalde?
No soy pretencioso en ese sentido. Lo mejor que me puede pasar, y me pasa, es hacer cosas normales. Eso se valora mucho. Si a mí me tienen que recordar por algo es porque soy una persona normal que hace cosas normales. A la gente le sorprende verme ir con mi niña por el Camino de Ronda. A la gente le sorprende que vaya al supermercado. Es una pena que las personas entiendan que quienes estamos en política somos bichos raros. Hay que trabajar por la normalidad y no tener más pretensiones que ser útil para tu ciudad.
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