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El Ayuntamiento eleva la seguridad ante el temor de que los grupos de extrema derecha protagonicen 'La Toma' en Granada

Cuando en 1492 los Reyes Católicos y Boabdil firmaron la renuncia del último a la soberanía de Granada para dársela a los monarcas cristianos, eran conscientes de la importancia del momento histórico que protagonizaban. Lo que probablemente no imaginaban era la trascendencia que cinco siglos después iba a seguir teniendo aquel momento.

Este 2 de enero Granada vuelve a celebrar por 527ª vez el Día de la Toma que conmemora aquel acontecimiento en un contexto en el que el Ayuntamiento de Granada ha reforzado la seguridad. Habrá un amplio dispositivo policial mayor al de años anteriores con efectivos de Policía Local y Nacional. Solo de Policía Local se desplegarán 70 agentes cuando habitualmente suele haber medio centenar. 

Al contrario de lo que ha pasado en los últimos años, en esta ocasión no se permitirán ni megáfonos ni bocinas que molesten durante la celebración por gritos o cánticos a favor y en contra de ella. Pero es que tampoco se permitirá “simbología radical” sin especificar a qué se refiere el Consistorio con ello. Por lo que no se sabe si podrán volver a verse banderas preconstitucionales como la franquista.

Este será el tercer año consecutivo que el PSOE del alcalde Francisco Cuenca organice los festejos, quien en la oposición apostó por acabar con esta festividad. Sin embargo, ha optado en el Gobierno por ampliar con un desfile de Moros y Cristianos con el que se quiere dar cierto honor al pueblo musulmán que salió derrotado entonces. Izquierda Unida y Vamos Granada mantienen su idea de no participar de la Toma. Son los únicos grupos municipales que no estarán presentes. El resto, PSOE, PP y Ciudadanos sí estarán.

En concreto el PP, según ha explicado Sebastián Pérez, repartirá este miércoles unas 4.000 banderas de España para la celebración porque, explica el candidato a la alcaldía, “conmemorar no es en absoluto celebrar nada contra nadie”. “Defendemos la necesidad de proteger la singularidad de un ritual que consideramos una reliquia histórica y que así queremos que se trasmita”. Vox Granada ha señalado en Twitter, que, aunque no tiene representación municipal, estará conmemorando el Día de la Toma en El Carmen.

Organizaciones de extrema derecha como Falange Española de las JONS también han anunciado que acudirán como en otras ocasiones porque estar contra La Toma “es fruto de ignorancia en grado superlativo”. La organización ultra Hogar Social también participará en los actos.

Celebraciones paralelas

Paralelamente a la celebración oficial de La Toma, y como viene siendo habitual, Granada Abierta organizará la suya propia como respuesta a lo que consideran un acto “sectario y excluyente”. Desde las 11 de la mañana en la Fundación Euroárabe habrá un encuentro cultural que abogará por la “igualdad y la libertad” recordando a artistas granadinos como Federico García Lorca o Francisco Ayala entre otros. No serán los únicos homenajeados ya que también se recordará a Mariana Pineda, símbolo feminista y figura sobre la que piden que se celebre la fiesta local de Granada cada 25 de mayo en lugar de la Toma de cada 2 de enero.

La Plataforma Ciudadana Contra el 2 de Enero, uno de los colectivos en contra de la Toma, sí acudirá a la Plaza del Carmen. Sostienen que “hay una tergiversación histórica”. Según dicha plataforma, “fue el 25 de noviembre de 1491 y no el 2 de enero de 1492 cuando se firmó el tratado de entrega del reino de Granada a la monarquía castellano-aragonesa”. Además, no creen que deban festejarse los genocidios. 

Las Juventudes Comunistas, que no acudirán a la Plaza como signo de protesta, opinan de manera similar pero añaden algo más. A su juicio, “este día ha sido utilizado por grupos fascistas para enviar mensajes de odio y mostrar sus símbolos al resto mundo, dando una imagen que no representa nuestra ciudad”. Los comunistas rechazan también el lenguaje que utilizan esos grupos al hablar de “reconquista” o de vencer al pueblo “invasor” porque entienden que es falso el hacer creer que España ha sido siempre un bloque unido.