Granada, que llegó a ser en octubre y noviembre el lugar de Andalucía cuya curva de contagios y hospitalizaciones de Covid-19 más preocupaba en toda España, contiene la respiración para no regresar a los niveles que alcanzó entonces. La segunda ola, que se da por superada debido a la baja incidencia de casos que se han registrado en las últimas semanas, podría dar paso a la tercera en tan solo unos días si te tienen en cuenta las escenas que se han vuelto a ver en la noche granadina. El primer fin de semana con toque de queda hasta las once se ha saldado con aglomeraciones y fiestas sin medida de seguridad en algunos puntos de la capital.
Las redes sociales han servido para hacerse eco de estos hechos que delatan la falta de control por parte de algunos ciudadanos, especialmente los más jóvenes. Algo que no sucedía, o al menos no de forma tan evidente, precisamente desde hacía dos meses, en la víspera de lo que resultó ser una devastadora ola de contagios que han elevado la cifra de fallecidos por Covid-19 en Granada hasta el millar de personas desde que empezara la pandemia. Si en aquella ocasión la Policía Local de Granada se vio obligada a intervenir en varios puntos de la ciudad, estando con la plantilla en cuadro y completamente desbordada, ahora las peores sensaciones regresan.
La capital granadina se ha llenado este fin de semana de personas aglomeradas en pubs y bares de copas tanto dentro de ellos como fuera. Paseando, ha resultado fácil encontrar lugares complementa abarrotados y calles con grupos numerosos de ciudadanos frente a la puerta de algún comercio de hostelería. De hecho, en las últimas horas se han hecho públicos varios vídeos mostrando este tipo de escenas. Uno en el interior de un pub donde unos jóvenes se jactan de disfrutar de una fiesta sin medidas de seguridad y otro con decenas de personas ocupando toda una calle y bailando en corros, sin distancia de seguridad ni mascarillas.
Se da la circunstancia de que este era el primer fin de semana de la segunda fase de la desescalada proyectada por la Junta de Andalucía. Entre las medidas que han entrado en vigor y que parecen haber ayudado a que se hayan sucedido estos hechos, destacan la apertura de la hostelería hasta las diez y media de la noche y la ampliación del toque de queda hasta las once. Hasta el pasado jueves, los granadinos sólo podían ir a un bar o a un restaurante hasta las seis de la tarde y el toque de queda empezaba a las diez de la noche.
Aforos superados y decenas de intervenciones policiales
La Policía Local granadina se ha tenido que emplear a fondo este fin de semana, según los datos facilitados por el cuerpo policial. Entre el viernes y el sábado tuvieron que atender 72 actuaciones relacionadas con el incumplimiento de las medidas sanitarias contra la Covid-19. Una veintena de ellas relacionadas con fiestas en pisos de estudiantes, otras tantas por consumo de alcohol en plena calle e incluso 14 por incumplimiento del toque de queda.
Entre las actuaciones que más llaman la atención están el desalojo de dos establecimientos de hostelería por incumplir el horario de apertura y servir alcohol entre las seis y la ocho de la tarde, cuando la Junta prohíbe que se dispensen esas bebidas en dicho horario. Los agentes tuvieron que desalojar ambos locales por superar el aforo permitido. En uno de ellos tuvieron que marcharse 25 personas y en otro 50. Un número considerable y peligroso a la hora de posibles contagios por Covid-19.
Por último, la Policía Local de Granada tuvo que detener a un joven de 18 años que zarandeó y golpeó en el cuello y en el pecho a una dependienta de una tienda de alimentación que le solicitó que se pusiera la mascarilla al entrar en el establecimiento. El chico se negó y acabó rompiéndole el escaparate de una patada, sufriendo cortes en el pie. Cuando los agentes llegaron al lugar de los hechos, el joven huyó, pero fue alcanzado. Al tratar de ser reducido, golpeó en varias ocasiones a los policías por lo que se enfrenta a dos posibles delitos: uno por atentado contra la autoridad o otro contra la propiedad por destrozar el escaparate de la tienda de alimentación.