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Los grupos de izquierda vuelven a ausentarse de la Toma de Granada al considerar que “celebra el genocidio”

La concejal del PSOE, Raquel Ruz, ha llevado el estandarte de los Reyes Católicos

Álvaro López

Granada —

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Granada ha vivido este 2 de enero una nueva edición de la Toma, la conmemoración del 533 aniversario desde que los Reyes Católicos conquistaron la ciudad en 1492. Un acto que, lejos de perder su carácter controvertido, sigue dividiendo a la ciudadanía entre quienes la ven como una tradición incuestionable y quienes consideran que perpetúa un relato anacrónico y excluyente. Aunque este año, de nuevo, ha transcurrido sin incidentes destacados, por la ausencia en la Plaza del Carmen de los grupos de izquierda que se oponen a esta ceremonia, pero que desde hace ya dos años han optado por no participar en lo que califican como la “celebración del genocidio”.

Este 2025, por segundo año consecutivo, diversas asociaciones y organizaciones de izquierdas han decidido ausentarse de la ceremonia oficial, reforzando su rechazo hacia un evento que consideran “racista” y un “enaltecimiento de un genocidio”. Sin su presencia, lejos empiezan a quedar aquellos días en los que sí se escuchaban insultos y se llegaron a producir altercados en la plaza del Ayuntamiento de Granada. En esta oportunidad, el acto se ha desarrollado sin incidentes y con la participación institucional del Ayuntamiento.

También por segunda vez, Marifrán Carazo, alcaldesa de Granada por el Partido Popular, ha presidido el acto, acompañada por representantes de Vox y PSOE, los únicos partidos representados en el Ayuntamiento tras las últimas elecciones municipales. Y, como ya es tradición, la ceremonia ha seguido el guion habitual: el cortejo oficial ha salido desde el Ayuntamiento, avanzando hasta la Plaza del Carmen, donde se han izado las banderas y se ha entregado el estandarte real a Raquel Ruz, la concejal socialista encargada en esta ocasión de llevarlo. Este gesto, cargado de simbolismo monárquico y religioso, ha sido acompañado por los tradicionales vivas a los Reyes Católicos y a España, coreados por una parte del público.

Desde hace unos años, el desfile de la Legión se ha convertido en uno de los momentos más controvertidos del evento. La presencia de los legionarios ha generado aplausos de los asistentes más afines, pero también críticas por parte de quienes cuestionan este tipo de despliegues en un acto institucional. Este año, además, los legionarios han cerrado el acto con la interpretación de su himno, “El Novio de la Muerte”, y han portado una réplica de la espada de Boabdil.

No a la Toma y sí a Mariana

En paralelo, el colectivo Granada Abierta ha celebrado un acto alternativo en otro punto de la ciudad. Como en años anteriores, su propuesta ha estado centrada en reivindicar la pluralidad cultural y rechazar lo que consideran un homenaje a la intolerancia y la violencia histórica. Señalan que la celebración glorifica la conquista cristiana de 1492 y obvia la rica diversidad cultural que caracteriza a la ciudad.

Este año, el colectivo ha invitado simbólicamente a la alcaldesa a leer un manifiesto de concordia entre culturas. Además, Granada Abierta ha reiterado su petición de que el festivo local del 2 de enero sea sustituido por el 26 de mayo, día dedicado a Mariana Pineda, como símbolo de los valores de libertad y justicia.

El PSOE no ha escapado de las críticas de estos colectivos, que consideran que su presencia en el acto contradice los principios progresistas que el partido dice representar. La tremolación del pendón por parte de Ruz, un gesto que simboliza la entrega de la ciudad a los Reyes Católicos, ha sido interpretada como una muestra de adhesión a un ceremonial que para muchos sectores resulta anacrónico. De hecho, el exalcalde Francisco Cuenca, que sigue siendo concejal socialista, llegó a amagar con retirar al PSOE de este evento, aunque nunca llegó a suceder. Eso sí, él no ha estado presente en la ceremonia.

Tras el acto institucional en la Plaza del Carmen, las autoridades municipales se han dirigido a la Catedral para asistir a la tradicional misa en honor a los Reyes Católicos. Como novedad este año la liturgia ha incluido música renacentista, pero poco más. El evento se ha desarrollado de manera muy parecida a las últimas ediciones, incluyendo el recorrido del estandarte por las calles céntricas, lo que ha llamado la atención a algún turista despistado.

No obstante, en esta ocasión la sensación que ha flotado en el ambiente es de que la ceremonia empieza a mantenerse más por inercia que por interéses histórico. Las ausencias de los grupos críticos que reclaman que no se celebre la Toma de Granada y aquellos que piden una reinterpretación más inclusiva del 2 de enero ponen de manifiesto que, para muchos, la tradición necesita adaptarse a los tiempos que corren. Ni siquiera los “¡Arriba España!”, que alguno sí se ha podido escuchar, han sido respondidos con el apoyo masivo del resto de asistentes, como sí ha llegado a ocurrir otros años.

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