20 años después de que se prometiera y 30 desde que entrase en servicio la “primera” circunvalación, Granada ha estrenado esta semana su segunda. Bautizada oficialmente como A-44, la conocida Segunda Circunvalación granadina se suma ya a la lista de obras faraónicas locales que han visto pasar décadas desde la teoría a la puesta en funcionamiento. Tras la llegada del Metro de Granada y el AVE por Antequera, los granadinos estrenan casi 30 kilómetros de carretera que han salido a poco más de 2 kilómetros por año de ejecución de las obras. Hace 13 años que comenzaron.
La que durante mucho tiempo fue conocida como Variante Exterior de Granada ha transitado un camino bastante similar al de las otras infraestructuras ya mencionadas. En este caso también se partía del hecho de que era necesaria debido al enorme volumen de vehículos que circulan por la circunvalación ya clásica de Granada. A diario, según datos del Ministerio de Transportes, se rondan de media 140.000 automóviles en esta carretera y en hora punta es habitual que se encuentre colapsada. Por eso, después de que en la década de 1990 entrase en funcionamiento y se quedara pequeña en poco tiempo, las administraciones entendieron que Granada necesitaba otra autovía más.
Así fue como se empezó a gestar la Segunda Circunvalación que ahora se estrena. En 1999, el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Granada (POTAUG) consideró que esta infraestructura era urgente, aunque el entonces Gobierno de José María Aznar no lo vio así. De hecho, el recién elegido ministro de la que era entonces la cartera de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, se puso de límite el año 2000 para que se licitase un proyecto que comenzaría ya entonces a demorarse en el tiempo. Pero el tiempo pasó y lo que a finales de los 90 era una urgencia, a comienzos seguía sin estar claro.
Planes y promesas
No fue hasta 2004 cuando la carretera apareció por primera vez en los Presupuestos Generales del Estado de la mano de Álvarez Cascos. Con una partida exigua de 5.000 euros, Fomento incluyó a la Segunda Circunvalación entre los planes del Gobierno, aunque con muy poco margen de maniobra para licitarla. Tras la victoria del PSOE en las elecciones generales ese mismo año, la nueva ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, también dejó pasar el tiempo sin cumplir con lo que los socialistas habían exigido previamente a los populares. En concreto, no se licitó el primer tramo hasta 2006 y no se puso la primera piedra hasta 2007.
Casi hasta que se iniciaron los primeros trabajos, no estaba del todo claro por dónde discurriría. El PP llegó a plantear que se podía cerrar la primera circunvalación por el este de Granada, entre Huétor Vega y Pulianas, pero atravesando la ciudad y rompiendo la armonía del Albaicín y el Sacromonte, pasando muy cerca de la Alhambra. La idea, que se desechó, no ha muerto nunca porque incluso los populares llegaron a rescatarla en la última campaña de las municipales de 2019 con la Segunda Circunvalación ya casi terminada.
Pero finalmente se estableció que la carretera circularía entre Calicasas y Alhendín, atravesando La Vega de Granada, lo que ya granjeó, como sucedió con la circunvalación primigenia, el disgusto de los ecologistas que censuran que estas infraestructuras destrozan un paraje natural único en Europa. En total, 29,3 kilómetros de recorrido que buscaban aliviar el tráfico de la primera ronda construida en los años 90 y que también ha sido la zona de paso de camiones y transporte de mercancías entre Madrid, Jaén y la Costa Tropical de Granada.
La crisis que lo detuvo todo
La historia de esta carretera nunca ha sido sencilla. Lo que en un principio se pensó que costaría alrededor de 100 millones de euros, ha acabado costando más del doble. Buena parte de la culpa la tienen los continuos cambios que se han hecho en el proyecto y los retrasos que se han producido debido a algunos acontecimientos entre los que destaca, sobre todo, la crisis de 2008. Año y medio después de que se licitara el primer tramo de la Segunda Circunvalación entre Calicasas y Albolote, la economía nacional colapsó y gran parte de los proyectos se detuvieron.
Entre ellos, Granada se llevó alguna de las peores partes con el frenazo que se produjo en el Metro y en la llegada de la Alta Velocidad a la ciudad de la Alhambra. Y junto a ellos, la Segunda Circunvalación volvió a guardarse en un cajón del Ministerio de Fomento. Un hecho que dejó en agua de borrajas la promesa de que la carretera podría estar lista en 2013, porque de los 30 kilómetros de carretera, para 2009 aún faltaba por licitar uno de los cuatro tramos, el más largo de casi 10 kilómetros entre Las Gabias y Alhendín, y de los otros tres solo uno estaba en obras desde 2007.
Así, hubo que esperar seis años para que Granada finalmente estrenase parte de su Segunda Circunvalación. Entonces, el tramo entre Calicasas y Albolote se inauguró y el Gobierno de Rajoy impulsó un tramo final de la infraestructura que ha estado avanzando, casi sin detenerse, en el último lustro. Como en 2014 se habían retomado las obras que llevaban paradas varios años, el Ministerio de Fomento entró en campaña electoral de cara a las elecciones de 2015 prometiendo que la Segunda Circunvalación estaría lista para ese año, pero nada más lejos de la realidad.
Fomento a finales de 2018, con el PSOE de nuevo en el poder tras la moción de censura de Pedro Sánchez a Rajoy, tuvo que rehacer parte de los tramos que seguían en obras. Al detectar problemas en la infraestructura, el Gobierno cortó por lo sano y prefirió plantear modificaciones al proyecto y mejorar algunas de las partes del mismo. Eso hizo que alguno de los tramos que ya se daban casi por finalizados y que hacían que la autovía apuntase a 2019 como el año de su apertura, se viesen de nuevo retrasados. Aunque finalmente las obras han podido prosperar, sufriendo un notable avance durante los meses de la pandemia de la Covid-19. Sin apenas tráfico de vehículos, los tramos que conectan con las otras carreteras existentes, apenas se han visto afectados.
Ahora, con la apertura de esta Segunda Circunvalación, que pasará a ser la nueva A-44 quitándole ese sobrenombre a la Circunvalación original que se llama desde ahora GR-30, Granada cuenta con una infraestructura con la que sueña desde finales del pasado milenio. Permitirá a alrededor de 200.000 ciudadanos tener acceso a una carretera rápida que conectará con más facilidad con Madrid, la A-92 con Sevilla y la Autovía del Mediterráneo hacia la costa. Aunque su puesta en marcha abre otro escenario que corresponde a la Junta y que cuenta con la oposición de los ecologistas: la necesidad de hacer carreteras denominadas Viales de Accesibilidad Urbana (VAU) entre la Segunda Circunvalación, los municipios del Área Metropolitana y la GR-30, pasando por la Vega de Granada.