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La 'cara B' del nuevo hospital del PTS en Granada: las deficiencias que lo ahogan

“El hospital abrirá al 100% de sus capacidades en junio” decía su gerente, Manuel Bayona, hace apenas cuatro meses cuando anunciaba la hoja de ruta marcada por parte de la gerencia del nuevo centro hospitalario del Campus de la Salud de Granada que llevaría a su apertura definitiva. El hospital ha abierto, pero la realidad dista bastante de ser la que se dibujó en su momento según denuncian sindicatos, trabajadores e incluso enfermos.

Cuando España utilizaba el euro por primera vez, Granada veía la primera piedra de lo que tardaría casi década y media en ponerse en pie. En aquel 2002, el futuro hospital del Campus de la Salud se podía resumir en unos cuantos planos que dibujaban un proyecto tan ambicioso como complejo de poner en marcha. Han pasado casi 14 años para que los granadinos puedan disfrutar de un centro hospitalario que se ha vendido como uno de los más importantes del panorama nacional e incluso europeo. Pero hasta este punto han llegado también carencias que se han ido arrastrando en cuanto a la puesta en marcha.

El hospital abrió sus puertas parcialmente en 2014, con el encendido de los laboratorios y progresivamente con la apertura de las consultas externas, pero no ha sido hasta este pasado 2 de julio cuando por fin se ha producido el nacimiento definitivo. En aquella fecha se realizó un traslado impecable de los enfermos desde el antiguo Hospital Universitario San Cecilio en el centro de Granada hasta este nuevo ubicado en la zona sur de la capital. Y desde aquella fecha comenzaron a aflorar numerosos problemas de los que ya se tenía aviso por parte de los agentes sindicales.

En declaraciones a eldiario.es/andalucia, desde CCOO, uno de los sindicatos más activos desde el principio en la puesta en marcha del centro hospitalario, lamentan cómo está funcionando. Por eso, su portavoz, Juan Domínguez, asume que su rol en este hospital debe ser intenso. “Tomamos la decisión de intentar arreglar el hospital pues estamos viendo muchos problemas diarios que hacemos llegar al gerente porque pretendemos que esos problemas se vayan arreglando”, apunta.

Los problemas afectan a casi todo. Si bien todo el mundo asume que es normal que haya cosas que no funcionen al estar dando sus primeros pasos el hospital, creen que ha primado la precipitación. “Esto estaba diseñado para un tipo de hospital y ahora se ha puesto otro (...). No están todas las especialidades y se han potenciado mucho otras”. Estaba pensado para ser el nuevo Hospital Clínico que tenía su sede en el centro de Granada pero la crisis económica sirvió para que se cambiase el concepto convirtiéndolo en una suerte de fusión con otros hospitales, también del centro, que no está contentando a casi nadie.

Primero porque al haber distintos centros hospitalarios abiertos en la capital, el personal se ha reducido en todos ellos. “Habíamos pedido por activa y por pasiva que tuvieran una situación especial con Granada por la apertura del hospital de cara a las contrataciones y no se hizo por lo que hay falta de personal, en la mayoría de las áreas faltan médicos e incluso técnicos de los aparatos. Porque al intentar arreglar las deficiencias de aquí se quita personal del resto de centros hospitalarios porque este ahora mismo es el escaparate de la Sanidad en Granada”, argumentan desde CCOO.

En cuanto al funcionamiento como tal del hospital, hay numerosas taras que se deben corregir. Por ejemplo que los vestuarios de los profesionales no están bien adecuados, la zona de rehabilitación cuenta con un espacio demasiado reducido para los enfermos o que los fisioterapeutas no tienen posibilidad de usar medios que requieran electricidad porque no tienen enchufes. Incluso algo tan simple como el acceso a cuartos de baño para los trabajadores o lugares en los que se puedan lavar las manos para tratar a los pacientes son quimeras en estos momentos. La farmacia, llamada a ser la más importante de la provincia, ni siquiera está acabada siendo un punto vital en cualquier centro hospitalario. Por todo ello los profesionales se lamentan: “Se ha decidido abrir en unas fechas determinadas y el hospital no estaba preparado para ello”.

La situación se agrava porque no sólo los trabajadores se encuentran con barreras que sortear, sino que eso repercute en los pacientes generando tensiones. Sucede con el servicio de rayos que, según Juan Domínguez, “es un punto negro porque se generan muchas colas de personas en los pasillos que incluso han provocado algún episodio de violencia verbal y física por parte de los pacientes que no entienden cómo tienen que esperar tanto rato al haber tan poco personal”.

Los trabajadores lo tienen claro: “Todo esto es fruto de la improvisación pues cuando se decidió abrir había tiempo suficiente para arreglar todos los problemas que están surgiendo ahora a pesar de que los agentes sociales estuvimos recordando qué faltaba”. En CCOO señalan que “la dirección es la principal culpable de esta situación porque sabían a lo que nos exponíamos y lo han ido ignorando sistemáticamente”. Si bien recalcan que no quieren que sus reclamaciones parezcan un enfrentamiento abierto, sino que se vean como una mano tendida para que el hospital funcione como debe.

Hay una fecha marcada en rojo en el futuro más inmediato del nuevo Hospital del Campus de la Salud. Según los sindicatos, “el 1 de octubre va a ser un caos este hospital si no se arreglan la mayoría de problemas”. Fijan agosto como el mes clave para tratar de “reiniciar” la situación y solucionar muchas de las deficiencias para que en septiembre se logren depurarlas y en octubre no se vivan momentos complicados para personal y enfermos. Porque “el 1 de octubre a las ocho de la mañana el hospital deberá estar a pleno rendimiento porque los enfermos no pueden esperar”.

“La fusión también se ha hecho mal porque algunas de las especialidades están en los otros hospitales de la capital obligando al enfermo a acudir de un lugar a otro de la ciudad”. Una cuestión por la que también la Universidad de Granada se siente agraviada ya que fueron conscientes, cuando ya era imposible dar marcha atrás, de que la nueva Facultad de Medicina levantada en el PTS impediría que sus alumnos pudieran tener acceso a todas las especialidades médicas con las que sí contaban en la anterior ubicación de la facultad y los hospitales del centro de Granada.

Precisamente estos últimos, los estudiantes que ya han accedido al MIR y a la residencia médica son quienes están teniendo que soportar labores que no les corresponden. Uno de ellos, R1 de Cirugía General no oculta que están superados por la situación. “Nos encontramos desbordados en ocasiones, los pacientes se acumulan en los pasillos porque las colas siguen siendo muy largas ya que incluso las salas de espera parecen estar hechas sobre la marcha faltando incluso megafonía” asegura. No solo él, otros jóvenes médicos están teniendo que llevar a cabo tareas para las que no están aún capacitados debido a que falta personal para atender a tantas personas. “Hemos llegado a tener colas de 3 ó 4 horas por paciente”, explican.

Llamamiento a la calma

Manuel Bayona es consciente de que cada día hay nuevos problemas a los que tratar de dar solución. El gerente recalca que hay “muchas cosas que funcionan” y señala que “a pesar de que haya críticas e incidencias evidentemente estamos trabajando para arreglar lo que no funcione”. Evita a toda costa que se hable de improvisación, pues recuerda que el traslado desde los hospitales del centro hasta el nuevo del PTS se ha llevado a cabo durante los últimos dos años y se ha hecho en función a lo que requería cada uno de los servicios, siendo ellos los responsables últimos de que estuviesen cubiertas sus necesidades.

Desde la gerencia asumen que quizá la tecnología que emplea el hospital puede estar detrás de alguna de las deficiencias. Ya que al haber nuevos aparatos en cada área tanto para el profesional como para el paciente, deben acostumbrarse a ellos para que se funcione con agilidad. Como ágiles podrían ser las colas que se dan en ocasiones en urgencias pese a las cuales, “el número de pacientes que espera es más o menos el mismo que en el resto de hospitales”, según Manuel Bayona. Si bien la principal queja de los trabajadores no es tanto que haya colas como la falta de personal.

Resta importancia a las deficiencias del nuevo centro hospitalario pues en “las primeras semanas es algo normal”. Insiste en que ninguna de ellas es realmente problemática porque “no afectan a lo esencial que es la salud del paciente”. Por si acaso lanza un mensaje a los agentes sindicales a los que recuerda que hay una aplicación que utiliza cada servicio del hospital para elevar sus incidencias al equipo directivo. Según Manuel Bayona, todas ellas se analizan cada mañana en una reunión para tratar de darles respuesta.