Polémica
Vuelve la polémica Toma de Granada tras el fin de las restricciones por la pandemia
Otro 2 de enero, la ciudad de Granada celebra el día en que los Reyes Católicos tomaron sus calles después de que el último rey nazarí, Boabdil, les entregara las llaves para evitar un enfrentamiento que destrozase la urbe y provocase daños civiles. Aquello ocurrió en 1492 y su celebración anual genera una polémica que ha sido descafeinada en los últimos años por la pandemia de la Covid-19, pero que en este 2023, ya sin restricciones, volverá a la Plaza del Carmen, lugar donde tiene lugar gran parte del ceremonial.
Los actos, que empezarán al filo del mediodía, recuperan toda la pompa que habían tenido en 2020, antes del coronavirus. El Estandarte de los Reyes Católicos volverá a tremolarse en el Ayuntamiento de Granada, después de que esa parte de la celebración quedase suspendida en 2021 y 2022 para evitar que se acumulasen muchos asistentes en el mismo lugar. Unos asistentes que suelen ser protagonistas de una repetida polémica porque a apenas a unos metros de distancia se sitúan quienes están a favor de que se conmemore la Toma y quienes opinan justo lo contrario. Este año, la Legión también estará presente y regresa el pequeño desfile que hacen los concejales (entre los que no estarán los de Unidas Podemos) de camino a la Catedral para que ondee el pendón en la Capilla Real y que se celebre la misa posterior.
Puede ser la última vez que el alcalde, Francisco Cuenca (PSOE), esté al mando de una celebración de la que llegó a renegar durante años, negándose los socialistas a participar de los actos entre 2013 y 2016. En mayo hay elecciones municipales y la aritmética del voto no permite adelantar si Cuenca podrá seguir siendo el regidor de Granada o si el Partido Popular, presumiblemente con la consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Marifrán Carazo, como candidata, podrá recuperar el bastón de mando tras perderlo en 2016 por la 'Operación Nazarí' en la que se investigan presuntos casos de corrupción urbanística y que obligaron a dimitir al entonces primer edil, José Torres Hurtado. Entre 2019 y 2021 el PP gobernó en bipartito con Ciudadanos, pero no llegó a ostentar el sillón de la alcaldía.
La ultraderecha, en segundo plano
Va a ser también la primera Toma de Granada de los últimos años en la que Vox tendrá un papel secundario. El descenso en el interés del electorado por las siglas de la formación de extrema derecha, confirmado con el pinchazo en las elecciones andaluzas de junio, parece haber agotado también el tarro de las polémicas. Macarena Olona, la figura política que más titulares ha generado sobre esta conmemoración en años previos, ya no estará. Su salida de Vox tras el fracaso de los comicios regionales andaluces han descabezado a un partido en el que Olona llegó a hacer suyas reivindicaciones locales de quienes están a favor de esta celebración, a pesar de que su vínculo con Granada se limitaba a haber sido colocada en la lista de las elecciones generales y en las de Andalucía.
De hecho, uno de los últimos titulares que dejó Olona al respecto de la Toma fue pedir que el Día de Andalucía dejara de celebrarse el 28 de febrero para hacerlo precisamente el 2 de enero. “Tendría que ser obligatorio”, llegó a decir semanas después de que el Parlamento de Andalucía, precisamente a petición de Vox, declarase como Bien de Interés Cultural (BIC) un ceremonial que tiene a dos sectores muy polarizados ensalzando su celebración o poniéndola en duda.
Quienes defienden que se siga celebrando son sobre todo formaciones de derechas, entre las que se incluyen plataformas regionalistas y colectivos ultraderechistas. No es extraño encontrar banderas preconstitucionales en la Plaza del Carmen durante los actos de tremolación del pendón, como tampoco es raro escuchar insultos cruzados entre quienes están a favor y quienes están en contra. Entre los segundos es habitual que se sitúen organizaciones de izquierda y andalucistas que reniegan de los hechos tal y como se celebran y que en 2020 llegaron a protagonizar una trifulca en la que hubo golpes entre los asistentes.
“Falsificación histórica”
Los detractores de la Toma de Granada lo son porque consideran que se ensalzan acontecimientos que fueron “racistas” puesto que la entrega de la ciudad a los Reyes Católicos conllevó también la expulsión de miles de granadinos de diferentes religiones. Los pueblos que convivían en aquella Granada del siglo XV fueron obligados a convertirse al cristianismo o acabaron desterrados. Por ello, estos colectivos de izquierdas creen que esta celebración es también una “falsificación histórica” de los hechos que ganó simbología ultranacionalista y fascista durante los años de la dictadura de Franco. Al respecto, quienes apoyan que se celebre este día recuerdan que estos actos también se hacían durante la II República Española.
Para visibilizar su oposición a la Toma de Granada, cada 2 de enero se celebra una cita alternativa en la Fundación Euroárabe en la que intervienen diferentes intelectuales que tratan de recordar que esta conmemoración es “antidemocrática” en un encuentro promovido por Granada Abierta. Por ello, habitualmente han pedido que el 2 de enero pase a un segundo plano y que la festividad local sea el 26 de mayo, el día en que fue asesinada Mariana Pineda, una de las primeras feministas de nuestro país. Algo que ocurrió en 2022 cuando el Ayuntamiento de Granada retomó esa fecha en el calendario 86 años después de la última vez que se celebró. La idea es que se siga ensalzando la figura de Mariana cada tercer domingo de mayo. No obstante, este año también han solicitado que la fiesta del 2 de enero se convierta en una oportunidad multicultural.
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