El ayuntamiento de Málaga y el comité de huelga de Limasa, la empresa mixta de recogida de basuras, se han cruzado entre el miércoles por la noche y el jueves por la mañana sendas propuestas para poner fin a la huelga que mantienen los trabajadores desde hace diez días. El comité estudia ahora contrapropuesta que le envió este mismo jueves el ayuntamiento, que trabaja en paralelo para contratar empresas que retiren los desperdicios ante el inminente riesgo sanitario. Hay cuatro mil toneladas de basura en las calles.
Este es un repaso del qué, el quién y el porqué de la crisis de las basuras de Málaga.
¿Cuál es el origen del conflicto?
¿Cuál es el origen del conflicto? Los trabajadores y la empresa firmaron un convenio laboral en 2010 y la empresa no lo respetó. El ayuntamiento alegó dificultades económicas derivadas de la crisis y pidió a los trabajadores que se ajustaran a unas nuevas condiciones firmadas en 2013.
Los trabajadores pidieron amparo a los tribunales, que les dieron la razón: una sentencia del Juzgado de lo Social número ocho declaró que el convenio válido era el de 2010, mucho más generoso en vacaciones, descansos de fin de semana o pagas extra, lo que implicaba un supuesto sobrecoste (según el ayuntamiento) de entre seis y diez millones de euros en dos años respecto a lo previsto. Lo que no hacía la sentencia era aclarar qué pasaba con las modificaciones y acuerdos alcanzados entre empresa y trabajadores después de 2010 e incorporados a sus condiciones laborales. Esos acuerdos eran solución última ante las amenazas de huelga o huelgas efectivas como la de Navidad 2013. En la aplicación de la sentencia de diciembre está la discusión.
¿Qué se discute?
¿Qué se discute? El ayuntamiento ha remitido el jueves por la mañana una contrapropuesta al comité de huelga, después de rechazar el documento que éste le remitió ayer por la noche. El consistorio (firma personalmente el alcalde Francisco de la Torre) propone a los trabajadores que renuncien a su derecho de huelga durante los próximos dos años y que el acuerdo resultante tenga naturaleza de nuevo convenio colectivo, algo que considera esencial para evitar que se repita esta situación. También pide “terminar con el asunto de los puestos hereditarios”, un elemento histórico en la empresa que solivianta a muchos ciudadanos.
Las discrepancias afectan a lo puramente económico: cuándo y cómo recuperar la paga de productividad, si los empleados de baja deben cobrar también el plus de nocturnidad o la continuidad de la cesta de Navidad. Pero no sólo se trata de dinero: se discute cómo y cuándo se distribuyen las vacaciones, y sobre la mesa está también la ejecución del millar de sanciones impuestas por la empresa por “bajo rendimiento” en el mes de enero. Y esta vez el ayuntamiento se niega a “compensar” los días no trabajados durante esta huelga con horas extra, como ha ocurrido en ocasiones anteriores.
¿Y ahora qué?
¿Y ahora qué? A las puertas de la Semana Santa, y de diez días de pulso, el desgaste para todos es evidente. Hay dos detenidos por quemar contenedores y el miércoles pudo palparse la tensión por las montañas de basura, el hedor y lo que todo esto le cuesta a algunos. Tanto que el enfrentamiento fue físico, a puñetazos en algún momento, en la puerta del ayuntamiento. Desde las escaleras lo pudo ver el alcalde, que había salido de su despacho a agradecer el apoyo de un grupo de unas 300 personas que le pedían firmeza ante la huelga.
Escenificaban la protesta con mascarillas y entre ellos había un buen número de empresarios de hostelería del centro histórico, que lamentan la pérdida gran parte de su clientela habitual. “Alcalde, échalos a todos”, pedían. Había pancartas denunciando que los trabajadores de Limasa cobran más que un médico. Según el ayuntamiento, el que menos percibe 27.000 euros brutos anuales y de media cobran 35.000. Tienen cinco pagas extra. Puede pensarse que los huelguistas negocian con el tiempo en contra: el ayuntamiento empezará a retirar basura mediante una empresa externa y la imagen de Limasa y sus trabajadores se degrada.
El contexto: ¿qué es Limasa?
El contexto: ¿qué es Limasa? Sobre el conflicto sobrevuela la deficiente gestión de la limpieza de la ciudad. Limasa es la empresa mixta de limpieza y reciclaje de Málaga. Es mixta porque los socios son el ayuntamiento de Málaga, con el 49% de sus participaciones, y Servicios Urbanos de Málaga, S.A., con el 51%. A su vez, esta empresa está integrada por FCC (51%) y Urbana de Servicios Medioambientales. Y esta última tiene como socios a Unicaja, Sando y Urbaser. De modo que los socios de Limasa son FCC, Unicaja, Sando, Urbaser y ayuntamiento de Málaga, que está en minoría respecto a los socios privados.
El presupuesto anual de Limasa ronda los 86 millones de euros, que pone íntegramente el ayuntamiento, en torno al 15% de su presupuesto anual. Los privados tienen garantizados unos beneficios mínimos del 2% de ese presupuesto para compensar el aumento de los salarios conforme al IPC (renunciaron en 2012, 2013 y 2014), y el 2,5% por “canon de asistencia técnica”, que incluye tareas de asesoramiento legal, técnico e informático. Por este concepto los privados recibieron 24 millones de euros desde 2001, según desveló la reciente Comisión de Investigación del ayuntamiento.
Ya se cumplan los objetivos o no, se respeten o no las condiciones laborales, brille la ciudad o rebose basura, los socios del ayuntamiento tienen derecho a exigir (porque así se firmó con el ayuntamiento) esas cantidades. Nadie explica con precisión qué valioso asesoramiento es ese que los privados se prestan a sí mismos.
¿Cuándo estará limpia la ciudad?
¿Cuándo estará limpia la ciudad? Ahora se levantan montañas de desperdicios, pero la suciedad se ha hecho costra. Desde hace meses, o quizá ya años, alrededor de cualquier poste, farola o esquina que no esté en el centro histórico hay un rastro negro de orines o quién sabe qué. La ciudad lleva sucia mucho tiempo. Basura ayer, hoy y hace dos meses, puestos que se heredan, sueldos que se mantienen y aumentan durante la crisis y huelgas que ensucian y apestan cuando se acercan las horas punta del turismo: es un buen caldo de cultivo para que muchos vean las demandas de los trabajadores como algo más cercano al chantaje de unos supuestos privilegiados.
En medio de este conflicto, los privados han desaparecido. El ayuntamiento, socio minoritario, paga, el alcalde negocia y la ciudad sufre la suciedad y las consecuencias de la huelga. La última propuesta de los trabajadores se cierra con una previsión a futuro: “Ante los nuevos cambios que se puedan adoptar en la gestión del Servicio de Limpieza Pública, recogida, transporte, tratamiento y eliminación de residuos sólidos y urbanos de la ciudad de Málaga, se garantizará a todos los trabajadores integrantes de la empresa la estabilidad laboral y las condiciones socioeconómicas”.
En 2017 se extingue la actual concesión y el debate sobre qué hacer a partir de entonces cobra fuerza desde hace meses. Las tres propuestas están sobre la mesa: municipalización, privatización o sistema mixto. El pasado verano el concejal responsable, Raúl Jiménez, se fue de gira con los socios privados a comprobar cómo funcionan otras ciudades y desde entonces el equipo de gobierno emite señales de que se decanta por la gestión privada. El problema con las basuras en Málaga no apareció hace diez días, y es probable que no acabe mañana: el fin de la huelga no garantiza una ciudad limpia.