Arranca tras años de espera el túnel de San Silvestre, obra clave para trasvasar agua a Doñana y aliviar así su acuífero
La ley para indultar regadíos en el entorno de Doñana sobrevuela el día a día político andaluz, y la Unesco ha vuelto a subrayar que le preocupa mucho su estado, pero al menos queda el consuelo de que no ha sido una mala semana para el parque nacional. Si el lunes el Gobierno andaluz salía con que va a comprar la finca Veta la Palma para garantizar este espacio como refugio de aves y ampliar en el futuro el enclave natural, este jueves ha sido el turno del Ejecutivo central, que ha dado el pistoletazo de salida al túnel de San Silvestre, una de las obras hidráulicas más demandadas en la provincia de Huelva. Al margen de reforzar el anillo hídrico onubense, este proyecto es la clave de bóveda para hacer posible el famoso trasvase desde el Tinto, Odiel y Piedras hasta la comarca del Condado, lo que permitirá cerrar extracciones subterráneas de riego para cambiarlas por agua en superficie. Es decir, que le dará un buen respiro al acuífero que alimenta Doñana y sus alrededores.
¿Y cuándo será eso una realidad? Pues el horizonte con el que se trabaja es 2027, fecha en la que es seguro que esta conexión subterránea estará terminada pero está por ver si será así con otras infraestructuras necesarias para hacer realidad este trasvase. Lo cierto es que, cuando ya arrastraba un retraso de varios años, en 2018 el proyecto del túnel se incluyó en la ley que permitirá trasvasar 19,99 hectómetros cúbicos desde la demarcación del Tinto, Odiel y Piedras hasta los cultivos del Condado, principalmente Almonte.
De estos 19,99 hectómetros sólo se están trasvasando ahora 7,36, y es que para el resto es clave el túnel. Y por esta agua, por cierto, también suspiran los regantes ilegales que ahora pueden beneficiarse de la proposición de ley de PP y Vox, por mucho que su destino ya esté preasignado. Pero todo ese debate no dejaba de ser teórico, porque a la hora de la verdad esta canalización no arrancaba nunca.
Este jueves lo que se ha hecho es presentar sobre el terreno cómo va a ser el túnel, cuyas obras formales empezarán en cuestión de días con un presupuesto de 70,6 millones de euros. Los trabajos durarán 30 meses y de la mayor parte de la tarea se encargará una tuneladora de doble escudo, que hará 7.260 de los 7.550 metros de longitud que tendrá la conexión, con 3,60 metros de diámetro. Por aquí discurrirá un agua que partirá del embalse del Chanza y entrará por el canal del Granado, mientras que a su salida irá por el arroyo del Cuco para llegar al pantano del Piedras.
En realidad el túnel de San Silvestre ya existe, pero tras medio siglo de servicio con nulo mantenimiento está declarado en situación de riesgo y va a ser sustituido por un nuevo trazado que discurrirá paralelo al actual. Y ya puestos, lo que se hace es duplicar su capacidad actual para llegar a los 20 metros cúbicos por segundo, lo que ha generado su lío y ha dado pie al PP –este mismo jueves lo repetía su presidente en Huelva, Manuel Andrés González– para insistir en que no hay un desdoble “real” y en que la nueva infraestructura (tal y como se apunta en el BOE) no tendrá más capacidad.
Sí serán 20 metros cúbicos
La réplica la ha dado el secretario de Estadio de Medio Ambiente del Ministerio de Transición Ecológica, Hugo Morán, que ha sido el encargado de dar los detalles a pie de campo. Y efectivamente, en el BOE aparece que el túnel va a tener 10 metros cúbicos por segundo como ahora, porque las obras se han acogido a las características del que todavía está operativo (y que cuenta con todos los parabienes oficiales) para así acortar los plazos. A renglón seguido, y como los trabajos van a durar 30 meses, se va a tramitar en paralelo el permiso para gestionar 10 metros cúbicos adicionales, lo que eleva el total a los ya apuntados 20.
“Entiendo la desconfianza”, ha ironizado Morán, y es que “la experiencia desde 2018 [cuando accedió el PSOE al Gobierno centra] para atrás es que sólo había palabras, pero ahora ha llegado el momento de los hechos”. Es más, se ha empezado por San Silvestre porque es la obra que todos los actores (políticos, económicos y sociales) han apuntado siempre como la prioritaria. El plan es que, durante el tiempo que se prolonguen los trabajos, se vayan poniendo en marcha las otras infraestructuras recogidas en la ley del trasvase para alivio del acuífero de Doñana.
¿Y el viejo túnel se podrá mantener para que siga activo y así incrementar todavía más el agua que puede trasvasar, como pide el propio PP onubense? Pues no, porque presenta “riesgo de colapso”, y por motivos de seguridad “no sería razonable” que siga en servicio. Los populares, por cierto, se han echado las manos a la cabeza porque el mismísimo Boletín Oficial del Estado baraja que la antigua infraestructura acabe como refugio de murciélagos. “El túnel antiguo está abocado al cierre, hay tiempo para ver en qué condiciones se hace para que no genere problemas futuros”, se ha limitado a apostillar el secretario de Estado sobre cuál será su destino.
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