“Todo comienza cuando una compañera se da cuenta de que alguna alumna no tiene suficiente acceso a Internet, por lo que no podía estar en contacto con la profesora para llevar a cabo las tareas y devolverlas, o incorporarse a alguna de las plataformas que estamos usando”. Paloma García, la Jefa de Estudios del IES Juncal de la localidad onubense de Aljaraque (21.000 habitantes) es una de las promotoras de una campaña llamada ‘Dona Wify’, que está haciendo posible que los alumnos del centro educativo que no cuentan con conexión a Internet en su casa o es deficiente, puedan estar en casa al ritmo de sus compañeros.
El instinto de las docentes captó rápidamente que había alumnos que, desde se inició el confinamiento, no iban al ritmo de los demás o no mantenían el nivel de las clases presenciales. “Comenzamos a detectar casos de alumnos y alumnas que en circunstancias normales atienden las clases y sus tareas, y que en la primera semana de confinamiento habían dejado de hacerlo”, recuerda.
Ahondando en las circunstancias de estas familias, observaron que en algunas de ellas en casa no contaban con Internet, wifi, ordenador y como mucho contaban con algún dispositivo móvil pero que en una familia confinada de tres o cuatro miembros, muchos con varios hijos en edad escolar, hacía muy difícil el trabajo diario de estos alumnos y alumnas.
La esencia de ‘Dona Wify’ es simple, porque se trata de que los vecinos de estos alumnos sin conexión, le faciliten el acceso para poder seguir las clases normalmente. Tan sencillo como facilitarles tecnología. La campaña ha tenido un sinfín de ofrecimientos por parte de los vecinos de Aljaraque, con casos muy particulares, como el de la Asociación de Hosteleros y Comercios de Aljaraque, y más concretamente su presidente Javier Espejo, que ha gestionado acceso USB a cada uno de los alumnos que carecen en su casa de conexión.
El claustro se movilizó
Volviendo a la génesis del asunto, la profesora que alertó inicialmente lo comunicó al equipo directivo, “y al secretario se le ocurre que una buena forma de hacerle llegar el WiFi a esos niños y niñas es que los vecinos que tengan la puedan compartir con ellos, y fue algo que pusimos en varios grupos de WhatsApp de Aljaraque. Ahí comenzó una avalancha de gente que, directamente, ponía su dirección y su clave wifi en los grupos por si alguno de estos alumnos vivía cerca de su casa y la podía coger”.
A partir de ahí, se inició el trabajo de investigación del profesorado, “que comenzamos a ver entre todo el alumnado los que tienen este problema de acceso a internet y a hacer un listado con sus direcciones para poder distribuir las donaciones de WiFi.
Paralelamente, Javier Espejo hacía sus gestiones. Ofreció, a través de la Federación Onubense de Empresarios (FOE), que se pudiese proporcionar a estos niños y niñas un acceso por tarjeta USB con 10 gigas para que puedan trabajar en sus casa. “Como ya teníamos las direcciones de los niños preparadas, los llamamos, hablamos con sus familias y le explicamos que se les iban a hacer llegar las tarjetas a través de la Policía Local de Aljaraque”.
A día de hoy, ya están las tarjetas repartidas, “y hemos empezado a recibir los mensajes del alumnado diciéndonos que ya tenían acceso a internet y que al fin podían trabajar, estar en contacto con nosotros y seguir su curso de esta manera”.