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Ecologistas en Acción alerta sobre la “alta probabilidad” de un desastre ambiental en la mina de Riotinto

El desastre de la mina de Aznalcóllar dejó algo más que un reguero tóxico a su paso. La catástrofe ambiental, una de las mayores de la historia de España junto con el Prestige, también despertó la conciencia sobre los riesgos de la minería.

En el caso de Riotinto, como ha advertido Ecologistas en Acción este lunes, existe una “alta probabilidad” de que el desastre se vuelva a repetir. El grupo ecologista español y la ONG London Mining Network, han encargado un informe a Steven H. Emerman, experto de la Universidad de Utah.

En una rueda de prensa organizada en la Universidad de Sevilla, Emerman ha asegurado que “la probabilidad de una rotura en la presa de Riotinto es muy alta y corre el riesgo de licuefacción”.

De este modo, el diseño de las presas, formadas por los propios lodos, resulta “defectuoso, la cantidad de agua acumulada en el interior de los lodos es demasiado alta, y el actual sistema de vertido de lodos, thin layer (capas finas), tal como se está ejecutando, provoca una mezcla de arenas y limos que implica una alta probabilidad de inundación y licuefacción estática futura”.

80 metros cúbicos de lodos

Según datos de la propia mina, las balsas contienen 80 millones de metros cúbicos de lodos. Bajo una capa de lodo seco de un metro de profundidad, los expertos aseguran que hay 89 metros de lodos con unos porcentajes de humedad mayores a lo permitido. “La concentración de humedad de los lodos es mucho menor. No es del 50% como autorizó la Junta de Andalucía. El profesor considera que es demasiado poco. Ahora mismo es del 30%. Lo normal en el resto del mundo es el 80%, ya que los lodos construyen los cimentos y las paredes de la balsa”, apunta Elena Solís, responsable de minas en Ecologistas en Acción.

Esos lodos, según destaca Isidoro Albarreal de Ecologistas en Acción, tienen “una composición que es básicamente la misma que en Aznalcóllar: metales pesados. También es de esperar que, al igual que allí, se depositaran ilegalmente residuos del polo químico de Huelva”.

Si tuviera lugar la catástrofe, se produciría un derrame hacia la cuenca del Río Odiel, “que afectaría a varias poblaciones. Principalmente a Gibraleón y la propia Huelva. El espigón dirigiría los lodos hacia la costa de Mazagón, Matalascañas y Doñana, dependiendo de la intensidad del derrame”.

Por esa razón, el experto norteamericano recomienda que “para evitar un desastre futuro, se paralice el vertido de lodos y se inicie de inmediato el drenaje para disminuir el nivel de agua en el interior de los lodos”.

Atalaya Mining, la empresa gestora de las minas de Riotinto, declina hacer comentarios sobre este estudio a eldiario.es. Remiten a un comunicado de abril de 2018 en el que aseguran que las presas “se encuentran en perfecto estado y presentan un riesgo cero” y rechazan su similitud con la balsa de Aznalcóllar.

Autorización ambiental anulada por el Supremo

La actividad de la mina está ahora mismo condicionada por los tribunales. El Supremo anuló en marzo de 2019 la Autorización Ambiental Unificada y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) hizo lo propio con la autorización de funcionamiento de la mina, en abril de 2019. La Junta de Andalucía está obligada a ejecutar ambas sentencias y paralizar la actividad del yacimiento.

Cuando el TSJA anuló la Autorización Ambiental en septiembre del año pasado, los ecologistas ya recalcaron que “sin ningún tipo de duda es la mina que más nos preocupa de Andalucía. Hay diez veces más lodo que en Aznalcóllar y contienen los mismos metales (arsénico, cadmio, plomo...)”.

Según un estudio de la empresa Ayesa, si las balsas que contienen los lodos de la mina se rompieran, como ocurrió en Aznalcóllar, podría afectar a zonas pobladas de los municipios de Gibraleón y Huelva, “que podrían ser inundadas por una onda de vertido tóxico de hasta cinco metros, no descartándose la pérdida de vidas humanas”.

Según el estudio recogido por Ecologistas en Acción, “se podrían derramar 66,28 millones de m3 de lodos tóxicos (en Aznalcóllar se derramaron 6 millones). Los lodos caerían desde alturas de entre 46 y 64 m (según el punto de rotura), al arroyo Rejoncillo y/o al barranco de la Aguzadera, y en poco más de 30 minutos llegarían al río Odiel, llegando al mar y pudiendo afectar a las costas de Doñana”.