El nivel de radiación en las balsas de fosfoyesos supera hasta en cuatro veces lo que se considera el fondo de la ciudad. Esa es la primera conclusión que se extrae de la campaña de mediciones llevada a cabo por EQUO Huelva en colaboración con Jesús de la Rosa, catedrático en la Universidad de Huelva del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Experimentales, según denuncia EQUO en un comunicado.
Así, mientras que la radiación de fondo se sitúa en Huelva en 0.080 microsievert/hora, en los alrededores de las balsas (zona 3) la misma asciende a 0.360, manteniéndose en los lugares más cercanos a las mismas en niveles igualmente superiores a los que se considerarían naturales en la ciudad, según se puede observar en el mapa interactivo.
Aunque en toda la ciudad existen ciertos picos anómalos, en zonas como los alrededores del Barrio Obrero, puntos de la Avenida Andalucía o aledaños de los hospitales se alcanzaron cifras superiores al fondo que puede considerarse normal en Huelva. Estos valores ascienden en verano, cuando se han llegado a alcanzar en la zona de las balsas de fosfoyesos niveles de hasta 0.945 microsievert/hora.
Así lo confirma el catedrático de la Universidad de Huelva, Jesús de la Rosa, que ya elaboró un mapa similar al realizado ahora, precisamente en el mes de junio de 2014, apreciando que las condiciones meteorológicas pueden influir no sólo en los niveles de radiación, sino también en la presencia en aire de otros elementos como el flúor, que deberían tenerse en cuenta a la hora de abordar una solución para las balsas y adoptar las medidas necesarias para el conocimiento de la ciudadanía.
“La investigación que estamos desarrollando ahora mismo, con varias mediciones semanales, demuestra que el flúor soluble a 500 metros desde el centro de la balsa de fosfoyeso es cinco veces menor, y si te alejas un kilómetro es cincuenta veces menos. Obviamente, hay una afección clara”, explica De la Rosa, que señala que otros elementos como el radio y el radón deberían ser igualmente objeto de medidas e investigaciones para llevar a cabo una planificación integral sobre el abordaje de la solución a los fosfoyesos y trasladar la información necesaria a la sociedad.
“Hay que tener además en cuenta que en las mediciones en ningún momento hemos incluido la zona de los llamados fosfoyesos negros, donde los análisis llevados a cabo por Unidades Técnicas de Protección Radiológica arrojaron cifras mucho más altas. Pese a estas evidencias, demostradas científicamente, el Ministerio no considera las balsas de fosfoyesos una instalación radiactiva, aunque sí deja claro que esta actividad llevada a cabo por Fertiberia S.A. está inscrita en el Registro Central de actividades laborales con exposición a la radiación natural y que el personal que vaya a desarrollar trabajos en las mismas tiene que someterse a los controles de protección radiológica que señala la normativa para éstas, siendo el Consejo de Seguridad Nuclear el organismo encargado de comprobar su cumplimiento”, ha indicado Isabel Brito, coportavoz de EQUO Huelva.
Una realidad que “no podemos obviar”
Así, desde la formación consideran que ante las continuas contradicciones en las que incurren tanto las Administraciones encargadas de evaluar la propuesta de Fertiberia como la propia empresa, “sólo nos queda la información veraz y los procedimientos científicos con los que en ningún momento pretendemos alarmar a la población, sino hacerla partícipe de una realidad que está ahí y no podemos obviar”.
En este sentido, EQUO propone que se adopten medidas para proteger y prevenir a la ciudadanía de los posibles efectos de la radiación, como establecer un cinturón de seguridad de 500 metros desde las balsas en el cual se lleve a cabo un mayor control, inspección y vigilancia, limitando las construcciones y su uso residencial o comercial; o aumentar la señalización y vigilancia en la zona sur de Huelva. Asimismo, Isabel Brito ha considerado “fundamental” el desmantelamiento de los asentamientos chabolistas que prácticamente se levantan sobre las balsas, y el realojo de las personas que los habitan en un lugar más adecuado.
“Además tenemos que facilitar el acceso de la ciudadanía a la información y conseguir que ésta sea lo suficientemente rigurosa y explicativa”, ha insistido la coportavoz onubense, que propone que se lleve a cabo un mapa radiológico de detalle de la ciudad, elaborado por personal técnico especializado que permita determinar los niveles estándares y las zonas en los que se superan, analizando las condiciones que pueden provocar los picos anómalos en todos los escenarios y estaciones del año. “Habría que establecer también un seguimiento en el que, sirviéndonos de técnicas avanzadas como el uso drones para medida de radiación gamma –tal y como ya se ha hecho en zonas como Fukushima o las antiguas minas de uranio de Cornwall en Inglaterra-, se lleve a cabo la medida en continuo y con alta resolución de la radiación existente en las balsas.
Estas técnicas, que no comprometen la seguridad de las personas, permitirán medir con alta resolución y en continuo la radiación gamma en las 4 zonas que abarcan los fosfoyesos (1.200 hectáreas), identificar con más precisión las zonas de los fosfoyesos negros, la radiación emitida por el CRI-9 (zona de confinamiento del cesio 137) en la zona 4, en teoría ‘restaurada, que emiten más radiación que los convencionales y donde no hemos accedido a medir“.
“Frente a quienes nos tachan de alarmistas, reclamamos información, prevención y control para que la ciudadanía sea consciente y pueda tomar las precauciones pertinentes en caso de que sea necesario”, ha concluido Brito, que ha adelantado que EQUO Huelva, con la colaboración de Jesús de la Rosa, seguirá desarrollando periódicamente estas campañas de medición en los fosfoyesos, que siempre tendrán un carácter informativo y divulgativo.
Metodología del mapa
El mapa elaborado por EQUO Huelva en colaboración con Jesús de la Rosa recoge las mediciones llevadas a cabo en 32 puntos, los mismos que el catedrático recogió en su versión de 2014. Para el mismo se utilizaron dos detectores (el de la Universidad de Huelva –Gamma Scout- y el Radalert 50, midiendo la radiación gamma en microsievert/hora, que mide la dosis de radiación absorbida por la materia viva.
Las medidas se hicieron el viernes 7 de abril a partir de las 10.00 horas, con viento en dirección no privilegiada hacia los fosfoyesos y a la altura de la cintura del medidor, a aproximadamente 70 centímetros sobre el suelo. A partir de las 13.00 horas el viento sí incidía en la ciudad, aunque la mayor parte de las mediciones se realizaron antes.
Las mismas, tal y como sucedió en campañas anteriores y recogen varios documentos oficiales, establecen el fondo de radiación natural en Huelva en unos 0.080 microsievert/hora, pero hay puntos en los que este valor se supera en niveles sensiblemente superiores, en las propias balsas de fosfoyesos y también en su entorno cercano.