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La vida sentimental y erótica de los jóvenes, en riesgo por el 'cyberbullying'

En pocos días se han sucedido dos casos de difusión de imágenes de adolescentes por internet. Este mismo fin de semana, la Policía Local de Algete ha desmantelado un grupo de jóvenes que difundiá fotos de sus compañeras de colegio por whatsaap. Pocos días antes, era Cádiz la protagonista del caso del vídeo de dos adolescentes manteniendo relaciones sexuales en un descampado de Cortadura, colgado en la red social Twitter, y convertido rápidamente en 'trending topic'. La intervención del Grupo de Redes Sociales y la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional ha permitido dar con los autores en apenas 48 horas, y hay tres menores implicados por la grabación y distribución del vídeo. Todos ellos se encuentran a disposición de la Fiscalía de Menores, mientras que las víctimas de lo que los expertos conocen como ‘sexting’ se enfrentan a la crudeza de tener que superar a una violación de su intimidad tan impune. El debate sobre el peligro al que se enfrentan los menores con internet, se ha vuelto a abrir.

La catedrática del Departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba Rosario Ortega Ruiz, experta en ciberacoso, afirma que este fenómeno está haciendo todavía más vulnerable la vida de los adolescentes, especialmente por su uso de manera inconsciente y muy arriesgada para la intimidad de las personas. “La intensidad y complejidad con la que los adolescentes han comenzado en los últimos años a hacer uso de las redes sociales puede que esté dejando al descubierto jurídico derechos y deberes que el sistema debe actualizar. La conducta juvenil, siempre en continua transformación, tiene en el uso de las redes sociales un impacto extraordinario que está pasando desapercibido por los adultos responsables -familia y escuela- pero también por los otras instituciones que tienen la obligación de vigilar y procurar el bienestar en su desarrollo y aprendizaje”.

En su opinión, el 'cyberbullying' y 'cyberdating' están contaminando las relaciones interpersonales de los adolescentes y poniendo en riesgo el proceso lógico psicoevolutivo de comienzo de la vida erótica y sentimental de los jóvenes. El problema se complica porque internet no entiende fronteras. “Es necesario que las entidades supranacionales, como las agencias de salud y bienestar de la Unión Europea, los grandes acuerdos internacionales -como los policiales y los jurídicos- y en general los que tienen a su cargo y bajo su responsabilidad tomar la iniciativa para el desarrollo y el bienestar de nuestros jóvenes, sean aun más activos estimulando a gobiernos e instituciones para que asuman la prevención de los problemas que el uso masivo -y en alguna medida positivo para la mayoría- de la conducta -ciberconducta- juvenil, especialmente en redes sociales, no termine siendo un serio problema para algunos chicos -no todos se involucran en este tipo de actividades que rozan lo delictivo- pero muchos lo padecen”.

La experta sostiene que es necesario ayudar a los adultos responsables -profesorado y familias-, y también a los propios jóvenes, a aprender a prevenir estos problemas y a tener una vida social online sana y positiva. “No es tan difícil. Nosotros estamos haciendo programas y modelos de intervención educativa que están teniendo buenos resultados”, concluye.

DIFERENTES PERFILES DE VÍCTIMAS Y AGRESORES

Por su parte, la psicóloga María Dolores Ordóñez Suárez subraya que “actualmente, gran número de investigaciones realizadas en esta línea no apuntan a un único perfil de víctimas y de agresores en el cyberbullying”. En el caso de las víctimas en ocasiones se trata de menores que previamente han sufrido bullying, es decir, que ya han vivido situaciones de acoso en el mundo real. Pero también otros menores para los cuales su primera experiencia de acoso se produce a través de la red. “Las víctimas en algunos casos pueden tener en común características psicosociales tales como: escasa red de apoyo social, inseguridad, bajo concepto de si mismo, búsqueda de aceptación, entre otras”. Pero puntualiza que se han dado casos de chicos con otros perfiles, como aquellos “hasta entonces seguros de sí mismos, con éxito social y bien integrados que se convierten en el punto de mira de un agresor o grupo”.

Respecto al perfil de agresor, tampoco hay uno claramente identificable. “Sí se han encontrado características comunes entre muchos de estos adolescentes, tales como: escasos valores morales, búsqueda de aceptación, inseguridad, fracaso escolar, necesidad de dominar a otros, baja tolerancia a la frustración, poca empatía y una forma de relación con el mundo exterior basada en la agresividad”.

En su opinión, “el concepto de intimidad-privacidad, el desarrollo de la empatía, la buena comunicación en las familias, la moralidad, las habilidades sociales y la asertividad junto con el buen uso de la tecnología y redes sociales son aspectos básicos que los padres y educadores deben cuidar y enseñar a los menores como forma de protección, de seguridad y de buen pronóstico para un desarrollo feliz y normalizado en el tránsito de la infancia y adolescencia hacia la vida adulta”.

Profesionales como ella se enfrentan a jóvenes que tras haber sufrido cyberbullying “presentan: miedo, inseguridad, sensación de indefensión, dificultades de concentración, bajo rendimiento escolar, aislamiento, soledad, alto estrés emocional e incluso alto grado de sentimientos de culpa”.

Todo ello con gran impacto emocional y psicológico en las víctimas “produciéndose en muchos casos una ruptura en sus vidas tanto en el ámbito social, personal y familiar que harán necesario gran ayuda profesional junto con el apoyo de toda la comunidad educativa y de los adultos responsables de velar por su bienestar para poder ir restableciéndose poco a poco la normalidad en sus vidas”.

Las mencionadas práticas pueden llevar a situaciones extremas, como la de la menor Amanda Todd, que se suicidó en 2012 en Canadá después de haber sido víctima de ciberacoso durante años. De hecho, el riesgo que para los jóvenes tiene la red, lleva en muchos casos a los padres a tomar decisiones radicales, como ocurrió con la número 2 del PSOE, Elena Valenciano, quien tuvo que dejar Twitter por el acoso y los insultos que comenzaron a sufrir sus hijos.

No todo es negativo, esta red social no solo es un potente instrumento de comunicación, sino que también es empleada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para investigar delitos. Sobre todo, aquellos en los que las víctimas son menores de internet, como es a través de las conocidas como ciberredadas de la Policía Nacional (@policia) que ha sabido aprovechar ser la institución con más seguidores en esta red social en nuestro país (más de 400.000) y segundo cuerpo de seguridad de la red en el mundo (tras el FBI).

Precisamente, la Policía Nacional recomienda a los menores que se vean implicados en este tipo de situaciones que acudan a sus padres, educadores o bien a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Existen una serie de medidas básicas, como que el ordenador esté situado en un lugar donde pueda ser supervisado el uso que hacen los menores del mismo y las páginas a las que acceden. La Policía Nacional aconseja también establecer reglas de uso de internet y controlar los tiempos de utilización de los ordenadores, así como insistir a los menores para que no faciliten datos personales ni fotografías o vídeos a nadie a través de la red si no existe una completa seguridad sobre quién los va a recibir.

GLOSARIO DE TÉRMINOS

Grooming: estrategias que emplea un adulto para ganarse la confianza de un menor a través de internet con el objetivo de obtener concesiones de tipo sexual.

Sexting (sexteo): difusión de imágenes de contenido erótico o pornográfico a través telefonía móvil (y más recientemente por medio de internet) para provocar o estimular a otros.

Cyberbullying (ciberacoso): uso de internet o telefonía móvil para acosar a una persona o a varias con ataques personales u otros medios.

Cyberdating: concierto de citas a través de medios online.