Inma Nieto (Algeciras, Cádiz, 51 años), candidata de Por Andalucía a la Presidencia de la Junta, viene de levantar la voz en un mitin ante más de 1.200 personas en Málaga, que ha roto el corsé de los actos pequeños que venía haciendo desde el día uno de campaña. Quien ha obrado “el milagro” es la vicepresidenta segunda del Gobierno, el último referente de las izquierdas en España, Yolanda Díaz. Ella y sus gestos hacia la reunificación del espacio roto del primer Podemos que salió del 15M, primero abrazada a Ione Belarra en Córdoba, luego a Íñigo Errejón en Málaga. Con ese chute de optimismo, Nieto se sube al autobús de caravana, donde transcurre la entrevista en dirección a Sevilla.
¿Ve a los andaluces metidos en la campaña de las elecciones del próximo 19 de junio?
No tengo mucha percepción de la campaña en general, estoy metida en nuestra dinámica, y ahí sí noto más ambiente electoral. Seguramente habrá cierto distanciamiento entre la gente y la campaña, porque hay fiestas por toda Andalucía, la gente las ha cogido con ganas después de dos años de pandemia y quizá hay menos expectación que en otras coyunturas.
La campaña se enmarca en un escenario en el que parece que Moreno, presidente y candidato del PP, ganará y gobernará solo o con Vox. ¿Lo ve así?
Las encuestas, más que marcarte una tendencia de la opinión pública, lo que hacen es modelar esa opinión. Si la campaña moviliza al electorado, los sondeos serán como tantos que no atinaron en el pasado. En 2018, todas las combinaciones daban otro gobierno de Susana Díaz. Yo creo que la derecha no está tan tranquila.
¿Por qué está tan desmovilizado el votante de izquierdas?
No lo sé. Creo que el sufrimiento social ha polarizado mucho a la gente. La gente que es porosa a la agresividad imperante está muy movilizada, y la gente que bastante tiene con lo que tiene asume el mal menor como algo positivo. Y luego está la gente que no votó en las anteriores elecciones, que viene de acumular frustración tras frustración. Esos son los nuestros que se quedaron en casa en 2018 y el objetivo es movilizarlos. Hay que decirles que no deben resignarse. Los votantes de izquierdas están tan preocupados con esas cábalas de si va a gobernar la derecha sola o la derecha con la ultraderecha, que no acaban de ver la capacidad de que para que eso no pase, precisamente lo que deben hacer es activarse.
¿El confinamiento y los dos años de pandemia han contribuido a la desmovilización de las izquierdas?
Todo ha contribuido, efectivamente. Lo económico, lo social... Hemos sufrido tanto que aún no estamos en condiciones de valorar, ni personal ni colectivamente, lo que nos ha afectado la pandemia. Nuestra posición política respecto a nuestro entorno social también ha cambiado. No sé cómo se traducirá esto en el resultado electoral.
En los dos últimos mítines de Por Andalucía habéis pedido una participación masiva a vuestros votantes, aun asumiendo que estén “cabreados y decepcionados” con vosotras. ¿Cuál es el origen de ese cabreo?
No es tanto con nosotras, es un cabreo general. El otro día en Linares (Jaén) me decía una mujer: “es que a mí nadie me echa cuenta”. Gente que se siente así, que está encadenando malas situaciones y problemas, no le ve la salida. Entones, no es una apelación a un electorado potencial nuestro, sino una empatía hacia un sentimiento generalizado de desánimo y desapego.
Somos una pieza del proyecto de Yolanda Díaz, cuanto mejor nos salga, mejor le irá a ese engranaje
¿No es un cabreo de la gente de izquierdas con los partidos de izquierdas?
No, es un cabreo con la política. Nosotros reiteramos mucho la utilidad de la política. Esto ha sido una maniobra muy calculada de la derecha, no de la de ahora, sino de siempre. A fuerza de decirle a la gente: no, no, esto no tiene nada que ver con la política, no es ideológico, es sentido común... detrás de eso hay una opción política muy conservadora, que consiste en apartar a la gente de las opciones críticas con el poder. Y tú tienes que ser crítico, debes afrontar los disensos, convivir con ellos, afrontarlos, si no la democracia se debilita. La gente deja de confiar en sus instituciones si les dicen que todo el que pasa por sus instituciones hace lo mismo, que al final es para nada, porque siguen teniendo los problemas que tenían. En ese círculo vicioso siempre gana la política que necesita que la peña esté cabreada porque vive del cabreo, de la ira. Todo eso es muy perturbador.
Moreno defiende una candidatura “desideologizada”. ¿Usted qué cree?
A Moreno le interesa que las elecciones sean un trámite, pero todas las elecciones son ideológicas. A él le gustaría que esto no fuese un voto, sino una declaración responsable y tira millas. Moreno comete los mismos tics que la Susana Díaz de la última época. El PP ha envejecido muy rápido, ha adoptado tics del PSOE que llevaba gobernando más de 30 años y los ha reproducido en tiempo récord.
Estamos en la recta final de campaña ¿Cree que están movilizando a su electorado?
Yo espero que sí. Hay que hablar mucho de las cosas de la gente. Tanto en el diálogo de reuniones con formato pequeño, como en los grandes mítines, hay que meter las cosas que determinan la diferencia política en el abordaje de los problemas: la vivienda, el paro, la sanidad y la educación pública, qué haremos con los fondos europeos, con el cambio climático, del que depende nuestro sector primario y turístico. Si la gente tiene a una persona mayor, sabe cuánto tarda la gestión de la dependencia; si tiene un niño pequeño, sabe lo que le cuesta ver a un pediatra... Queremos meter la campaña en la cotidianeidad de la gente, para que sepan que lo que les pasa no es fruto de la pandemia, sino de la gestión del Gobierno de Moreno. ¿Qué tiene que ver la pandemia con legalizar miles de hectáreas al lado de Doñana? ¿O aprobar una ley del suelo para poder construir junto a parques naturales? Tenemos una derecha muy anclada en la clave económica de hace 10 ó 15 años y esta gente lo cifra todo al turisteo y la hormigonera, no ven más allá.
Poner el acento en Vox cuando el PP habría hecho las mismas políticas sin ellos que con ellos, ¿qué sentido tiene?
Por Andalucía no ha puesto el acento en el discurso del miedo a la ultraderecha para lograr esa movilización. ¿Por qué?
No, nosotros no. Vamos a ver, es que Moreno Bonilla ha tomado las decisiones que ha tomado teniendo geometría en la Cámara para tomar otras si hubiera querido. ¿O no tenía geometría en el Parlamento para haber sacado los Presupuestos con el bloque progresista o para no haber retirado docentes y personal sanitario? Entonces, poner el acento en Vox cuando Moreno ha hecho con ellos las mismas políticas que hubiera hecho sin ellos, ¿qué sentido tiene? Nuestra gente ya sabe que el PP es el PP. Que con Vox te mete un punto más porque es el PP desinhibido y sin filtro, vale, pero el problema es el PP. Vox sólo ha servido para centrar a Moreno, y Moreno es una persona que hace una política muy derechas y muy lesiva para el interés general, para el entorno medioambiental, para la igualdad de la mujer y el hombre. Y para todo eso no le ha hecho falta Vox. Nosotros hemos puesto el acento en esta campaña en quien tiene la responsabilidad de asumir las consecuencias de sus decisiones y las decisiones las ha tomado Moreno.
¿Hay votantes del PSOE que en estas elecciones apoyarán al PP?
Bueno, siempre lo ha habido, PSOE y PP siempre han compartido una franja de votantes que en unas coyunturas ha sido más ancha y en otras más estrecha. El bipartidismo siempre ha compartido ese espacio, si no no hubiera habido este turnismo en el poder.
El votante del PSOE puede prestarle el voto a Moreno, el de Por Andalucía no. Lo dudo mucho.
Y en la órbita del votante de Por Andalucía, ¿puede haber trasvase de votos a Moreno?
No. Eso lo dudo mucho.
¿Por qué está tan segura?
Porque nosotros también impugnamos el bipartidismo. Nuestra gente sí identifica las responsabilidades de Moreno Bonilla, así que sería raro. La banda ancha del votante de Por Andalucía no se toca con la del PP.
¿Cree que Andalucía ha perdido el miedo a la derecha, que hay un cambio sociológico en una región ubicada tradicionalmente en el centro izquierda?
No sé si había miedo a la derecha en Andalucía. Las últimas elecciones no las ganó Moreno, que sacó 26 diputados, las perdió el PSOE que en los últimos años cometió errores de mucho porte y eso generó desafección en su electorado. Hay muchos factores. El Gobierno de Moreno ha hecho cosas de forma muy sibilina, aprovechando que la gente estaba metida en sus casas, durante la pandemia, mirando muy hacia adentro, preocupada por la salud de los suyos... Justo cuando la gente empieza a salir y a reconectar, se da de bruces con las primeras consecuencias de las decisiones tomadas por Moreno durante la pandemia, y ahí vuelve a haber movilización de sanitarios, de bomberos, de profesores...
Entonces, ¿la pandemia ha salvado al Gobierno de Moreno de una mayor fiscalización crítica por parte de la sociedad?
El parón de la pandemia le ha beneficiado a Moreno, sí. No acumula desgaste porque acababa de llegar al Gobierno y ha tenido muy poca contestación social porque no podía haberla. En cuanto ha podido haberla, la movilización de la gente ha vuelto. Pero no sólo ha salvado a Moreno, yo creo que a todos los gobiernos autonómicos la pandemia les ha generado un parón, tanto para lo bueno como para lo malo, que ha dejado en suspenso la valoración de esta legislatura.
¿Y cuál es la responsabilidad de la oposición en Andalucía?
Bueno, nosotros hemos hecho una oposición que ya la podría haber hecho el PP con el Gobierno central. Durante la pandemia decidimos que lo que había que hacer era una oposición con tono muy institucional, de reforzar los mensajes de las autoridades sanitarias, porque estábamos viendo mucho sufrimiento social. Y arreglar los mil líos que había informalmente con el Gobierno andaluz. Nosotros no hemos usado los muertos en la pandemia para tirárselos a la cara al Gobierno de Moreno, el PP sí lo ha hecho con el Gobierno central, con una falta de escrúpulos total. Eso también le ha ayudado a Moreno: no es lo mismo tener a la izquierda en la oposición en un momento de sufrimiento social que a la derecha.
Ustedes han acusado a Moreno de apropiarse del mérito de algunas políticas del Gobierno central. Si fuera así, ¿los partidos que representan a ese gobierno en Andalucía no han hecho lo suficiente para ponerlo en valor?
El problema es que el PP nunca pensó que llegaría a gobernar, no tenían proyecto para Andalucía y han hecho unos destrozos enormes por inoperancia. Si te pilla bregar con esta crisis con un tajo en los servicios básicos, ya puedes ser el mejor gestor del mundo, que no puedes hacer nada. Pero Moreno ha tenido dinero por castigo. Que haya dejado sin ejecutar fondos es algo que no entra en cabeza. Saca la cabeza por la creación de empleo en Andalucía, en la que él no ha tenido nada que ver... El beneficio que ha creado en el empleo la reforma laboral del Gobierno central es tan evidente...y la Junta, sabiéndolo, ha puesto en marcha su aparato de propaganda para quedarse con una parte alícuota de una supuesta política de empleo que es ¿cuál? Le preguntas a Moreno qué ha hecho por el empleo y te dice que tenemos muchos autónomos. ¡Un ejército de falsos autónomos! ¿Quién lo entiende? Eso lo hemos denunciado nosotros en el Parlamento, de hecho, él me ha acusado de actuar como delegada del Gobierno de España. Él se ha apropiado de los logros del Gobierno, porque si no qué hoja de servicio puede presentar.
Moreno se ha beneficiado de que la oposición de izquierdas no le tirase los muertos de la pandemia a la cara, como hizo el PP con el Gobierno central
El CIS pronostica que Por Andalucía logrará 9 ó 10 escaños máximo. ¿Ese sería un buen resultado?
Hombre, yo en mitad de una campaña y con el subidón que tenemos hoy [tras los dos actos con Yolanda Díaz], tengo la íntima convicción de que eso está muy por debajo de nuestras posibilidades. Lo sigo pensando. Lo que queda de campaña va a dejar ese pronóstico muy, muy atrás del resultado final.
En 2018, la anterior coalición Podemos-IU [Adelante Andalucía] logró 17 escaños, más de 580.000 votantes y el 16,18% del escrutinio. ¿Cree que va a superar ese resultado?
Sin duda. Sin duda. Sin duda.
Si el resultado no es bueno, ¿hasta qué punto compromete eso al proyecto de Yolanda Díaz a nivel estatal?
Nuestro resultado, que yo creo que va a ser muy bueno, a Yolanda [Díaz] la consolida en cualquier escenario, porque abre un modelo de país. Mira, ¿nosotros por qué queremos ganar en Andalucía? Porque queremos ganar un país. Tenemos un abordaje común de los problemas de la gente, pero también tenemos un modelo de país. Y en esa coyuntura, Por Andalucía le mete potencia al proyecto de Yolanda, lo que pasa es que su proyecto es más amplio. Nosotros somos una pata de ese proceso, pero somos organizaciones políticas. Y el proceso de escucha de Yolanda Díaz trasciende lo tradicionalmente organizado.
Un proyecto político sin estructura orgánica...
La potencia de ese proceso es precisamente toda esa gente que se va a sentir concernida por el llamamiento de Yolanda, pero que no se siente concernida por la militancia tradicional de los partidos. Nosotros, Por Andalucía, somos una pieza más. Cuanto mejor nos salga, mejor le vendrá a ese engranaje, pero lo de Yolanda es más amplio. Y creo que la fortaleza precipitadora de su candidatura a la Presidencia del Gobierno de España está precisamente en una nueva forma de participar en política y en la reconexión de la gente con la política al margen de las organizaciones.
Podemos no va a responsabilizar a Yolanda Díaz de nuestro resultado electoral. En modo alguno.
En el mitin de Córdoba, Yolanda Díaz ligó su proyecto a la candidatura Por Andalucía. Si vuestro resultado es malo, ¿la dirección estatal de Podemos podría imputárselo a ella como una forma de presionar por el control de ese frente amplio?
No, no, no, no. En modo alguno, en modo alguno Podemos va a responsabilizar del resultado andaluz a Yolanda. Están haciendo todos los ministros y más gente del Gobierno un esfuerzo enorme por arropar la campaña. Yolanda es compañera, pertenece al mismo espacio político. Lo que sí debemos asumir las organizaciones políticas que vamos con Yolanda es que el proyecto trasciende a nuestras propias organizaciones. Con lo cual, pasa a un segundo plano o es muy accesorio que alguien de una organización en el ámbito de un conjunto de organizaciones, que no dejan de ser una pieza de todo el tinglado que va a montar Yolanda Díaz, pueda estar en una disputa de quién lo lidera. Si es que esto no va a funcionar así, no va a tener una estructura clásica.
¿Cómo ha cambiado vuestra campaña el primer mitin de Díaz en Córdoba?
Lo teníamos previsto así y salió muy bien. Buscábamos el impulso para la segunda parte de la campaña en un lugar muy simbólico para la izquierda, donde nace IU Convocatoria para Andalucía. La vinculación con Julio Anguita era un hilo que nos anclaba, nos daba un origen de las cosas. Y además nos daba mucho positivismo. Convocatoria fue la primera prueba de que gente de diferentes sensibilidades políticas podían confluir y llegar juntas a unas elecciones. Todo eso tenía mucho recorrido emocional para nosotras. La gente está contenta y motivada. El mitin trascendió el espacio de quienes ya sentían simpatía por nosotros, nos metió en una fase de campaña de crecimiento que debemos aprovechar hasta el final.
Del discurso de Yolanda Díaz en aquel mitin, ¿usted entendió que se estaba postulando como candidata a la presidencia del Gobierno desde la plataforma de Por Andalucía?
No, desde nuestra plataforma no. Pero lo que sí creo que dijo ella es que presentará su candidatura al Gobierno de España. Sí, sí, eso sí. Diciendo aquí estoy yo.
¿Y eso no la vincula políticamente a vuestra candidatura? Lanzar ese anuncio en Córdoba, en el lugar donde nace IU Convocatoria por Andalucía, en el ecuador de una campaña que abre el ciclo electoral en España...
Volvemos a lo de antes. Es que Por Andalucía será una pata que esté dándolo todo por que Yolanda Díaz sea la primera presidenta del Gobierno de España. Pero tenemos que asumir nuestro rol en un proceso más amplio. Yolanda ha respetado nítidamente el proceso andaluz y la construcción de la confluencia aquí, pero eso no quita que somos compañeros. Que ha venido a hacer campaña por nosotros, pero nos da nuestro espacio, nuestra carta de presentación. Somos una pata, pero no la fundamental en la que va a descansar el éxito de su proyecto y el proceso social que lleva aparejado.
En los últimos mítines habéis puesto el acento en las “políticas fallidas” del bipartidismo para explicar los malos datos económicos de Andalucía. El PSOE gobernó 37 años y los partidos a su izquierda nunca lograron ser alternativa. ¿Cuál es su diagnóstico?
Nuestro proyecto, que siempre ha sido más ambicioso, más moderno y vanguardista que el del PSOE, encajaba mal con una lógica de un PSOE muy tradicional, que nos respondía “es que las cosas nunca se han hecho así”. Su reticencia a tener una ley de agricultura, su reticencia a la ley social de la vivienda [ley antidesahucios] que hicimos cuando gobernamos con ellos... El PSOE ha sido muy resistente a algunos de los avances que ha aprobado el Gobierno de coalición estatal. Me hace gracia que la derecha ahora ponga el acento en la inestabilidad y diga que aquello es una jaula de grillos, y resulta que al PP no le queda en pie ninguna de las coaliciones que montó en España [excepto Andalucía]. El Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, con todos sus disensos, todos los días levanta la cabeza de la lona y se ponen de acuerdo y ponen de acuerdo a una mayoría parlamentaria para sacar adelante la agenda social y económica.
Yo le preguntaba por qué los electores de izquierdas no les han visto a ustedes como alternativa al PSOE en cuatro décadas...
Yo creo que nosotros hemos sido muy incómodos para el PSOE. También pienso que sus bases han sido más progresistas que sus votantes, y que el PSOE adoptó una deriva de partido atrápalo todo, que se llevó mucho en los años 90, pero que no le hizo bien. Eso fue generando un distanciamiento progresivo de su cúpula con sus bases. Ahí nace el fracaso de Susana Díaz y el éxito de Pedro Sánchez, que no sé si luego le ha dado una vuelta a ese sentir de la militancia, desde que fue secretario general y presidente.
¿La unidad de los partidos que forman parte de Por Andalucía es irremisible? ¿No tiene vuelta atrás?
Con esa vocación ha nacido. A esto se le ha dado tantas vueltas porque esto no era para el 19, sino para el 20 en adelante, que es cuando viene lo gordo. Sí, porque nos compromete a un programa al que le hemos dado muchas vueltas. Yo creo que esto nace para cuajar y con vocación de ampliarse. Hay que ser ambicioso, la sociedad lo demanda y lo necesita. Tenemos que abrirle paso a agendas más amables, a políticas que a lo mejor no brillan en cuatro años, pero que sirven para una generación que ahora son niños.
¿Tiene la sensación de que les va a faltar una semana más de campaña para movilizar a la izquierda?
No, no, con el tiempo que queda ya está bien (risas).
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