Daniel Hernando, secretario político provincial del PCA en Huelva, se enfrenta a sanción y posible pena de prisión. Participó en un piquete en la huelga general de 2012, y ahora puede ir a prisión y pagar una multa de 60.000 euros. Es la doble mayor pena a la que se enfrenta una persona en España por forma parte de un piquete. Su historia está pendiente de saber la pena concreta que propondrá el fiscal, pero pone sobre la mesa que pertenecer a un piquete, hoy día, puede suponer el equivalente a cometer un delito, y no siempre menor.
¿Qué delitos se le imputan concretamente?
Desordenes públicos, coacción y atentado a la autoridad. El relato de los hechos que hace la Subdelegación del Gobierno, además de ser falso es un delirio fantástico propio de una película de acción. En esta historia se incluye literalmente frases como “Daniel Hernando, si bien no pudo ser identificado es conocido sin lugar a dudas ya que se trata de un conocido dirigente del Partido Comunista”, frase que parece sacada de los informes de la Brigada Político y Social Franquista. Se me acusa además de dirigir junto al secretario de organización de CCOO una turba que intenta tomar al asalto los edificios públicos no se sabe muy bien con qué fin. Se supone que en toda esta historia reduzco a un policía y trato de sustraerle su arma reglamentaria todo ello a la vista de un amplio dispositivo policial que en ningún momento me impide esto ni me detiene. Son dos dos procesos, uno administrativo y otro penal, que afectan a 14 y a 11 militantes comunistas respectivamente. En estos momentos estamos a la espera de que el fiscal explicite los cargos y al estar inmersos en el procedimiento judicial el proceso administrativo se encuentra paralizado.
Con peticiones de pena como la suya ¿siente que algo falla en la sociedad actual?
Esta petición de pena no surge de la sociedad, no son los ciudadanos y ciudadanas quienes están pidiendo este proceso penal y administrativo contra mí y otros compañeros y compañeras, sino que es el Gobierno Central en manos del PP el que está haciéndolo. Esto es un juicio político contra lo que el régimen entiende que es uno de los núcleos organizadores de la resistencia a su política de recortes sociales, laborales y democráticos en nuestra provincia.
¿Cree que se intenta intimidar a determinados sectores para que no salgan a la calle?
Sí, sin ningún género de dudas. El PP en general y el subdelegado del gobierno en Huelva, Enrique Pérez Vigueras en particular, están desarrollando una estrategia de persecución y represión de la contestación social a sus recortes económicos, sociales y democráticos. Esta represión no me afecta solo a mí, sino que abarca a los nuevos movimientos sociales, el movimiento obrero y en las organizaciones de la izquierda transformadora como el PCE e IU. Debemos entender que lo que está ejecutando este gobierno es un robo de los bolsillos de los trabajadores para dárselos a los grandes empresarios, para poder hacer esto es necesario que la gente tenga miedo y no ofrezca resistencia, y este es el fin que persigue el Gobierno, intimidar con la amenaza de que quienes luchan por sus derechos van a pagar por ello, por lo que es mejor que te quedes en casa y así te puedan contar entre la mayoría silenciosa de la que hablar Rajoy. Como anécdota y demostración de esto, la Subdelegación del Gobierno no me notifica esto mediante una carta, sino que envían a la sede provincial de IU a un retén de cuatro policías uniformados y armados, todo ello para entregarme una carta y que firmara un recibí, si eso no es intentar intimidar no sé qué lo será.
¿Se siente impotencia cuando alguien se enfrenta a algo así por participar en una manifestación recogida en la Constitución?
El bipartidismo ha hecho añicos la Constitución, los artículos que recogen estos derechos son papel mojado, están recogidos en su plano formal pero nada garantiza su aplicación real ni para mí ni para ningún trabajador o trabajadora.
¿Por qué siguen siendo necesarios los piquetes informativos?
Los y las trabajadoras sufren coacciones y amenazas de despido en caso de protestar o unirse a una huelga, estos piquetes patronales deben ser contestados con la presencia de los piquetes informativos para que los trabajadores puedan libremente apoyar la huelga. La clase trabajadora está sufriendo el mayor ataque a sus derechos y condiciones de vida desde la II Guerra Mundial. Las múltiples reformas laborales junto a unos niveles de desempleo como los actuales han generado un marco de poder absoluto del empresario en las relaciones laborales, por eso los piquetes informativos y la acción sindical son más necesarias que nunca.
¿Está el movimiento en la calle en decadencia, o en la actualidad es más necesario que nunca?
No solo no está en decadencia, sino que vivimos el proceso de movilización social más importante desde el final de la dictadura, proceso de movilización y lucha social que cada vez es más amplio y goza de mayor apoyo popular muestra de ello fue la manifestación del 22M en Madrid. Para responder al ataque a nuestras condiciones de vida y conseguir una salida social a la crisis, es más necesaria que nunca la más amplia unidad entre los distintos sectores populares y colectivos afectados por los recortes, unidad que solo es posible en la lucha democrática en la calle, en la movilización social.
¿Se le han quitado las ganas de volver a ser parte de un piquete o ha repetido la experiencia?
No, en absoluto. Sin duda es eso lo que perseguían, no obstante no me voy a dejar intimidar, participaré en toda movilización en el que mi conciencia social y de clase me llame a unirme, el no hacerlo sería traicionarme a mí mismo. Dos figuras claves en mi identidad política e ideológica, Marcelino Camacho y Antonio Gramsci, sufrieron persecución y cárcel por defender la justicia social y los derechos de la clase trabajadora. Si ellos se mantuvieron firmes yo no voy a ser menos.
¿Quién le está apoyando en este proceso, y quién le ha dado la espalda cuando lo necesitaba?
He gozado del apoyo en todo momento de mi familia, amigos y amigas así como del conjunto de la militancia y la dirección de IU y del PCE. Muchos compañeros y compañeras de distintos colectivos sociales se han solidarizado conmigo, en ningún momento me he sentido solo, aunque algunos que hacen gala de su condición de demócratas han guardado un silencio cómplice, de todos modos la historia colocará a cada uno en su lugar.