Toni Valero (Madrid, 1970) estaba aún corrigiendo los exámenes finales de sus alumnos de Historia mientras la dirección de IU Andalucía le nombraba coordinador regional. Ha tardado tres años en volver a la dirección desde que dejó la secretaría de Organización. En ese tiempo se ha sacado la plaza fija de profesor y ha tenido dos hijas. Dice que es un líder de continuidad, que recoge el testigo de su amigo Antonio Maíllo, y que aún no sabe si será un líder transitorio. El jueves se reunió por primera vez con el grupo parlamentario de Adelante Andalucía (Podemos-IU). Valero coincidió con Teresa Rodríguez en las juventudes de la coalición de izquierdas. Ahora volverán a colaborar juntos para consolidar el proyecto de confluencia. Ella sigue de permiso por maternidad y aún no le ha telefoneado.
¿Se ha encontrado a IU mejor de como la dejó hace tres años?
Sin lugar a dudas. Hace tres años había muchísima más incertidumbre, una sensación de precipicio que tenía mucho que ver con un ciclo político en el cual nosotros teníamos que resolver un debate complejo en el seno de la izquierda. IU va con velocidad de crucero en un buque junto a más fuerzas hermanas, como Podemos.
Usted estuvo en la asamblea que eligió la primera vez a Antonio Maíllo como coordinador general. ¿Recuerda la sensación de cambio de ciclo, el efecto Maíllo?
Totalmente. Fue una sensación de euforia y de reconciliación con IU de mucha gente que llevaba años al margen. Creo que ahí se dio un salto porque no solamente ganó él, ganó también su entorno, y los que se habían distanciado encontraron en Maíllo un lazo al cual agarrarse para volver a sentirse útiles. Era un momento crucial porque IU estaba en lo más alto de las encuestas, porque había mucha pelea y mucha lucha social y eso a nosotros nos crece.
¿Donde está ahora esa euforia?
Creo que la euforia de Antonio ha pasado a ser savia de la organización. La estabilidad con la cual hemos llegado a esta nueva dirección emana de aquella asamblea que elige a Antonio, y que ha sido capaz de mantener la cohesión interna que nos ha traído hasta aquí. Aquel momento era distinto, porque había más expectativas de cambio político, más movilización social. Pero IU todavía bebe de esa euforia que vivió con la asamblea de Maíllo, porque Antonio marcó un impulso y un cambio que continuamos. Somos producto de aquella etapa. No podemos hacer una lectura antagónica y decir que hemos pasado a un estado de ánimo contrario a la euforia.
¿Existe esa lucha social en la calle que hace crecer a IU?
Existe, pero está atomizada. La conflictividad social en nuestro país es altísima, pero hace falta organizarla, dotarla de espacios y plataformas comunes, que la multitud de conflictos que se dan como los de Deliveroo, los del Taxi, o como en los centros educativos por la climatización, los aspirantes a las oposiciones que han visto perder su plaza, los trabajadores del SAS que no son renovados en verano… Tenemos que saber articular toda esta conflictividad social, y para eso es necesario un espacio político que les represente. Nosotros tenemos que ser el pegamento que unifique todos los movimientos sociales, políticos y sindicales que se preocupan por esos conflictos.
¿La división de la izquierda es un reflejo de la división de la clase trabajadora? ¿Por eso hay un Gobierno de centro derechas?
Bueno, es un Gobierno de centro ultraderecha, que está ahí porque obtuvo mayoría aritmética. Y en cuanto a la división de la izquierda, depende. Si nos fijamos en a quién acuden los comités de empresa cuando hay un problema en su trabajo, a quién acuden los activistas ecologistas cuando hay un riesgo en cualquier territorio por las políticas urbanísticas… Todos acuden a Podemos e Izquierda Unida.
¿A quién acuden los votantes?
Los votantes en un momento de retroceso del espacio electoral de la izquierda han mantenido el tipo. Cuando Podemos e IU han ido de la mano, el electorado ha respondido positivamente. Evidentemente no estamos en el 2015. Eso está claro, pero donde no hemos sido capaces de ir juntos, el electorado no ha respondido tan bien. En Andalucía, las divisiones en el espacio de la izquierda no son notorias.
¿Usted es un líder provisional, hasta la asamblea andaluza del año que viene, o tiene un proyecto de largo recorrido?
Yo aspiro a cumplir con mi deber. La provisionalidad de un dirigente está determinada por la síntesis política a la que llega su organización. Yo no soy un dirigente para cualquier tesis política. Soy coherente con las tesis políticas que hoy defiende IU. Si mañana IU, democrática y soberanamente, decide defender unas tesis que no son las mías, habrá otros compañeros que lo harán estupendamente.
Las tesis políticas que usted ha heredado son las de la confluencia con Podemos. ¿Viene a dar continuidad a ese proyecto?
Absolutamente. Me vinculo con las decisiones y acuerdos de la última asamblea que ratificó a Maíllo como coordinador andaluz. No hay duda de que soy fruto de aquello.
Maíllo advirtió en su despedida que la confluencia con Podemos no estaba consolidada, que era un proyecto en ciernes. ¿Qué necesita?
Hay que cuidar y preservar como un tesoro los espacios de unidad y hacerlos amables para que venga más gente. Tenemos que profundizar en el modelo. Esto no pasaba solamente por una coalición electoral y por una coordinación institucional. Nosotros nos estamos encontrando en los territorios con que compañeros de Podemos e IU trabajan conjuntamente en multitud de conflictos. No se trata sólo de compartir una lista electoral. El espacio político de la confluencia tiene que ser más amplio que el que ocupan nuestras organizaciones en las instituciones.
¿El futuro de IU dentro de Adelante Andalucía será similar al del Partido Comunista dentro de IU?
No sé cómo va a terminar funcionando Adelante Andalucía. Será lo que nuestro pueblo quiera. Ahora mismo no podemos concebir Adelante Andalucía sin IU y creo que tampoco podemos ya concebir IU sin contemplar un espacio de unidad como Adelante Andalucía. El futuro de ese espacio de unidad va a depender de lo que quiera IU y Podemos, ambos tienen que estar a la altura de lo que nuestro pueblo espera de nosotros. Adelante está naciendo con muy buen pie, con una base sólida de acuerdo.
El tándem Maíllo-Teresa Rodríguez ha sido fundamental para la gestación de Adelante Andalucía. ¿Puede sobrevivir la confluencia sin ellos?
Yo creo que sí puede sobrevivir. Porque esa confianza personal, que siempre ayuda, se ha trazado entre los distintos equipos de dirección de IU y Podemos. Esa sintonía tenía un soporte importante que era un acuerdo sobre política. Y los acuerdos sobre política están por encima de las buenas o malas relaciones entre partidos. Ahora tenemos las dos cosas. La confianza en política es fundamental, es un valor clave porque da certezas para que lo que se dice se haga. Ahora hay confianza entre ambos partidos.
“Si no gestionamos bien nuestras contradicciones, podemos implosionar”. ¿Cuáles son las contradicciones de IU?
Por ejemplo, hemos construido espacios de unidad con Podemos en algunos territorios y en otros no. Por ejemplo, tenemos contradicciones a la hora de abordar una nueva hoja de ruta para afrontar el fin del régimen del 78 y la apertura de un nuevo ciclo político, que requiere otro tipo de acuerdos.
¿Existe alguna contradicción dentro de IU en cuanto a su relación con el PSOE?
Creo que no. La clave de todo es que IU sustenta su relación con el PSOE sobre la base programática. Si el PSOE se acerca a la defensa de lo público con convicción, se encuentra con IU; si mantiene prácticas políticas neoliberales, se aleja.
La gente no ve en los programas diferencias irreconciliables. ¿La experiencia les dice que deben formar gobierno de coalición con el PSOE?
Eso depende de determinadas decisiones que debe tomar el PSOE. Por ejemplo, nosotros hemos hablado de la derogación de las dos reformas laborales que afecta a la vida de la gente desde ya. Las tasas de empleo que ayer aparecían nos vuelven a demostrar que el 95% de los contratos siguen siendo temporales. Qué pasa con Bankia, una de las principales entidades financieras del país bajo control público. ¿La privatizamos o la ponemos al servicio de la economía social? Qué hacemos con el tema de la energética, que estamos siendo chantajeados por esas corporaciones. Qué hacen. Somos soberanos energéticamente desarrollando las energías verdes de lo público o seguimos bajo la presión de esos poderes fácticos que dependen de las energéticas. No vamos a dar un cheque en blanco al PSOE, porque eso ya sabemos adónde nos lleva.
¿Usted ve más útil influir desde dentro del Gobierno o desde fuera?
A mi juicio, no es una cuestión de gusto, sino de garantías. Se necesitan determinadas garantías para estar dentro de un Gobierno haciendo cumplir el acuerdo programático, y hoy por hoy, el PSOE no ofrece esas garantías ni de lejos. Un cogobierno sin alternativas no me vale.
Entonces dejarían gobernar en solitario al PSOE.
Nosotros tenemos que dar todos los pasos. Las alternativas las va a ir dando el PSOE en función de la capacidad que tenga de ceder a izquierda o a derecha. Ellos han ganado las elecciones y deciden con quién quieren gobernar: con la derecha o con la izquierda.
El pacto que firmó Maíllo con el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, para que Adelante elija a una Defensora del Pueblo Andaluz, ¿es papel mojado?
Nosotros entendemos que ese acuerdo trasciende a los firmantes y ha de comprender al conjunto del Parlamento y tener un amplio respaldo de sintonía con la sociedad. Lejos de considerar que es papel mojado nos lo tomamos muy en serio. Estamos buscando un perfil de consenso.
¿Por qué en 33 años no ha habido ninguna coordinadora de IU en Andalucía?
Yo creo que para responder a esto tampoco podríamos hacer una respuesta que nos valga para los 33 años. Se han dado circunstancias diferentes en cada coyuntura. Puedo responder por qué no la ha habido ahora. Este coordinador entra con una condición y es que gran parte del peso mediático de portavocía no recaiga en un hombre sino en una compañera brillante, Inmaculada Nieto. Venimos de un portavoz parlamentario hombre y un coordinador hombre y ahora pasamos a un escenario de un coordinador hombre con una portavoz mujer en el Parlamento. No niego, ni mucho menos, la debilidad de no haber tenido nunca una mujer líder, pero en este caso intentamos que IU tenga una imagen más feminidad y más plural.
¿Cuántas mujeres han rechazado ser coordinadora general de IU por problemas de conciliación?
A mí no me consta que haya habido ningún rechazo de ninguna mujer por tema de conciliación. De hecho, tanto es así que mi aceptación tiene que ver con que la conciliación se va a hacer posible. Es más es que esta dirección tiene que hacer bandera de eso, no sólo yo sino mis compañeras y mis compañeros. La conciliación no puede ser un handicap para nadie que se acerque a IU y que quiera aportar.
¿Le gustaría ser candidato de Adelante a la presidencia del Gobierno andaluz?
Soy incapaz de verme en nada que no medie por lo que colectivamente se quiera que hagamos. Le puede sorprender, pero vengo de una generación política en donde hemos ido subiendo en cada momento porque colectivamente se ha decidido quién podría jugar mejor. Mis pretensiones personales son mucho más prosaicas y humildes. Pasan por tener un entorno feliz. Y punto.