A sus 63 años, a Custodio López el recuerdo de su padre no se le va de la mente. Es consciente de que, si hoy él es una persona volcada en los demás, en buena medida es por haber aprendido a dar lo que uno apenas tiene. Su progenitor perdonaba jornales a quienes no podían pagárselos con tal de que tuvieran pan para llevarse a la boca y ahora su hijo devuelve la misma solidaridad a los mayores que se sienten solos. Él es el presidente del Hotel Residencial Baños de Ardales Hábitat, S. Coop. And. que, bajo el paraguas de la cooperativa Hábitat Colaborativo, ha abierto un 'cohousing senior' en Frailes (Jaén) con un doble objetivo: combatir la soledad de los abuelos y luchar contra la despoblación.
Abierto a finales de 2022 y enclavado en un modesto municipio agrícola de algo más de 1.500 habitantes en el sur de la provincia de Jaén, el Balneario de Frailes se ha convertido en un oasis para casi una decena de personas mayores que se han convertido en sus primeros inquilinos. El concepto es sencillo: viven en habitaciones o pequeños apartamentos en los que tienen total libertad cada día, al tiempo que reciben cuidados y actividades por apenas 700 euros al mes en régimen de todo incluido. No es una residencia ni tampoco es un hotel, pero hibrida ambos conceptos de una forma tan novedosa para Andalucía que el Gobierno regional está queriendo legislar para darles cobertura legal y poder ofertar plazas concertadas. Además, para lograr el desarrollo del proyecto han intervenido tres partes: Ayuntamiento de Frailes, Hábitat Colaborativo como entidad gestora y la cooperativa de usuarios que lidera López.
El 'cohousing' o vivienda colaborativa es una realidad en muchos países del mundo, especialmente en aquellos más avanzados. Permite que los inquilinos de un mismo inmueble, como es el balneario en este caso, puedan ahorrar costes y al mismo tiempo establecer relaciones humanas mientras viven vidas completamente independientes. En nuestro país hay algunos lugares en los que se están desarrollando este tipo de viviendas. En el caso concreto de Frailes, este modelo se ha implantado gracias al impulso de Hábitat Colaborativo que, además, cuenta con la concesión administrativa por parte del Consistorio para los próximos 40 años. Por otro lado, la dirección del 'cohousing' corre a su cargo.
Custodio López, presidente de la entidad integrada por residentes que gestiona el balneario y que ha hecho posible que este edificio esté funcionando, cuenta que se trata de un proyecto “apasionante” que hunde sus raíces en 2007. Pocos meses antes de la crisis inmobiliaria, el Ayuntamiento de Frailes empezó a construir lo que sería un hotel balneario que quedó paralizado al estallar la recesión. Pese a que el Consistorio sacó a licitación el inmueble en varias ocasiones, nadie se hizo cargo de él, sobre todo porque la zona tiene malas conexiones por carretera y está algo aislada, hasta que Hábitat Cooperativo se interesó por el edificio para crear el 'cohousing senior' que es hoy.
Un proyecto para los mayores
Tras una obra de más de 2 millones de euros y un proceso burocrático que empezó en 2018, el Balneario de Frailes, reconvertido en vivienda colaborativa para mayores, abrió sus puertas el pasado mes de octubre. Gracias al apoyo de casi un centenar de socios que han aportado su capital para llevar a cabo el proyecto, en apenas tres meses se ha convertido en un lugar al que acuden muchas personas a diario para interesarse y quizá hacerse con una de las habitaciones. “Los mayores problemas para que alguien decida mudarse aquí los suelen poner los hijos de los usuarios que vienen a vernos, ya que sus padres se suelen quedar maravillados”, explica Custodio.
Hay cuatro tipos de habitaciones. Una con cama articulada para personas con problemas de movilidad, otra individual, una tercera doble, pero con habitaciones separadas y una doble de matrimonio. Cada una de ellas es lo suficientemente espaciosa y bien equipada como para ser la solución para que una persona pueda vivir sin preocuparse por la soledad ni sus cuidados. En total, hay 90 plazas, aunque algunas de ellas no están disponibles ya que los socios han decidido quedárselas y no arrendarlas. Por otro lado, la Junta de Andalucía pretende concertar alrededor de 40 ellas a medio plazo para hacerlas aún más asequibles para futuros inquilinos.
Basta un paseo por el balneario para ver que las instalaciones están nuevas. “Los socios que aportamos nuestro tiempo y nuestro dinero en este proyecto lo hacemos arriesgándonos, pero siendo conscientes de que estamos ayudando a muchas personas”. Custodio López, que trabaja como funcionario en el Ayuntamiento de Alcalá la Real, llegó a ser entrenador de hockey hierba a nivel nacional en categorías inferiores, por lo que sabe muy bien cómo es trabajar en equipo. De ahí que niegue cualquier mérito propio en el éxito que está cosechando el balneario: “Nuestros socios son nuestro verdadero capital social. Aquí no hay especulación, sino ganas de hacerlo bien”.
Con restaurante y cafetería, varias salas comunes, un spa que pretende abrirse este mismo verano, una peluquería e incluso un huerto ecológico, los inquilinos parecen contentos. Uno de sus mejores representantes es Miguel Garrido, un oriundo del municipio que se marchó de él siendo apenas un joven de 26 años y que ahora ha regresado con 75. Trabajó como Policía Nacional durante varias décadas en Mallorca, pero lo que más llama la atención de él, aparte de su sonrisa perenne, es que estuvo casado con una sueca de la que aprendió el amor por esta cultura escandinava y el concepto de 'cohousing'.
“En Suecia hay viviendas colaborativas desde hace mucho tiempo”, explica. Por eso, en cuanto supo que en su pueblo natal iban a abrir una, no dudó en volverse tras el fallecimiento de su esposa. “Me acuerdo que una vez estuvimos interviniendo en un robo en Mallorca en un hotel residencia de este tipo en el que había muchos famosos de edad avanzada y yo les envidiaba y me preguntaba si alguna vez podría vivir como ellos y mírame”. Con una pensión de 1.500 euros mensuales, vive en un lugar que le ha devuelto la ilusión por seguir adelante. “Hay buen ambiente y cada poco tiempo viene gente a visitarnos que no conocemos de nada. Ya tengo amigos de Alcalá la Real, Alcaudete y todos los pueblos de la zona”.
Contra la despoblación
Miguel sabe bien lo que implica el balneario para Frailes porque guarda en su retina el recuerdo de un pueblo que estaba lleno de vida: “Cuando me fui había mucha gente por la calle y la gente se quedaba aquí a trabajar del campo. Ahora no hay nadie, solo se ven coches”. Por eso, este 'cohousing senior' también está luchando contra la despoblación rural. Custodio López, el gerente del sitio, recuerda que esta iniciativa está “generando empleo”. Sin ir más lejos, en la actualidad ya hay nueve personas trabajando directamente para el balneario. Al tiempo que se genera una economía circular gracias a los talleres e iniciativas con los que pretenden no solo entretener a sus inquilinos, sino invitar a cualquier forastero.
“No es lo mismo sentirte solo en tu casa que estar acompañado de tantas personas”, confiesa Miguel Garrido, inquilino. Esa es la idea que está atrayendo a personas de municipios próximos que acuden a Frailes no solo para hacer una visita turística, sino para vislumbrar una vida en el balneario. “Sabemos que cuando se abra el spa será mucho más atractivo para la gente porque ahora mismo es difícil que se quiten la idea de que esto es una residencia cuando no lo es”, lamenta Custodio López. Sin embargo, en interés y esfuerzo no cejarán ya que ofrecen talleres de todo tipo para que los indecisos sepan que no se van a aburrir durante el tiempo que decidan vivir en este 'cohousing'.
“Nosotros no tenemos potencial económico y no quiero pedirles a mis socios más dinero”. Ahora el objetivo es dar a conocer su labor para que más personas acaben decidiéndose por un lugar que está llenándose de vida mientras espanta el fantasma de la soledad y la despoblación. “Cada socio aporta unos 300 euros al mes por algo que ni siquiera es nuestro ya que el edificio pertenece al Ayuntamiento durante 40 años”. A pesar de las dificultades económicas, los servicios que ofrecen no pagan alquiler, sino que lo único que le piden es un descuento para los socios, como ocurre en el caso de la peluquería. “Así creamos empleo estable y que cualquiera se anime a venir al edificio”. Algo que demuestra el afán por mejorar la vida de los demás que tienen en la cooperativa. “Es muy gratificante trabajar en este sector. El trabajo de cuidados es muy vocacional y totalmente admirable”.