Los últimos datos económicos, especialmente los de empleo, dibujan un panorama nada halagüeño de Jaén. Las recientes cifras de desempleo registran un descenso del paro en diciembre en todas las provincias andaluzas, especialmente en Jaén, pero, según datos de octubre, se sitúa como la provincia con mayor tasa de paro del Estado, con un 97,74% de los contratos temporales y donde en el último año se ha reducido la contratación en un 6,12%, frente al aumento de la media andaluza y estatal.
Además de ser la provincia del país con menor contratación en este periodo y la de mayor precariedad laboral, Jaén tiene los sueldos más bajos de España, con un salario medio de 12.141 euros anuales, según la estadística de la Agencia Tributaria 'Mercado de trabajo y pensiones en las fuentes tributarias'.
A su favor tiene el comienzo de forma generalizada de la cosecha de la aceituna, donde Jaén es la principal productora mundial y que generará en esta campaña unos cinco millones de jornales. Sin embargo, la mayor riqueza de Jaén, donde se han dado pasos de gigante en modernización de cultivos, calidad e incluso comercialización, es también su cruz por la fuerte dependencia económica que de ella tiene la provincia, representando el 90% de la producción agraria, causa de un mercado laboral muy temporal y sin que se haya producido una, por otra parte muy solicitada, diversificación industrial.
Para remediar el atraso de la provincia respecto al resto, a lo largo del último siglo se han intentado poner diversos remedios, todos ellos muy parecidos, que comenzaban con un diagnóstico acertado y repetitivo de la situación con medidas inversoras. El último, el llamado Plan Activa Jaén, propuesta estrella del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para Jaén, envidiado por otras provincias que pidieron uno similar para sus territorios, desaparecido con la llegada del PP al Gobierno central y que el PSOE pretendía retomar de haber ganado las elecciones, ya que se recogía en su programa electoral.
Guerra, crisis y falta de ejecución presupuestaria
La Asamblea Magna Provincial (1925), el Plan Jaén (1953), y el Plan Activa Jaén (2006) conllevaron un diagnóstico profundo de la realidad de la provincia e incluso, en el caso de los dos últimos, un fuerte compromiso de inversión pública para elevar el nivel de vida de una provincia siempre en bajos índices de convergencia con el resto de España y de Europa.
A pesar de las expectativas, ninguno de ellos elevó de forma apreciable los indicadores por diversas razones como la guerra, las crisis económicas y, sobre todo, la falta de cumplimiento en las inversiones prometidas o grandes retrasos.
En 1924, en plena dictadura de Primo de Rivera, Jaén se encontraba a la cabeza de España en analfabetismo y mortalidad con deficiencias asistenciales y en infraestructuras. Así surgió una iniciativa de la Diputación Provincial, con su presidente Fernando Siles a la cabeza, para buscar soluciones al negro panorama. Se formaron grupos de trabajo, con la implicación de los ayuntamientos y personalidades de la época, consiguiendo realizar el que fue el primer diagnóstico profundo de la situación de la provincia.
El primer objetivo era corregir la dependencia del olivar, proponiendo la diversificación con cultivos alternativos como el tabaco o la cría de gusanos de seda y fomentando una industria asociada a la formación profesional, además de mejorar el estado de la carreteras y las líneas férreas, buscando una conexión interna y con el Levante.
Un total de 130 recomendaciones recogidas en las conclusiones de la Asamblea Magna Provincial, de entre las que destacan la prioridad de la construcción de varios pantanos como el del Tranco o el canal del Rumblar. La instauración de un retiro obrero obligatorio para mayores de 65 años a cargo de los Presupuestos Generales del Estado o la conexión por tren entre Baeza y Utiel. La celebración de esta Asamblea sirvió de laboratorio de ideas pero la mayoría de las propuestas cayeron en saco roto por falta de compromiso presupuestario.
El plan franquista de Jaén
El plan franquista de JaénTras la guerra civil comenzó otro diagnóstico de la situación española que en las provincias de Badajoz y Jaén, declaradas casos de extrema gravedad, dieron como fruto a los llamados Plan Badajoz (1952) y Plan Jaén (1953). La finalidad era la industrialización de la provincia, una política de colonización, obras públicas necesarias y reducir el paro agrícola.
Los estudios de la época coincidieron en que el monocultivo del olivar, y entonces también del cereal, condicionaban la existencia de un empleo muy temporal que dejaba seis meses del año sin ofertas que llegaban a provocar muerte por hambre y sed entre los jornaleros. Un estudio encargado al respecto comenzaba “la gran paradoja de la provincia de Jaén”, por su riqueza en recursos naturales pero desaprovechados. En él se habla de agotamiento de las minas, bajo nivel de industrialización, falta de protección estatal, inmovilidad de la iniciativa privada…
Pero, sobre todo, el principal problema ya era el paro. 40.000 parados agrícolas en meses como mayo y un paro permanente de unas 20.000 personas. En épocas de malas cosechas se triplicaban las muertes por hambre y sed, convirtiéndose Jaén en líder nacional en este sentido.
El Plan Jaén preveía una inversión de más de 4.200 millones de pesetas (más de 25 millones de euros) entre 1953 y 1967. También preveía crear 20 nuevas industrias con 35 fábricas y 1.995 puestos de trabajo fijos para 1962. Se creó el Patronato Pro Industrialización de la provincia y la instalación de la Empresa Nacional de Industrialización de Residuos Agrícolas (Enira) para el aprovechamiento de subproductos de la agricultura con el que se pretendía obtener del orujillo de la aceituna, gasolina, aceites de impregnación para traviesas, brea, alcohol metílico, levaduras alimenticias… En cuanto a infraestructuras una vieja aspiración era la terminación del ferrocarril Baeza-Utiel, el tramo de Marmolejo (Córdoba –Puertollano) y la construcción de la línea Jaén-Granada.
Veinte años después, de las 35 fábricas previstas solo funcionaban cinco. Se estima que ni siquiera se creó trabajo para el 10% de los parados agrícolas y el resultado fue la emigración, de forma que entre 1955 y 1975 Jaén fue, junto con Cáceres y Badajoz, la provincia donde más bajó la población. Además, en diez años apenas si se había ejecutado el 50% del presupuesto previsto.
La Enira, situada en Linares, se disolvió en 1971, tras invertirse casi 1.000 millones de pesetas (6 millones de euros) y sin que nunca llegara a entrar en funcionamiento. Sus instalaciones se han reconvertido cuarenta años después, dentro del Plan Activa Jaén, en Centro de Prácticas Operativas para el entrenamiento de unidades policiales especiales de Intervención Policial (UIP) y el Grupo Especial de Operaciones (GEOS). En lo que se refiere al ferrocarril se invirtieron en los años cincuenta gran cantidad de recursos para la construcción de la conexión Baeza-Utiel, incluso se acometieron gran parte de las infraestructuras que nunca se acabaron.
En resumen el Plan Jaén fue un fracaso, a pesar de las visitas del dictador Franco a la zona dándose baños de multitudes según las imágenes del NO-DO y de las crónicas de la época. Sólo se consiguió elevar en menos de una décima la aportación de la industria al PIB y el paro agrario se redujo solo por la emigración. Una de las empresas surgidas entonces fue la denominada Metalúrgicas de Santa Ana S.A, Santana, desaparecida en 2011 y que fue motor de la comarca de Linares durante décadas.
En 2006, el Activa Jaén
En 2006, el Activa JaénFinalmente, hace casi once años, un 20 de enero de 2006, el Consejo de Ministros aprobaba el Programa de Medidas de Activación Jaén XXI, llamado Plan Activa Jaén y que había sido anunciado unos meses antes en primer lugar por la vicepresidenta socialista María Teresa Fernández de la Vega y después por el propio presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Un total de 89 medidas, de las cuales la Junta de Andalucía participaba en 65 y con un presupuesto inicial de 1.313 millones hasta el 2009. Después el plan se ampliaría con 2.000 millones a ejecutar hasta el 2013. Un total de 3.600 millones de euros de los que finalmente se ejecutaron 1.700 entre 2006 y 2011, año en el que el PP, que había calificado el plan de “carta a los Reyes Magos” y “globo sonda vacío de presupuesto del PSOE” llegó al Gobierno central.
El objetivo final era impulsar el desarrollo de la provincia y, más que la novedad de las medidas aprobadas, ya que muchas de ellas se encontraban recogidas en partidas presupuestarias de años anteriores, lo más destacable era el posible efecto llamada de inversión privada dada la publicidad del proyecto.
Una década después, aunque algunos de los proyectos se encuentran inacabados o incluso sin iniciar, lo más reseñable fue el impulso que se le dio a proyectos aparcados durante años, como la finalización de la nueva calzada del paso de Despeñaperros.
En carreteras la nueva autovía A-32 Linares-Albacete, conexión con el Levante, está aún sin finalizar, tras pararse las obras a causa de la crisis, incluso antes de que Zapatero abandonase el Gobierno, aunque algunos tramos se han retomado en los últimos años. La autovía A-81, Badajoz-Córdoba-Granada, que en Jaén pasa por Alcalá la Real y Alcaudete, ni está ni se la espera, ya que en la actualidad se encuentra en estudio informativo, lo mismo que hace una década.
En ferrocarriles, la línea de Alta Velocidad que unirá en algún momento Madrid con Jaén, cuya primera piedra se puso en 2002, cuenta con todos los tramos a excepción de uno comenzados, pero las obras paralizadas y sólo un intervalo de siete kilómetros se ha finalizado. La estación intermodal de Jaén continúa en el olvido a pesar de que en 2011 el entonces ministro de Fomento, José Blanco hizo una presentación del proyecto en un acto en Jaén.
En obras hidráulicas, destacaba la presa de Siles, que se finalizó el año pasado y ahora está en el centro de la polémica, ya que Gobierno andaluz y central se tiran los trastos por quién es el que tiene la competencias para hacer las conducciones. Todo es cuestión de a quién le toca pagar la cuenta.
Más de un 30% de tasa de desempleo
Respecto a las empresas que anunciaron su llegada a Jaén, Valoriza (Sacyr-Vallehermoso) inauguró en 2007 su planta en Navas de San Juan para transformar el alpeorujo en biocombustible pero nunca se llegó a ponerla en marcha en ese municipio. La siderúrgica Ros Casares tenía previsto construir una planta en Andújar, que debía haber estado en marcha en el 2009, para la que se concedieron más de 14 millones de ayudas y a la que renunció en 2011. Pieralisi y Atento si abrieron sus puertas, una en Mengíbar y otra en la capital.
En el ámbito cultural, se finalizó el nuevo Museo Zabaleta en Quesada, pero aún está a la espera la inauguración del Museo de Arte Ibero, que aunque se comenzó a gestar en 1998, también se incluyó entre los proyectos del Activa Jaén.
Sesenta años después del Plan Jaén, y tras una década del Plan Activa Jaén, los objetivos de convergencia con el resto de España no parecen haberse cumplido. La estimación del PIB para el 2015, según la última memoria del CES es del 2,7% seis décimas menos a la estimación de crecimiento de Andalucía (3,3%). El 51,7% de las empresas de la provincia no tiene asalariados y solo el 1,4% tiene más de 20 trabajadores.
La tasa de desempleo en Jaén en 2015 se situó en el 30,84%, casi diez puntos por encima de la media nacional, mientras que en 2006 era del 13,36%. Y la crisis está ocasionando la reducción de la población con el regreso de los inmigrantes a sus países, la emigración de los jiennenses a otras zonas y la bajada de la natalidad en un 20%.
Jaén ha mejorado mucho en el último siglo y está lejos de las hambrunas de los años veinte o cincuenta del siglo pasado, pero continúa a la cola en muchos de los principales índices coyunturales del país.