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Javier Castroviejo: “Doñana está al borde de la desaparición por la impunidad de los responsables y el incumplimiento de las leyes”

“Doñana está en el límite, solo una actuación inmediata y decidida puede salvarla”. Javier Castroviejo (Bueu, 1940) es probablemente el científico que mejor conoce las virtudes y debilidades del Parque Nacional de Doñana. Pionero en la biología de campo, dirigió la Estación Biológica desde 1975 a 1988 y participó en la redacción de las leyes que protegen el Parque. Irónico y combativo, colaborador cercano de Félix Rodríguez de la Fuente, sigue desde su casa de Sevilla peleando con argumentos científicos y legales contra todas las amenazas que ensombrecen el futuro de uno de los ecosistemas más valiosos de Europa. 

¿Cuál es el verdadero problema de Doñana? Todos hablan de su importancia, pero su situación es cada vez más delicada.

Está al borde de la desaparición a pesar de ser uno de los espacios más protegidos y famosos del mundo. Se debe a la impunidad de los responsables y al evidente incumplimiento de las leyes, de las españolas y de directivas europeas, que gozan de jerarquía normativa frente a las nacionales. Se han producido ya agresiones difícilmente reparables que se hubieran podido evitar. 

¿En qué momentos han sido más graves estos incumplimientos y en qué cuestiones concretas?

La destrucción de la marisma de la Red Natura 2000 de la UE, que fue roturada y sus amplios cauces plenos de vida fueron cultivados y transformados en canales. Por si esto fuera poco su agua fue bombeada a enormes balsas y sustraída al espacio protegido, ello unido a una alta contaminación. Es un proceso iniciado y ejecutado en buena medida por el Estado (Agricultura, Confederación, Minas) y continuado hasta hoy por diferentes empresas que se lucran con estos bienes de interés general. Como reconoce la Unión Europea (UE), los hábitats y especies de interés comunitario vienen sufriendo desde hace décadas un progresivo deterioro. Ante esta situación los responsables se niegan a aplicar las normas para restaurar la marisma y restablecer un estado de conservación favorable.

Frutos rojos, presión inmobiliaria, pozos ilegales, caza furtiva, arrozales, presas en los ríos... ¿Todo se alía en contra de Doñana?

Intentan sacar tajada ante el caos legal, recuerdan a una tropa de babuinos al saqueo de un maizal. El agua y el fértil suelo de los cauces marismeños, protegidos por la UE, son botines codiciados. Destaca la destrucción del Brazo de la Torre y su cuenca, que espera, desde hace 23 años, el cumplimiento del Real Decreto-Ley 7/1999R y su restauración. La vida en la marisma dependía de unos diez cauces ya deteriorados. 

¿Y es reversible esta situación concreta?

Estamos en el límite. Doñana se salvará comenzando de inmediato el restablecimiento y la recuperación ecológica integral de los cauces marismeños y otros hábitats estrictamente protegidos y sus funciones, especialmente el Brazo de la Torre. ¿Qué esperan los responsables para cumplir de una vez su deber y aplicar el Real Decreto-Ley 7/1999R que lo ordena de forma nítida, como lo hacen las normas de la UE, especialmente las directivas de hábitats, aves y agua? No nos engañemos, la supervivencia de Doñana no se entiende sin la restauración de la marisma. 

Hay dos cuestiones a conservar. El patrimonio cultural (material e inmaterial) y el natural. Hablemos del primero. ¿En qué consiste y por qué es importante?

Como ejemplos del patrimonio material destacan los poblados de chozas, casas o torres del siglo XVIII; casas-laboratorio; los sistemas únicos de caza o captura (lanceo de jabalíes; los pateros con trabuco, ánsares en las dunas, de mancones [caza de aves en muda] de acuáticas a la bulla);  cajones o dornazos (lanchas) remolcados por el caballo para el desplazamiento en las inundaciones; las razas autóctonas de ganado; la cría de cimbeles, el combustible de boñiga cuyo humo espantaba a los mosquitos; los servicios que brindan los ecosistemas (turismo, pesca, estéticos, retención de CO2...). 

Del inmaterial, los vernáculos, los topónimos, la gastronomía, el vocabulario relacionado con el ganado (capa, colorido, tipos de cuerna, morfología, pastos) y su manejo, los saberes sobre las aves y sus querencias. En síntesis, el habla y los conocimientos que han permitido aprovechar y mantener el patrimonio material desde hace siglos. La marisma, como otros grandes humedales, propició una cultura original.   

Doñana se salvará comenzando de inmediato el restablecimiento y la recuperación ecológica integral de los cauces marismeños y otros hábitats estrictamente protegidos y sus funciones, especialmente el Brazo de la Torre

¿Habría alguna manera de rescatar todo esto?

No la veo. Del material quizás se querría reparar algún edificio, pero la actitud de la administración competente lo descarta.

Y en cuanto al natural, ¿cuáles son los pasos que habría que dar para lograr salvarlo?

El cumplimiento estricto y urgente del Real Decreto-Ley 7/1999; de la ley del PN Doñana 91/1998 y de las directivas de la UE de aves, hábitats, agua, suelo y contaminantes entre otras. Hay medios, los fondos de la UE se devuelven a millones. El incumplimiento de las leyes ha llevado literalmente a una perturbación estructural, ha destruido físicamente las estructuras naturales que posibilitaban la vida en la marisma. 

¿En qué cuestiones principales se concretaría el cumplimento de esas leyes?

Estamos en situación de emergencia y de este contexto nace la necesidad de actuar. En cuanto a la legislación española, es crucial ejecutar de inmediato la recuperación de la funcionalidad del Brazo de la Torre. Este Brazo nace a la altura de la isla Mínima del Guadalquivir, donde desemboca, no lejos del estuario, docenas de kilómetros al sur. Su anchura podía llegar a ser de centenares de metros, era todo él un conjunto de hábitats acuáticos prioritarios y ecotonos de alto valor, hoy está destruido por canales, diques transversales o longitudinales, la roturación de sus valiosas riberas de pasto y junqueras y la contaminación continua por los pesticidas de los arrozales. Las imágenes de satélite y las fotografías son elocuentes.

También es urgente realizar la recuperación de la funcionalidad del caño Guadiamar. Sus hábitats son así mismo de alto interés. La mayor parte de su cuenca ha desaparecido sencillamente. La ley dice literalmente: “Los objetivos pretendidos consisten en recuperar las aportaciones hídricas del citado caño a la marisma del Parque Nacional y el sector restaurado con la actuación citada anteriormente. Al propio tiempo, se pretende mejorar la calidad de las aguas del río Guadiamar antes de su incorporación a la marisma. Se busca, igualmente, la restauración y recuperación ambiental integral del cauce y del dominio público hidráulico del río Guadiamar, así como de una amplia zona transformada por la actividad agrícola. Dicha recuperación se conseguirá mediante la incorporación de las aportaciones derivadas del expresado río en avenidas, así como del arroyo de La Cigüeña”.

Tampoco podemos olvidar las directivas europeas que regulan las políticas del uso del agua que dicen literalmente que “el agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal”.

El incumplimiento de la leyes ha llevado literalmente a una perturbación estructural, ha destruido físicamente las estructuras naturales que posibilitaban la vida en la marisma

La protección oficial de Doñana comienza en pleno franquismo. Es una parte de su historia no demasiado conocida. ¿Qué iba a pasar con Doñana y quiénes la salvaron?

Antes, diría yo, desde Guzmán el Bueno, la autoridad real estaba presente por delegación en la nobleza y por ser cazadero real. Ya años antes de su primera visita, del 6 al 8 de octubre de 1944, Franco tenía motivos para interesarse por Doñana. Al Coto volvió al menos otras dos veces y en la marisma estuvo otras varias. Su intervención fue decisiva para evitar la desaparición del Coto por las plantaciones de eucaliptos impuestas por los forestales, y al crear el  parque nacional en 1969 y nombrar director a un científico, también para anular una conspiración ICONA-CSIC destinada a acabar con la Estación Biológica. 

Pero hubo una movilización internacional que fue decisiva.

Se produjeron varias con resultados diversos y no exentas de alarma social. Tuvieron éxito las realizadas para frenar las plantaciones de eucaliptos y comprar las Reservas Biológicas de Doñana y Guadiamar; la que consiguió la aprobación de la Ley 91/1978 del Parque Nacional de Doñana; el “salvemos Doñana” para evitar la urbanización Costa de Doñana entre Matalascañas y Mazagón; para frenar la autovía costera Huelva-Sanlúcar; y parcialmente la que consiguió el fin del plan de regadíos Almonte-Marisma tras producir graves daños; la implicación de la Comisión Europea y la condena a España por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea; actualmente el clamor es ya jurídico a nivel europeo, social y periodístico. 

Y las que fracasaron…

Fracasaron las motivadas por el uso de pesticidas y la mortandad masiva de aves acuáticas de 1973; los efectos del cangrejo americano en la marisma y otros invasores, así como las zoonosis del conejo; por la sustitución del ganado autóctono por el selecto que probablemente introdujo zoonosis devastadoras que infectan especies protegidas; la prevención del evidente desastre de Aznalcollar; las plantaciones de fresa, pozos ilegales, destrucción de montes de utilidad pública y continuas maniobras de la Junta y el Parlamento andaluz para legalizar otras 1500 hectáreas. La contaminación por mar y aire del Polo Químico de Huelva; almacenamiento subterráneo de gas; las explotaciones submarinas de hidrocarburos; la destrucción sistemática de la marisma con los cauces que aportan agua y su regeneración, que sin duda está entre las más graves y escandalosas. 

Los infractores obtienen pingües beneficios, pero las sanciones las pagamos todos o son bajas. Lo expoliado es totalmente irrecuperable

También hay toda una historia de iniciativas y personajes nefastos. ¿Cuáles son según su opinión los momentos más críticos desde que se constituyó el parque?

Los intentos de eliminar la Estación Biológica de Doñana. El cambio de manos privadas, que habían conservado Doñana desde los Medina Sidonia, a las públicas. Es elocuente lo sucedido desde que el destino del parque depende de burócratas y políticos. La entrega de la gestión a la comunidad autónoma. La aprobación y ejecución del plan de regadíos “Almonte-Marismas”. La catástrofe minera de Aznalcollar. La destrucción de la red hidrológica y construcción en la marisma de enormes balsas que dejan a Doñana-Red Natura 2000 sin agua. En fin, el incumplimiento de las leyes. Antes del traspaso a la Junta todavía se frenaron desmanes gracias a presidentes de patronato, políticos, ecologistas y periodistas cultos.

¿Y los personajes nefastos?

La identificación es fácil para los periodistas sagaces. En los boletines oficiales o las autorizaciones administrativas de proyectos aparecen los nombres de los responsables. Su complicidad, a la que no se atreven a enfrentarse, ha hecho posible la destrucción de un patrimonio mundial para enriquecer a una minoría.

Los muchos millones de europeos que deploran la situación de Doñana no alcanzan a comprender las razones por las que se vulneran de tal forma las leyes y directivas, al mismo tiempo que se aprovechan las enormes sumas de millones que la UE pone a disposición del Gobierno español para tareas como esta. Algunos incluso piensan que por las razones que fuesen prefieren que pasen los plazos como pretexto para mantener la situación actual. 

¿Cree que es posible compatibilizar la conservación del parque con los intereses económicos que lo rodean?

Claro, pero solo desde la legalidad. Es sencillo de entender. Los infractores obtienen pingües beneficios pero las sanciones las pagamos todos o son bajas. Piénsese además en lo irrecuperablemente expoliado, los bienes y prestaciones como el agua, el paisaje, la pesca, la captura de CO2, la polinización. El sarcasmo es inadmisible. Si las multas y el valor de lo destruido las pagasen los responsables, la situación sería otra. 

Más allá del cumplimiento de las leyes y para que nuestros lectores lo entiendan mejor, ¿qué medidas concretas más urgentes habría que tomar en los próximos años para salvar Doñana?

¿Cómo años? ¡Hay que tomarlas ya, en los próximos días! Como le decía antes, iniciar la ejecución íntegra por procedimiento de urgencia de la recuperación de la funcionalidad del Brazo de la Torre y también de la recuperación de la funcionalidad del caño Guadiamar; ambas incluidas en el Real Decreto-Ley 7/1999, de 23 de abril, por el que se aprueban y declaran de interés general las obras de regeneración hídrica incluidas en el conjunto de actuaciones Doñana 2005. Debemos actuar de inmediato. El diagnóstico más completo es la autopsia, pero el mejor es el que permite salvar la vida, hay una ética del tiempo, decía el profesor Mayor Zaragoza.

No veo el futuro sin abordar un plan de acción plurianual con presupuestos e indicadores verificables, que sortee los regionalismos y contemple los mecanismos para cumplir íntegramente las directivas comunitarias

Y mirando al futuro, ¿qué cree que le espera a Doñana?

La ruina ecológica, la degradación continuará pero a ritmo lento; cada vez queda menos que destruir. El futuro de Doñana depende de periodistas, ecologistas y los jueces o fiscales, sobre todo de la UE. Los responsables de lo sucedido buscarán culpables, quizás el cambio climático, e intentarán que Doñana caiga en el olvido, como las magníficas lagunas de Antela, La Janda o La Nava, hoy casi desaparecidas. No caben ilusiones en cuanto al respeto de las leyes. Tras 23 años de incumplimientos el “Marco de Actuaciones para Doñana”, presentado en Almonte el pasado 29 de noviembre por el Ministerio, no se ocupa en absoluto del Brazo de la Torre y en cuanto al Guadiamar se contenta con algunos estudios a ejecutar entre 2022 y 2027. 

No veo el futuro sin abordar un plan de acción plurianual con presupuestos e indicadores verificables, que sortee los regionalismos, contemple los mecanismos para cumplir íntegramente las directivas comunitarias y lleve a un modelo de gestión inspirado, quizás, en el del Museo del Prado, en el que quepan, como corresponde, los antiguos propietarios privados y cuyo marco territorial sean los espacios de la Red Natura 2000 mencionados. 

Doñana, en un momento crítico

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