Ha sido el primero en dar el paso para lo que otros están todavía manteniendo la tensión sobre si sí o si no: José Antonio Pérez Tapias (Sevilla, 1955) ha anunciado que buscará los avales para presentarse a la secretaría general del PSOE, partido en el que milita desde 1993. Miembro de la corriente Izquierda Socialista (IS), es también una de las voces de Cristianos Socialistas. El pensamiento crítico es lo que mejor define a este decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, donde ejerce desde hace más de tres décadas. Entre sus publicaciones, La izquierda que se busca. Reflexiones sobre políticas en crisis, donde cuestionaba medidas tomadas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Conversamos con él por teléfono horas después de conocerse la noticia.
¿Qué le ha llevado a tomar esta decisión?
En la última reunión de la coordinadora federal de IS, evaluamos la situación en la que nos encontramos tras las europeas y vimos que era necesario presentar una candidatura propia para este congreso. Tras el debate, me propusieron que asumiera la responsabilidad. Ha surgido de la deliberación que tuvimos sobre todas estas circunstancias y sobre el papel que responsablemente tiene que asumir esta corriente dentro del partido.
Este proceso se ha abierto a raíz de los resultados del 25M. ¿Qué mensaje cree que les han mandado los votantes?
Los votantes han mandado múltiples mensajes y no se debe escurrir el bulto de ninguna manera. Una primera cuestión es que todo lo que se ha dicho de la desafección de la política hay que ponerlo entre paréntesis. Lo que hay es una crítica de determinadas políticas, y eso se manifiesta con el voto a otras formaciones que se entienden a la izquierda del PSOE. Y también con la abstención. No hay sólo una abstención pasiva, sino también otra que responde a una actitud de desagrado e inconformidad con determinados partidos que habían sido referentes.
¿Comparte entonces la idea de que el electorado está también pidiendo mayor democratización de los partidos o esto no importa a la hora de decantarse por una u otra formación?
El electorado sí exige a los partidos coherencia democrática. Está más que comprobado que las posiciones que en un determinado momento adopta una fuerza política tienen mucho que ver con los procedimientos que elige para ello. Un partido con una democracia robusta hará propuestas con una mayor posibilidad de que respondan realmente a las necesidades de la ciudadanía.
Ponga un ejemplo.
Si cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero propuso la reforma del artículo 135 de la Constitución Española [para conseguir el equilibrio presupuestario] se hubiera debatido a fondo en el seno del partido, y también ante la ciudadanía, no se hubiera hecho de la manera en que se hizo. Es un ejemplo claro de una situación en la que la democracia interna no se aplica y acaba propiciando decisiones erróneas.
¿Ha sido un golpe para ustedes que se haya adelantado el congreso cuando se preveían las primeras primarias abiertas?
Las primarias abiertas son un compromiso adquirido y, por tanto, hay que ir hacia delante con el mismo. Con todas sus consecuencias. Ofrecen un marco de participación ciudadana amplio, porque no son sólo para los militantes. ¿Qué ocurre? Pues que se ha anticipado el congreso y, si el secretario general que salga del mismo opta también a ser candidato, ¿quién compite con él? Con esta decisión, la situación de las primarias abiertas queda en el aire y se ha desaprovechado la oportunidad de abrir más el partido a los ciudadanos.
O sea, ¿que han defraudado expectativas dentro y fuera del partido?
Claro. Sobre todo, de cara a la ciudadanía. Nosotros pensamos que podía haberse mantenido el calendario y haberse articulado los plazos del congreso de otra manera. Pero dada la situación, es ya un proceso irreversible. Por eso insistimos en la necesidad de que sea limpio.
Hemos oído estos días a varios dirigentes de su partido diciendo que el PSOE es la fuerza política más democrática. ¿Lo es?
No se trata de hacer competencia. Es cierto que el PSOE, en determinadas prácticas, ha sido pionero, por ejemplo en las primarias. Pero entiendo que estos últimos años ha debido ser más consecuente y valiente, precisamente con esos mecanismos en los que había ido por delante. Es decir, hay que reconocer que se ha anticipado en muchas cosas, pero también hay que aplicarse las dosis de humildad suficiente para admitir que ese mérito debía haber dado mucho más de sí.
En esta misma línea, ¿le parece suficiente la consulta a la militancia que se está barajando para elegir la nueva dirección del partido?
Como corriente del PSOE, hemos insistido siempre en esta vía de un militante un voto, junto con otros sectores del partido. Es una fórmula de elección directa viable y que se puede realizar perfectamente. La participación de la militancia es fundamental.
Pero ¿es un sucedáneo para que pierdan sentido las primarias abiertas?
Dado que el congreso se ha adelantado, era necesario trasladar la lógica participativa de las primarias a este congreso. Si la vía es la consulta -que por cierto ya se propuso en el anterior congreso sin que fuera aceptada- debe hacerse con transparencia y con todas las garantías para que haya la máxima participación. Preferiría que hubiera un voto decisorio, pero dado que parece que hay dificultades por los estatutos, pues hay que intentar que tenga las máximas garantías. Incluso la cuestión de los avales debería flexibilizarse más.
Precisamente sobre esto último surgió un debate en el congreso regional que aupó a Susana Díaz, donde sólo ella pudo reunir los avales suficientes. La dirección del PSOE-A defiende ese cónclave como “modelo” para el convocado en julio. ¿Lo es para usted?
Uno de los problemas en las primarias del PSOE-A es que no se produjo una concurrencia de candidaturas y, por tanto, el procedimiento democrático no terminó de culminarse. Sería necesario, por ejemplo, que se hubieran aceptado las propuestas para que se permitieran avales por vía electrónica, que además habrían favorecido una identificación rigurosa de las personas que hubiera optado por esta vía. Y es incluso más fiable.
¿Qué papel debe jugar el PSOE-A en el congreso?
El PSOE-A llegará al congreso en una posición más airosa que otras federaciones, dados los resultados de las europeas, pero hay que tener en cuenta las condiciones de cada proceso electoral. En Andalucía se ha sacado una notable ventaja, no se puede negar, pero no se debe adoptar una posición arrogante al respecto, sino para beneficio del partido en su conjunto. Andalucía tiene también la experiencia de un gobierno de izquierdas, y todo eso se debe aportar. Pero también la federación debe ser más valiente en la defensa de la reforma federal para caminar hacia un estado plurinacional, por ejemplo. Hay que llevarlo a propuestas políticas desde la misma Andalucía.
¿Cree que las voces de la mayoría de los secretarios generales de las distintas federaciones decantándose por Susana Díaz han sido un intento de neutralizar la consulta?
Los de los secretarios generales, los llamados barones, pidiendo a Susana Díaz que dé el paso, me parece una manifestación excesiva por parte de estos compañeros. Creo que tendrían que haber insistido por lo menos con la misma fuerza en que hubiera concurrencia de candidaturas, que la participación fuera máxima, que se expresara la pluralidad... En lugar de insistir tanto en una propuesta que está sujeta a un debate colectivo en el seno del partido.
¿Cuál es el rival más complicado para usted: Susana Díaz o Eduardo Madina?
Primero tienen que presentarse y, para ello, deben valorar sus circunstancias. Susana Díaz tendrá que valorar muy seriamente la compatibilidad con la presidencia de Andalucía. Es una cuestión muy delicada que debe abordar con toda responsabilidad. Con Eduardo Madina he compartido esa insistencia en que el proceso debe tener la máxima transparencia y participación. Puede representar muy bien ciertas opciones en el partido. Se trata de ver que, si llegado el momento, tiene avales suficientes.
Pero la clave no puede estar sólo en tener un nuevo líder, no?
Estamos en un momento muy delicado, donde hay que ofrecer un proyecto de reconstrucción ideológica del partido, tanto a nivel nacional como por ejemplo en la Unión Europea, porque el perfil de ésta ha quedado muy desdibujado tras las últimas europeas, como se ha visto en ese mayor distanciamiento norte sur. Hay que ir hacia un debate de ideas del que parece que nuestro partido está muy necesitado.
¿Incluso a pesar de esa conferencia política de hace unos meses?
La conferencia política hubo propuestas interesantísimas y es muy aprovechable. Es cierto que habría que haber abordado como cuestión importante el federalismo que debe proponer el PSOE, pero sin embargo ese tema no entró en el orden del día. Lo que falta es un proyecto que haga eso creíble como alternativa para la ciudadanía. La mera yuxtaposición de propuestas no permite transmitir un mensaje creíble. Y aparte, está la necesaria renovación del partido en sus mecanismos y en sus dirigentes. Si se reconoce que ha habido errores, no es cuestión de quedarse en el lamento, sino que hay que sacar conclusiones, como en lo mencionado del artículo 135. Hay que ser valientes en las propuestas que hagamos.