En una conversación con el escritor y periodista Juan José Téllez (Algeciras, 1958) pueden hacer acto de presencia Federico García Lorca, Mariano Rajoy o Darth Vader. Incluso la gestión de la crisis del ébola y otras como la cultural o la socioeconómica. O películas como Blade Runner, Rebelión en la granja o El silencio de los corderos… Al hilo de la publicación de su libro Yanitos. Viaje al corazón de Gibraltar (1713-2013), el también director del Centro Andaluz de las Letras da pinceladas al estado de sitio de un país envuelto en una aparente catarsis.
¿Qué virus aquejan a este trozo de mapa llamado España?
El peor virus que tenemos es la desmemoria. Guardamos una memoria que no responde a nuestro pasado sino al que nos han ido dibujando desde el poder. España es un país de encuentros, de mestizaje y nos presentan un croquis absolutamente ortodoxo. Nos han cambiado de imaginario y no nos damos cuenta.
Y la gestión de la crisis del ébola es…crisis del ébola
La gestión informativa del Gobierno, nefasta. Y la científica, manifiestamente mejorable. No por los profesionales de la salud, sino de aquellos que deciden cómo se afronta una crisis de este tipo. El Gobierno intenta corregir pero no sé hasta qué punto ya es tarde. Desde el punto de vista informativo esta crisis puede convertirse en el 11M de Rajoy.
¿Y la cultura del 'balones fuera'?
Este país se está llenando de errores humanos, todo se explica así. En el accidente ferroviario de Galicia el único que se sienta en el banquillo es el maquinista, en este caso se intenta criminalizar piadosamente a la enfermera, apuntar todas las culpas hacia ella. El responsable de Salud de la Comunidad de Madrid intenta caricaturizarla... Hay que investigar de manera más seria.
¿Tiene la oligarquía patria la sociedad que merece?
La ciudadanía no se crea de la noche a la mañana. El sentido ciudadano de la gente se desactiva durante décadas para convertirlos en contribuyentes, electores, clientes, votantes… El imaginario conservador instalado en la sociedad española debe sustituirse por el progresista que reinaba, a pesar del franquismo, en la última etapa de la dictadura o durante la primera de la Transición.
¿Una segunda Transición? ¿Qué fue de la primera?
La primera fue como fue. Ahora tenemos que analizar, como en el caso del ébola, los fallos en el protocolo para evitar esos errores en la segunda. La Constitución actual está agotada pero no sé cómo puede reformarse cuando el país está en muchos asuntos polarizado.
¿La Memoria Histórica es necesaria?
El buque fantasma de España es el yate Azor, Franco sigue a bordo y está atracado en Fuengirola. El franquismo sigue instalado entre nosotros. Nos acostumbramos a callar y lo seguimos haciendo casi 40 años después de la muerte del dictador. Es un caso insólito. Seguimos fosilizados en el olvido. Existió el terror de Estado, un plan preconcebido para intentar acabar con la rebeldía de este país y, visto lo visto, parece que tuvieron éxito.
Como contador de historias, ¿conoce alguna en que el rebaño muerda al perro pastor?
Hay una película maravillosa que es Blade Runner, cuyo título en inglés es ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (traducción de Do androids dream of electric sheep?). Los corderos a veces rompen el silencio sin necesidad de convertirse en caníbales como en aquella otra memorable película. La Rebelión en la granja es posible. Y sobre todo deseable.
¿Ve a la sociedad española inmersa en una catarsis?
Vamos a una forma de democracia aparente bajo el imperio de los lobbys. Que cada vez vote menos gente y haya un sinfín de escépticos. Estamos en una encrucijada en que hay posibilidad de esperanza, utopía y transformación sensata de nuestra democracia. Factible, pero no por mucho tiempo. Es una bomba de relojería y va a estallarnos en la cara.
Mientras, la exclusión social es una mancha de aceite que se extiende.
La miseria es el virus que más se ha extendido en este país en las últimas décadas. Los informes sobre la pobreza se han desbocado. En España son compatibles tarjetas negras con sumas millonarias y la negativa en rotundo de una renta básica para los que no tienen nada y, como diría Federico García Lorca, hasta la tranquilidad de la nada se les niega.
Y de la crisis cultural, ¿qué culpa atañe a las instituciones?
Hay muchas y distintas actitudes de las administraciones, algunas agresivas que provocan una crisis brutal en nuestra industria y otras más discutibles. Se considera gasto cultural lo que es sencillamente inversión. Son actos de hostigamiento con un sector especialmente crítico con todos los poderes.
Cuando aceptó la dirección del Centro Andaluz de las Letras, ¿hubo quien rasgó sus vestiduras o temió una caída al 'lado oscuro'?
Era una decisión complicada, pero de momento nadie me ha pedido que jure lealtad a Darth Vader. Me contrataron para hacer un trabajo y sigo haciéndolo. Tengo más independencia que presupuesto, eso sí. ¿Terminarán acostumbrándose a que el presupuesto pueda reducirse y las actividades no? Es la duda de Hamlet que me acongoja.
¿Qué le diría a quién piense jugarse los cuartos con esto de las letras?
Escribir por el momento es gratis. Y pensar debería serlo. Se puede escribir hasta en las puertas de los servicios públicos, de la autoedición, de un blog perdido en la red… Me gustaría que en este país la profesión de escritor fuera una profesión, aunque ni siquiera lo fue antes de la crisis. Pero tenemos un arma secreta formidable y que no admite recortes: la imaginación.
Y todo envuelve a gente corriente, como cuenta en su libro Yanitos. Viaje al corazón de Gibraltar (1713-2013).Yanitos. Viaje al corazón de Gibraltar (1713-2013)
Gibraltar es una especie de encrucijada donde están presentes gran parte de las culturas que hicieron posible España. Gente fronteriza, de un lado y otro de la verja, que a lo largo de 300 años han pagado el pato de un contencioso histórico entre España y el Reino Unido. El libro es un homenaje a esos supervivientes de una frontera difusa en la que los intereses de los imperios y de los estados parecen asfixiar la pequeña vida diaria de quien lo habita.