A falta de unos días para comenzar el curso, la composición de la plantilla docente de los conservatorios de música de Andalucía se asemeja a una orquesta desafinada, en la que la sección de viento estuviese fuera de sitio, el concertino no supiese bien donde colocarse y el director hubiese quedado relegado al fondo del escenario.
Al formidable embudo generado tras más de 20 años sin oposiciones se ha añadido una solución transitoria que ha agitado las plantillas. Decenas de profesores con hasta 25 años de experiencia docente y amplio bagaje artístico pueden pasar de enseñar en el Conservatorio Superior a dar clase a chavales de 13 ó 14 años. “De descomponer a Mozart a enseñar quién es Mozart”, dice alguno. Sus plazas las ocuparán interinos, muchos sin experiencia docente. Las fuentes cifran que el “desmantelamiento” en los últimos dos años podría afectar en torno al 50% del profesorado de los conservatorios superiores.
Para entender este embrollo hay que remontarse a 1992, cuando se celebraron las últimas oposiciones en los conservatorios superiores de Andalucía, hasta la convocatoria de acceso (concurso de méritos) de 2017. Durante este tiempo, la Junta de Andalucía se valió de funcionarios profesores de Conservatorio de Grado medio para nutrirse de docentes en el Superior, en un número cada vez mayor por las jubilaciones de catedráticos. Para ello, se ha servido de la figura laboral de la comisión de servicios: el profesor conservaba su plaza en el grado medio ganada en oposición, pero daba clase en el Superior en comisión de servicios.
Pérdida de derechos laborales y plazas
El resultado es que las plantillas de los Conservatorios Superiores están dotadas de un número escaso de catedráticos numerarios (titulares de su plaza por oposición), y el resto de plazas deben seguir cubriéndose de manera transitoria hasta una convocatoria de oposiciones que la Junta de Andalucía anuncia ahora para 2020. Según la Consejería, unos 150 de una plantilla de 500 docentes son funcionarios titulares de su plaza.
Hasta ahora, las vacantes se cubrían mayoritariamente por funcionarios profesores de grado medio en comisión de servicios, pero el año pasado se cambió el método, y la Consejería empezó a recurrir a una bolsa de interinos creada en septiembre de 2018. Además, añadió un requisito, alegando motivos jurídicos: si los profesores veteranos hasta ahora en comisión de servicios quieren seguir dando las clases en el Superior deben renunciar previamente a su plaza en el grado medio y acreditar su capacidad docente, para lo que sólo sirve un doctorado o un máster que sólo imparten algunas universidades privadas.
De repente, este colectivo “se ve vilipendiado”, según Valentín Sánchez, secretario de la Asociación de Profesores Superiores de Música de AndalucíaAsociación de Profesores Superiores de Música de Andalucía. “Sin previo aviso se les exige requisitos que en ningún momento habían sido necesarios, como el máster [el Tribunal Constitucional ha admitido un recurso al respecto] o ser doctor”. “La Consejería dice que quien quiera dar clase en el Superior tiene que ser del cuerpo de interinos de catedráticos, perdiendo derechos laborales y destino. Es una barbaridad”, añade. Para la Consejería de Educación, se trata de “una colocación abierta con funcionarios que voluntariamente piden excedencia, más los interinos por el cauce habitual”. Pero hay pocos dispuestos a pedir la excedencia si implica esa pérdida de derechos.
El resultado ha sido una desbandada de los profesores con más experiencia, que han vuelto a sus plazas y han sido sustituidos en el Superior por interinos que apenas hace unos años eran sus alumnos. Encarnación de la Chica, de FEsP UGT MálagaFEsP UGT Málaga, lo califica de “desperdicio humano” para las enseñanzas superiores: “Estás formando 20 años a un profesor, y lo largas para poner a alguien sin experiencia”.
Despreciados por la administración
A las puertas del nuevo curso, muchos se sienten despreciados por la Administración autonómica. Entre los afectados hay prestigiosos profesionales con trayectorias trufadas de conciertos y recitales, estudios de perfeccionamiento y formación con maestros internacionales. Hay casos de profesores que han establecido en su centro la asignatura que impartían y ahora se ven desplazados por sus ex-alumnos.
Después de 15 años como profesor de composición y análisis en el Conservatorio Superior de Málaga, Diego Pereira debería volver este año a su plaza en el grado medio. “Si me sustituyera una eminencia, alguien con reconocido prestigio, bien; pero es que el hecho de que la ocupe un interino no garantiza la calidad del sistema: no ha aprobado unas oposiciones como yo, ni pasado por una prueba con los catedráticos como pasé yo”, lamenta.
René Martín pasará del Superior, donde llevaba 25 años impartiendo oboe, al conservatorio de grado medio Martín Tenllado. Pasará de enseñar las composiciones más refinadas a cómo colocar el instrumento en la boca. “De gente de 18 años a niños de 8”, explica.
Sonia Carillo, profesora de acompañamiento vocal e instrumental, imparte clases en el Superior de Málaga desde 2003, aunque tiene su plaza en un conservatorio de grado medio de Fuengirola. En su currículum hay cuatro títulos superiores (piano, violín, música de cámara y lenguaje musical), una tesis doctoral, conciertos, varios idiomas y la coordinación del departamento de relaciones internacionales en Málaga desde 2006. “¿Qué más tengo que hacer?”. Si renunciara a su plaza en el Medio, podría verse finalmente sin trabajo y sin derecho a paro por haber renunciado voluntariamente, esperando un destino en cualquier punto de Andalucía.
Una experiencia ignorada
El sistema tiene además un matiz perverso, que ha terminado de enervar a muchos. El baremo de la bolsa de interinidad no concede puntos por la experiencia de estos docentes en el Superior, porque trabajaban en comisión de servicios perteneciendo a un cuerpo distinto. A estos efectos, es como si no hubiesen trabajado. “¿Dónde se supone que hemos estado este tiempo?”, se pregunta Carillo. “En todos los cuerpos que conozco siempre se valora más tener una oposición y una experiencia laboral, y ahora resulta que no, que están más valorados quienes no han trabajado nunca y no tienen oposición alguna. Clama al cielo”.
Además, la bolsa obvia los méritos artísticos, de modo que ha igualado a jóvenes de trayectoria profesional escasa o nula con docentes con décadas de experiencia. “Es alucinante que en una rama superior pongas a ocupar una cátedra a alumnos que han terminado hace tres años y no han dado una hora de clase, y que el profesorado de 25 años esté en la calle porque la ”legalidad obliga“. Creemos que había otras posibilidades”, clama Valentín Sánchez. Además, se produce un efecto en cadena, porque al recuperar su plaza, los profesores del Superior desplazan a quienes les habían sustituido en el Grado Medio.
Para completar la escena, un rocambolesco giro en los últimos días de septiembre ha devuelto al superior a algunos de los potenciales afectados. Es el caso de Pereira y Carillo: como su materia es muy concreta, no ha habido interinos para cubrirla, de modo que la Consejería se ha visto obligada a abrir una convocatoria especial para “puestos específicos”. Y a diferencia de lo que ocurría en junio, ya no exige la renuncia a la plaza. Sin embargo, es probable que estos especialistas tengan que cambiar de asignatura, porque entran después de los interinos. “Es irrisorio”, zanja Carillo.
Una enseñanza superior con organización de secundaria
Javier Imbroda, consejero de Educación, admitió ante el Parlamento el pasado 11 de septiembre que hay un “problema con el equipo docente” de los Conservatorios Superiores, que achaca a los años sin convocatoria de oposiciones.
En respuesta a eldiario.es/Andalucía, la Consejería insiste: el sistema de comisiones de servicios es ilegal. Además, anuncia una oposición “amplia” para 2020, en la que quienes acumulen experiencia puedan acceder por méritos. El objetivo, explican, es que haya una plantilla de funcionarios “razonable”. La semana que viene se reunirá nuevamente la mesa sectorial.
Sin embargo, los profesores consultados lamentan que la solución supuestamente transitoria sea a costa de profesores reconocidos con el resultado de un empobrecimiento de las plantillas, y señalan un problema de base: “Estamos en un limbo: se oferta un grado superior regulado con créditos europeos, con un régimen de organización de instituto de secundaria”, dice Sánchez. El sistema provoca que cada año se repitan problemas de cobertura de plaza, que haya alumnos que no puedan evaluarse o que “se les regale la asignatura porque no había profesor”.
“La música está abandonada, pero nos dicen que, si hay vías de infantil sin arreglar, no se pueden dedicar a la música. Esa excusa me parece de malo en tu puesto de trabajo”, lamenta René Martín. Otros, como Sonia Carillo, creen que al final tanto desbarajuste acabará poniendo en riesgo la continuidad de los centros superiores, y provocará que los alumnos, visto el panorama, se marchen con la música a otra parte.