El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.
La Alhambra de Granada, un enclave histórico (y biodiverso)
En el ritmo acelerado de desarrollo urbano que caracteriza nuestro tiempo, las ciudades emergen y crecen a un ritmo vertiginoso, transformando el paisaje a su paso. Sin embargo, este progreso no viene sin consecuencias. En la literatura son numerosos los estudios que reportan cómo la expansión de los núcleos urbanos ha llevado consigo una fragmentación alarmante de hábitats naturales y una pérdida significativa de diversidad biológica. A medida que las ciudades se expanden, los ecosistemas naturales que una vez prosperaron en estos lugares se ven amenazados, dejando a su paso un rastro de degradación ambiental y pérdida de biodiversidad.
En el extremo opuesto, estudios recientes sugieren que los ambientes urbanos pueden acoger una alta diversidad, tanto de especies nativas, como exóticas y que, incluso pueden sobrepasar en riqueza de especies a las zonas rurales cercanas, sobre todo según la calidad de los espacios verdes incluidos en ellos. En las últimas décadas, se está poniendo más de manifiesto cómo las áreas verdes que adornan nuestras ciudades no solo ofrecen un respiro bienvenido del ajetreo urbano, sino que también pueden jugar un papel vital en el mantenimiento de la biodiversidad. Estos oasis naturales no solo son hogar de una gran variedad de seres vivos, sino que también desempeñan un papel crucial en la preservación de la diversidad genética y la conectividad ecológica. Desde bosques y grandes parques hasta jardines comunitarios, estas áreas verdes no solo benefician a la vida silvestre, sino que también mejoran la calidad del aire, el agua y el bienestar humano en nuestras ciudades.
Imagina por un momento que tienes la oportunidad de visitar la que un día fue la capital del reino nazarí: Granada. Y que, durante tu estancia en dicha ciudad, después de haberte maravillado con los Palacios Nazaríes, la Alcazaba, el Palacio del Generalife y sus maravillosos jardines, decides salir del entorno monumental de la Alhambra en su conjunto, pasando por los bosques que la rodean hasta volver al centro de la ciudad. Al terminar la travesía caes en la cuenta de que paseaste por un conjunto de espacios naturales y artificiales que han tenido una historia común, representando un espacio urbanizado y naturalizado que forma parte de la ciudad de Granada. La sensación de conexión con la naturaleza ha sido fascinante, como también lo es la integración de los elementos naturales dentro del espacio urbano.
Para evaluar la biodiversidad que engloba estos ecosistemas urbanos, las aves e insectos son los dos grupos animales más utilizados en este tipo de estudios
El conjunto monumental de la Alhambra encierra una agrupación de espacios entre los que encontramos diversos tipos de jardines, algunos de ellos medievales, y los bosques más frondosos y diversos con casi seis siglos de antigüedad, que la ciudad de Granada ha mantenido hasta la actualidad. Todo ello nos hace preguntarnos: ¿hasta qué punto un enclave histórico de esta índole puede resultar a la vez biodiverso? Pues bien, un equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana y la Universidad de Granada parece haber encontrado respuesta a la pregunta, poniendo de manifiesto el buen estado de conservación de los bosques del recinto de la Alhambra, especialmente el bosque de San Pedro, situado en la margen norte, entre las murallas del recinto histórico y el arroyo del Darro.
Para evaluar la biodiversidad que engloba estos ecosistemas urbanos, las aves e insectos son los dos grupos animales más utilizados en este tipo de estudios. De entre los insectos, características como: la gran abundancia, riqueza de especies, diversidad ecológica y lo accesible de su identificación y manejo, hacen de las hormigas un grupo modelo. Las hormigas como indicadores de la salud de los ecosistemas o bioindicadores, permitiendo utilizarlas para monitorear los cambios en los ecosistemas producidos por las perturbaciones. En el citado trabajo, los investigadores estudiaron las comunidades de hormigas que viven en las zonas ajardinadas, urbanizadas y los bosques del conjunto monumental de la Alhambra de Granada.
Los investigadores encontraron que la Alhambra de Granada alberga una comunidad de hormigas compuesta por veintiséis especies diferentes, entre las que se encuentran algunas propias de bosques y árboles maduros, y otras relacionadas con ambientes degradados, entre ellas una especie invasora. La diferente proporción de unas u otras especies es indicativo del grado de estabilidad o de alteración de los ecosistemas. El bosque de San Pedro, el cual rodea la Alhambra por el norte, resultó ser el lugar que recogió un mayor número de especies de hormigas en comparación con el resto de lugares tenidos en cuenta. Además, este bosque presentaba el mayor porcentaje de especies de hormigas que indicaban que el lugar era estable, maduro y frondoso, lo cual no sería de extrañar sabiendo que el origen de dicho bosque se remonta al reinado del sultán Muley-Hacen, hace unos 600 años, habiendo permanecido -al menos hasta que se llevó a cabo el estudio- bastante inalterado y con el acceso restringido.
Los jardines y huertos, la mayor parte de los cuales permanecen en el lugar original, en algunos casos durante varios siglos, mantenían una comunidad de hormigas propia de ambientes abiertos, soleados, pero estables
Por otro lado, los jardines y huertos, la mayor parte de los cuales permanecen en el lugar original, en algunos casos durante varios siglos, mantenían una comunidad de hormigas propia de ambientes abiertos, soleados, pero estables. De hecho, la única especie invasora que encontraron en el recinto monumental es la hormiga “argentina” (Linepithema humile), especialmente abundante en la zona de las taquillas y aparcamientos -mira por donde las zonas más alteradas y degradadas-, siendo escasa o inexistente en el resto de los ambientes del conjunto de la Alhambra.
Quién nos iba a decir que un lugar con tanta historia fuera a la vez tan diverso, al menos en lo que a especies de hormigas se refiere. De la misma manera, sería deseable que se diera a conocer a la ciudadanía la diversidad en otros grupos animales (aves, mamíferos, mariposas, escarabajos, etc.). Esto mismo, ayudaría a valorar más aún estas masas forestales, justificando el mantenimiento de los jardines y bosques urbanos lo menos alterados posible ya que, cada vez más, estos bosques son un formidable complemento natural para una ciudad y un sector de la ciudad especialmente abigarrado y cada vez más transitado. Su conexión con otras áreas verdes, como son el bosque de ribera del río Darro y el Parque Periurbano de la Dehesa del Generalife, puede asegurar su permanencia como puente de conexión natural entre la ciudad y el entorno silvestre, algo especialmente importante para los bosques ubicados en los espacios urbanos, evitando así su aislamiento y fragmentación y convirtiéndose en reserva de especies nativas en el propio medio urbano y a su vez en una barrera contra las especies invasoras.
Enlace a la publicación: https://www.entomologica.es/publicaciones-boletin/art2012
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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.
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