El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.
¿Por qué nos atraen tanto los alimentos ultraprocesados?
Si preguntamos a cualquier persona por qué le gustan los sabores dulces, nos dirá que es porque están ricos. Pero eso realmente no responde a la pregunta, sino que es una falacia de causalidad inversa: los sabores dulces están ricos porque nos gustan. Como dice Dan Dennett en esta charla TED, lo mismo podría aplicarse a la atracción de los hombres por las formas redondeadas del cuerpo femenino. Es decir, a los hombres nos gustan las mujeres con curvas porque nos resultan más atractivas. Quedamos encerrados en el falso silogismo.
Siguiendo el mismo tipo de razonamiento, a los humanos nos gustan los bebés porque son adorables. Según Dennett, en realidad nos gustan los bebés porque nos tienen que gustar. Dicho de otro modo, si no nos parecieran adorables, los descuidaríamos y podrían morir, y eso la especie humana no se lo puede permitir. De la misma forma, nos gustan los alimentos dulces o con grasa porque tienen un elevado contenido energético, necesario para nutrirnos. Para nuestros ancestros, estos nutrientes eran difíciles de conseguir en la naturaleza, así que desarrollaron una gran atracción hacia ellos.
Esa atracción está basada en sistemas de recompensas a través de neurotransmisores y hormonas, que responden a gratificaciones naturales de supervivencia para mantenerse vivo. La finalidad es que queramos repetir la experiencia porque probablemente sea indispensable para nuestra supervivencia o la de la especie. De forma muy simplificada, cuando se produce un estímulo atractivo, el cerebro libera sustancias que nos causan placer (endorfinas), deseo (dopamina) o mejora nuestras relaciones sociales, incluido el sexo (oxitocina).
Pero hay una tercera pregunta, ¿por qué cuanto más dulce es un alimento más nos atrae? Si dependiera solamente del aporte energético necesario para la supervivencia, nos debería atraer lo mismo una fruta que un pastel de chocolate, pero no es así. La respuesta la tienen los estímulos supernormales. Se denominan así a los estímulos artificiales que provocan una respuesta igual o superior a los naturales. Afectan sobre todo a nuestros instintos más primarios, como la alimentación y la reproducción.
Este concepto fue planteado en los años cincuenta por Nikolaas Tinbergen, etólogo neerlandés. Tinbergen tenía en su laboratorio una pecera con peces espinosos al lado de la ventana. Los machos de estos animales son muy agresivos entre sí durante la época de celo, pero los de la pecera de la ventana se ponían frenéticos cuando por la calle pasaba el camión de correos. Ese camión era de color rojo, el mismo color de la barriga de los peces espinosos macho. Así que Tinbergen pensó que los peces distinguían a otros machos por el color de la barriga y los atacaban. Para demostrar su hipótesis, introdujo en el acuario peces de madera con la barriga roja. Aunque los peces tenían diferentes formas, los machos los atacaban al ver el color rojo. Podéis ver una reproducción del experimento en este vídeo. A ese estímulo artificial que da lugar a una respuesta instintiva, Tinbergen lo llamó estímulo supernormal.
Pero la evidencia más insólita de este concepto es la del escarabajo Julodimorpha bakewelli, que estuvo a punto de extinguirse en Australia.
Los machos de estos escarabajos se sienten atraídos por las hembras, que son más grandes, marrones, brillantes y tienen unos hoyuelos en el caparazón. Pero de repente, estos machos se sentían atraídos por unos objetos que cumplían con esos requisitos, pero que eran mucho más grandes… botellas de cerveza. Los escarabajos encontraban esas botellas tiradas en el suelo e intentaban copular, olvidándose de las hembras. Y lo hacían hasta morir. Mirad el vídeo. Al final, la empresa cervecera tuvo que cambiar el diseño de las botellas para evitar la extinción del escarabajo.
En los humanos también funciona la estimulación supernatural. Por esa razón, muchos se excitan sexualmente con dibujos animados. De hecho, la pornografía podría considerarse una estimulación supernatural de la reproducción. En nuestros días, el marketing se encarga de encontrar la forma de superestimularnos para que instintivamente nos sintamos atraídos por los productos que quieren vender. Los alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares, grasas y sal, serían también un ejemplo de estimulación supernatural. Estos alimentos están diseñados específicamente para ser más atractivos que los naturales y provocar una respuesta placentera mucho mayor, facilitando el desarrollo de conductas adictivas.
Si preguntamos a cualquier persona por qué le gustan los sabores dulces, nos dirá que es porque están ricos. Pero eso realmente no responde a la pregunta, sino que es una falacia de causalidad inversa: los sabores dulces están ricos porque nos gustan. Como dice Dan Dennett en esta charla TED, lo mismo podría aplicarse a la atracción de los hombres por las formas redondeadas del cuerpo femenino. Es decir, a los hombres nos gustan las mujeres con curvas porque nos resultan más atractivas. Quedamos encerrados en el falso silogismo.
Siguiendo el mismo tipo de razonamiento, a los humanos nos gustan los bebés porque son adorables. Según Dennett, en realidad nos gustan los bebés porque nos tienen que gustar. Dicho de otro modo, si no nos parecieran adorables, los descuidaríamos y podrían morir, y eso la especie humana no se lo puede permitir. De la misma forma, nos gustan los alimentos dulces o con grasa porque tienen un elevado contenido energético, necesario para nutrirnos. Para nuestros ancestros, estos nutrientes eran difíciles de conseguir en la naturaleza, así que desarrollaron una gran atracción hacia ellos.