El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.
El cartero que llamó tres veces o el éxito comercial del aguacate Hass
En ciencia, se conoce como serendipia a un descubrimiento casual cuando se estaba buscando otra cosa distinta. Hay muchos ejemplos, pero quizás el más conocido sea el de la penicilina. Lo que no hay nombre es para los descubrimientos que no se buscan y que no se sabe en qué consisten.
En 1925, Rudolf Hass, un vendedor puerta a puerta de calcetines y corbatas, que acaba de encontrar un trabajo como cartero en Pasadena, vio un anuncio en una revista con un árbol de aguacate del que colgaban dólares. California estaba inmersa en su particular fiebre de oro verde, con el aguacate hasta un dólar la pieza, y él, con su sueldo de 25 céntimos la hora, pensó que estaba ante la oportunidad de su vida.
Con el dinero que tenía ahorrado y un préstamo de su hermana Ida, compró acre y medio (algo más de media hectárea) de terreno plantado con algunos aguacates al parecer de la variedad Fuerte en La Habra Heights. Para plantar el resto de la propiedad, buscó la ayuda de un injertador profesional, el Sr. Caulkins, que le recomendó que comprara semillas a un conocido viverista, Albert R. Rideout, un apasionado defensor del aguacate, muy dado a experimentar con variedades. Así fue como Hass hizo sus plantas siguiendo el consejo de poner tres semillas juntas, lo que hace imposible saber ahora de donde procedían los aguacates, y en la primavera de 1926, justo hace ahora 90 años, hizo su plantación de aguacates.
Un nuevo aguacate
Caulkins injertó los aguacates con púas de árboles presentes en la finca y en todos el injerto fue exitoso, menos en tres árboles, al año siguiente reinjertó y sólo quedó un árbol con problemas, Caulkins volvió al año siguiente cuando Hass estaba decidido a cortar el árbol, pero lo convenció de que lo dejara para ver qué pasaba, porque el árbol estaba creciendo con vigor. El árbol empezó a dar una fruta que no gustaba a Hass, que se negaba a probarlo por su aspecto, hasta que lo convencieron sus propios hijos. Convencido ya de las posibilidades de este aguacate, empezó a venderlo entre compañeros de trabajo y en supermercados de Pasadena.
En 1935, Hass decidió patentar su variedad de aguacate con su nombre, y llegó a un acuerdo con un viverista de Whittier, Harold Brokaw, por el que Hass recibía el 25% de las ventas de plantas durante 17 años, un dólar por planta. La falta de control sobre la propagación de la variedad y el predominio en aquellos años del aguacate Fuerte, hicieron que, según Charles Hass, hijo de Rudolph, la patente dejara a su padre sólo 4.000 dólares. Rudolph Hass llegó a ver expirada la patente justo poco antes de su muerte en 1952. Su esposa Elizabeth le sobrevivió hasta 1997, dependiendo de la pensión de viudedad por el trabajo como cartero de su marido.
En aquella época, y hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, la variedad de referencia en aguacate era ‘Fuerte’, que produce frutos de piel lisa y color verde al madurar, por lo que no era fácil introducir este nuevo aguacate en el mercado. La introducción de la nueva variedad en el mercado fue lenta hasta que se realizó una fuerte campaña de marketing que finalmente consiguió cambiar la percepción del aguacate de un fruto de color verde y de piel lisa a un fruto de color negro y de piel rugosa.
Así, en 1957 aproximadamente un 15% de los árboles de aguacate plantados en California eran de la variedad Hass, mientras que no fue hasta 1972 en que la producción total de ‘Hass’ en California superó a la de ‘Fuerte’. Actualmente ‘Hass’ supone más del 90% de la producción de aguacate en California y es la variedad de referencia a nivel mundial. El árbol original de ‘Hass’ murió en el año 2002 probablemente debido a infección por Phytophthora a los 76 años de vida.
Sin embargo, este éxito póstumo de Rudolph Hass puede, como una ironía del destino, complicar el futuro del aguacate en California en donde cada vez hay más voces que alertan del peligro de la apuesta por parte de los comercializadores de aguacate a nivel mundial por una única variedad, lo que es un caso prácticamente único en los cultivos frutales y hace difícil para el consumidor distinguir el producto local del importado.
Agucacates en España
Al igual que en California, nosotros también podemos producir aguacates en España durante todo el año con una combinación óptima de una serie de variedades pero actualmente los productores españoles producen ‘Hass’ durante unos pocos meses (cada vez durante menos meses) y el resto del año las empresas comercializadoras, para garantizar una continuidad de suministro a sus clientes, importan ‘Hass’ de países terceros para reexportarlos al mercado europeo.
Además del riesgo de entrada de plagas y enfermedades presentes en otros países, a la larga esta estrategia podría ser un problema para nuestros productores, ya que cada vez hay más competencia en los mercados europeos y nuestros costes de producción son relativamente altos por la orografía de la zona y unos rendimientos algo inferiores a los de zonas con climatología más adaptadas a las necesidades del aguacate. A esto hay que añadir el riesgo de depender de una única variedad que hace que un cultivo sea extremadamente vulnerable a plagas o enfermedades que afecten específicamente a esa variedad.
Evidentemente el apoyo a otras variedades complementarias a ‘Hass’ necesitaría una importante labor de promoción entre los consumidores, que, de manera mayoritaria, ya se han acostumbrado a identificar el aguacate con las características típicas de ‘Hass’. Pero eso, precisamente, fue lo que hizo que ‘Hass’ desbancara a ‘Fuerte’ como la variedad de referencia a nivel mundial.
En ciencia, se conoce como serendipia a un descubrimiento casual cuando se estaba buscando otra cosa distinta. Hay muchos ejemplos, pero quizás el más conocido sea el de la penicilina. Lo que no hay nombre es para los descubrimientos que no se buscan y que no se sabe en qué consisten.
En 1925, Rudolf Hass, un vendedor puerta a puerta de calcetines y corbatas, que acaba de encontrar un trabajo como cartero en Pasadena, vio un anuncio en una revista con un árbol de aguacate del que colgaban dólares. California estaba inmersa en su particular fiebre de oro verde, con el aguacate hasta un dólar la pieza, y él, con su sueldo de 25 céntimos la hora, pensó que estaba ante la oportunidad de su vida.