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Una especie invasora... con una desventaja muy notable

Vanessa Céspedes

Estación Biológica de Doñana (EBD/CSIC) —

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Hace unos días la prensa publicó que un equipo del CSIC había descubierto que la especie invasora Trichocorixa verticalis presenta una respuesta inmune a la infección por parásitos más débil que las especies nativas y que se trata de un ejemplo raro en el que una especie invasora presenta una desventaja a la infección por parásitos en comparación con las especies nativas.

Pues bien, yo soy una de las autoras de esta investigación, realizada por un equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla, de la Universidad de Cádiz y de la Universidad de Leuven (Bélgica), que durante años hemos analizado la respuesta inmune de los barqueros de agua, insectos de la familia corixidae, al ectoparasitismo por ácaros acuáticos con el objetivo de determinar sus implicaciones en la competencia y en la invasión de la especie exótica Trichocorixa verticalis. La investigación ha sido publicada en el último número de la revista Biological Invasions.

Pero antes de nada voy a explicar que es la especie exótica Trichocorixa verticalis. Se conoce comúnmente como el barquero de agua, un bicho común de agua, miembro de la familia “Corixidae”. La orden “Hemiptera” se clasifica en más de 300 especies del barquero acuático. Se encuentran en un gran número en todo el mundo y se ven comúnmente en aguas fijas o corrientes como estanques, lagos, ríos, etc. Se supone que deben mantener sus burbujas de aire llenas para que puedan respirar bajo el agua ya que carecen de branquias como otros animales acuáticos. Les gusta volar con las luces artificiales iluminadas por la noche cerca de su residencia. Sus hábitos alimenticios, a veces, resultan útiles a medida que se alimentan de mosquitos y otros pequeños insectos peligrosos.

Dicho esto, nuestro estudio lanza resultados que podrían ayudar a entender por qué la especie invasora vive preferentemente en los humedales salinos y menos en aguas dulces. Trichocorixa verticalis mostró los valores basales más bajos de respuesta inmune de entre todas las especies de coríxidos estudiadas. En condiciones de alta salinidad, donde los parásitos son escasos, invertir en defensa inmune no sería ventajoso, ya que ésta resulta costosa para el huésped. Es decir, los resultados de este estudio ayudan a explicar por qué Trichocorixa verticalis tiene una preferencia por aguas salinas dónde el ectoparasitismo es menos importante.

Para el estudio, los barqueros de agua, concretamente Sigara lateralis, S. scripta, S. stagnalis, Corixa affinis y la invasora Trichocorixa verticalis, fueron recolectados en una de las Instalaciones Científicas y Técnicas (ICTS) gestionadas por el CSIC, la Reserva Biológica de Doñana, en Huelva y en Caracoles, en el entorno del Centro de Interpretación de José Antonio Valverde en Sevilla. Se tomaron tanto ejemplares sanos como infectados por los ectoparásitos de las especies Hydrachna skorikowi y Eylais infundibulifera y se realizaron infecciones controladas en el laboratorio para excluir otros factores estresantes que podrían afectar a la respuesta inmune.

Con el trabajo se determinó que las infecciones por ácaros disminuyen la función inmune de los tres géneros estudiados Sigara, Corixa y Trichocorixa, pero en mucho mayor medida para el caso de la especie invasora. Y aquí está lo interesante: los resultados de esta investigación proporcionan uno de los pocos ejemplos en los que los parásitos inmuno-suprimen al huésped invasor en mayor grado que a las especies nativas, lo que sugiere una desventaja competitiva para el invasor.

Mi colega Marta I. Sánchez, co-directora de mi tesis y autora senior del artículo recién publicado, añade a todo esto que “estudios eco-inmunológicos como el realizado pueden ayudar significativamente a comprender los mecanismos proximales implicados en las invasiones biológicas, ya que pequeñas fluctuaciones en la función inmune pueden implicar cambios importantes en la eficacia biológica de los organismos”. Hasta el momento, prosigue ella, “investigaciones que integren la influencia del ambiente (condiciones ambientales y parasitismo, por ejemplo) en la respuesta inmune de los organismos siguen siendo muy limitados en el campo de las invasiones biológicas”.

Referencia al artículo:

Céspedes V, Stoks R, Green AJ and Sánchez MI. “Eco-immunology of native and invasive water bugs in response to water mite parasites: insights from phenoloxidase activity” (DOI: 10.1007/s10530-019-01988-w)

Hace unos días la prensa publicó que un equipo del CSIC había descubierto que la especie invasora Trichocorixa verticalis presenta una respuesta inmune a la infección por parásitos más débil que las especies nativas y que se trata de un ejemplo raro en el que una especie invasora presenta una desventaja a la infección por parásitos en comparación con las especies nativas.

Pues bien, yo soy una de las autoras de esta investigación, realizada por un equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla, de la Universidad de Cádiz y de la Universidad de Leuven (Bélgica), que durante años hemos analizado la respuesta inmune de los barqueros de agua, insectos de la familia corixidae, al ectoparasitismo por ácaros acuáticos con el objetivo de determinar sus implicaciones en la competencia y en la invasión de la especie exótica Trichocorixa verticalis. La investigación ha sido publicada en el último número de la revista Biological Invasions.